Atletas embarazadas
Varias jugadoras de la Liga Superior hablan sobre los efectos en su juego tras un embarazo
JUNCOS. - El embarazo en las atletas va más allá de la inactividad que provoca; llega hasta un doble esfuerzo físico para regresar al juego y se extiende hasta la responsabilidad de ser madre-jugadora.
El voleibol está expuesto todos los años a los embarazos y sus consecuencias. Ahora más que nunca.
“Ahora como que se ve más. Todos los equipos de la Liga Superior pasan por esa situación”, opinó el dirigente de las Valencianas de Juncos en el Voleibol Superior, Quique Ruiz.
La central de 6'5'' de estatura de las Valencianas de Juncos, Sheila Ocasio, dio a luz en julio del 2011 y pasó la temporada de ese año acompañando a su equipo desde el banco.
La atleta de alto rendimiento estuvo inactiva de todo tipo de ejercicios hasta septiembre del 2011, dos meses luego del parto.
Dio a luz por cesárea, lo que le impidió darse prisa en su ‘rehabilitación’.
“No podía ni enderezar. La cicatriz más grande que había tenido antes fue en la rodilla”, dijo.
Aumentó de peso hasta 200 libras. Nunca había sostenido con sus rodillas tanto peso. Y tuvo que trabajar doble para rebajar y caer en forma.
“Hasta el caminar se me hacía difícil porque una se descuadra toda. El caminar en la trotadora se hacía raro. Llegó diciembre y el equipo comenzó a entrenar, pero no tenía permiso del médico para hacer abdominales porque esa área estaba bien débil”, recordó.
“Fue bien difícil. Aumenté 50 libras en el embarazo. Y se me hizo bien difícil”, agregó.
Tanto trabajo le dio recuperar la forma y la condición física que Ocasio piensa ahora que otro embarazo sería llamar al retiro del voleibol.
Pero hay voleibolistas que han dado a luz dos veces y ambas veces han regresado a la cancha. Glorimar Ortega, de las Changas de Naranjito, es una.
Otra es la compañera de equipo de Ocasio en las Valencianas, la esquina Millianett Mojica, quien sigue activa luego de dos embarazos.
Mojica dijo que logró los dos regresos a la cancha con mucha ayuda, sobretodo la de su señora madre, Milly Nassanet.
“La ayuda de mi mamá fue fundamental”, dijo sobre el tiempo que su madre le dedicó a sus hijos para que pudiera regresar a la cancha.
“Como esto es lo que a uno le gusta, una vuelve. Pero fue frustrante al principio porque tanto tiempo inactiva hace difícil el volver a entrenar, el regresar a pista, a hacer el cardio. Comienzas a practicar y te das cuenta que tus compañeras estuvieron activas en otras ligas. Necesitas la ayuda de tus compañeras y de la familia, todo el ánimo que te puedan dar”.
LUEGO DE DAR A LUZ. Tienen las jugadoras responsabilidades que cumplir no solamente para regresar a cancha, sino para cumplir una labor más importante: ser madre.
La compañera de equipo de Ocasio y Mojica, la central Yasary Castrodad es otra jugadora y madre y ésta a punto de concentrarse en ser madre.
Cuenta Castrodad que su hija pronto entrará a la escuela y que, por tanto, cerca también está su retiro del voleibol.
“Con mi hija en escuela en Miami yo no voy a seguir jugando. ¿Quién aguanta eso?”, dijo la cubana.
El dirigente de los equipos, como el de las Valencianas, también tiene que lidiar con los embarazos y sus consecuencias.
Además de trabajar individualmen- te con la jugadora posparto, porque las otras jugadoras necesitan otro tipo de entrenamiento, el dirigente también tiene que lidiar con las madres-jugadoras, como permitirle a las madres llevar a sus hijos a las prácticas y juegos.
“Uno tiene que hacer el ajuste porque uno también está trabajando con el ser humano. Hay que ser flexible y permitirlo”, dijo.