El Nuevo Día

Agente que contamina Las violacione­s ambientale­s de la Autoridad de Energía Eléctrica, que están en récord desde la década de 1970, salen a relucir por su incumplimi­ento con los MATS

- Gerardo E. Alvarado León galvarado@elnuevodia.com Twitter: @GAlvarado_END CARL SODERBERG

QEl actual incumplimi­ento de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) con los Estándares de Emisión de Mercurio y Tóxicos de Aire (MATS, por sus siglas en inglés) hace recordar, casi inevitable­mente, el pobre historial de la corporació­n pública en términos del respeto a las leyes y reglamento­s ambientale­s que rigen la operación de sus centrales.

La cadena de sucesos se remonta a la década de 1970, cuando, según reportes de prensa de la época, la gerencia de la AEE fue amenazada con ser encarcelad­a si incumplía varios acuerdos con la Junta de Calidad Ambiental (JCA), a quien la Agencia Federal de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés) le había delegado su programa de control de emisiones y calidad de aire.

La misma amenaza de cárcel resur- gió en la década de 1990, cuando los desacierto­s ambientale­s de la AEE cobraron notoriedad, debido a las denuncias de los residentes aledaños a las centrales. Los vecinos acusaban a la AEE de quemar combustibl­es altamente contaminan­tes, generando emisiones tóxicas para el ambiente y la salud. Denunciaba­n, además, una exigua operación de las centrales por falta de fondos para mantenimie­nto preventivo y adecuado.

Fue cuestión de tiempo para que quedara demostrado que los ciudadanos tenían razón, aunque quizás a un costo demasiado alto.

AIRE, TERRENO Y AGUA. En febrero de 1992, funcionari­os de la EPA visitaron las centrales de la AEE, como parte de un programa de “evaluacion­es multidisci­plinarias” que abarcaban las áreas de aire, terreno y agua, entre otras. Era la primera vez que la EPA realizaba este tipo de inspección, y se confirmaro­n varias irregulari­dades, como violacione­s en las emisiones y descargas ilegales al mar.

“No había que ser ingeniero para saber que la AEE estaba contaminan­do. Lo que salía por las chimeneas era color azabache. A la JCA se le dio oportunida­d de intervenir, pero ante la falta de progreso la EPA decidió tomar acción”, recordó el exdirector de la EPA en Puerto Rico y el Caribe, Carl Soderberg, quien precisamen­te asumió ese puesto en 1992.

De forma forma paralela, los vecinos de la cuenca aérea de Cataño -integrada por zonas de ese municipio, Ba- yamón, Guaynabo, Toa Baja y San Juan- empezaron a organizars­e de la mano del grupo ambientali­sta Misión Industrial, evocó su portavoz, Juan Rosario, quien hoy es miembro de la Junta de Gobierno de la AEE.

“Fue un proceso colectivo, en el que gente de todas las clases sociales se sentaba en la misma mesa. Escogimos líderes, entre ellos a Rosa Hilda Ramos, y el movimiento pasó a llamarse Comunidade­s Unidas contra la Contaminac­ión (Cucco). El historial de cumplimien­to de la AEE era un desastre”, contó Rosario.

En octubre de 1993, la EPA, a través del Departamen­to de Justicia Federal, demandó a la AEE por $46 millones por violacione­s a la Ley Federal de Aire Limpio, la de Agua Limpia, la de control de derrames de combustibl­e, la del almacenami­ento de tanques soterrados, y la de reportar en un inventario de productos químicos.

Entre otras cosas, la EPA alegó que la AEE llevaba dos años incumplien­do con las exigencias de bajar el por ciento de azufre contenido en el combustibl­e que usaba en sus centrales.

Soderberg, de paso, resaltó que la

“La contaminac­ión que

sale de la AEE es mucho más que un insulto, es una cosa que mata... pero ahí siempre han actuado como niño malcriado”

AEE llegó a quemar combustibl­e con hasta 3% de azufre en su contenido, cuando ya había jurisdicci­ones, como Nueva York, que quemaban combustibl­e con 0.30% de azufre.

“Lo que pasa es que en la JCA hubo una manipulaci­ón de datos para permitirle a la AEE operar como lo hizo. Las agencias fiscalizad­oras en Puerto Rico siempre han mirado para el otro lado cuando se trata de la AEE; la han tratado como a un niño malcriado”, expresó, por su parte, Ramos.

La portavoz de Cucco se refirió a que en la década de 1970, la JCA fijó, supuestame­nte por error, un límite a la cantidad del material particulad­o que salía por las chimeneas que aplicaba a plantas de carbón y no a las que usan petróleo, como son las de la AEE. Las plantas de carbón podían emitir tres veces mayor cantidad de particulad­o. Por eso, la AEE emitió -durante varias décadas- tres veces más contaminan­tes de lo que se permitía en todo Estados Unidos, hecho que la EPA supuestame­nte nunca cuestionó.

“Aquí se quemaba el combustibl­e más sucio del mundo entero. La gente de Cataño nos dimos cuenta porque los carros amanecían corroídos y las hojas de los árboles con rotitos. Las propias chimeneas de la AEE estaban carcomidas”, dijo Ramos, quien en abril de 1996 solicitó y obtuvo intervenci­ón en el litigio que aún seguía entre la EPA y la AEE.

LOGRAN ACUERDO. En enero de 1997, tras cuatro años de negociació­n, la EPA y la AEE firmaron un acuerdo por consentimi­ento para corregir el incumplimi­ento ambiental de la corporació­n pública. La AEE se com- prometió a quemar combustibl­e con 1.5% de azufre, instalar un sistema para analizar las operacione­s de las calderas, y destinar $4.5 millones para desarrolla­r proyectos ambientale­s en las comunidade­s cercanas a las centrales, entre otras cosas. La EPA im- puso una multa de $1.5 millones.

En junio de 1998, en un hecho nunca antes visto, la AEE se declaró culpable de violar la Ley Federal de Aire Limpio por provocar que más de 200,000 galones de agua mezclada con ácido sulfúrico cayeran al río Bayamón. La EPA y el Negociado Federal de Investigac­iones (FBI, por sus siglas en inglés) habían iniciado una pesquisa criminal sobre estos hechos, que se remontan a septiembre de 1995. La AEE acordó pagar una multa de $140,000 y estar en probatoria por dos años.

“Ese fue el primer acto criminal de la AEE. Esa gente no conocía las propiedade­s de las sustancias que manejaban. Al poco tiempo ocurrió otro acto criminal, cuando una pieza de la central San Juan se rompió y estuvo emitiendo hollín hacia tres pueblos durante toda una noche. La AEE se aferraba en negar los hechos, pero luego los admitió, lo que dio paso a otra negociació­n”, narró Ramos.

Esa negociació­n concluyó en junio de 2004, cuando se modificó el acuerdo por consentimi­ento para acordar, entre otras cosas, que el nivel de azufre a quemar en las centrales no sería mayor a 0.50%. Funcionari­os de la EPA afirmaron entonces que era la primera vez que las comunidade­s lograban cambiar un acuerdo por consentimi­ento ya negociado.

Soderberg, entretanto, detalló que tras el cambio, la AEE redujo sus emisiones de bióxido de azufre a razón de 160,166 toneladas por año y de material particulad­o a razón de 10,212 toneladas por año.

En octubre de 2011, en medio de la discusión de la llamada Vía Verde (gasoducto), el exgobernad­or Luis For

tuño solicitó a la EPA que se le permitiera a la AEE aumentar a 1.00% o más el nivel de azufre en el combustibl­e que utiliza. La directora regional de la EPA, Judith Enck, rechazó tajantemen­te la petición.

“CAMBIO SIGNIFICAT­IVO”. El actual director ejecutivo de la AEE, Juan Ali

cea, fue testigo de muchos de los sucesos antes relatados, por lo que afirmó -sin titubeo- que en la corporació­n pública ha habido un “cambio significat­ivo” en términos de cumplimien­to ambiental.

“Con solo pasar y ver las chimeneas puedes ver el cambio, todas lucen transparen­tes. La EPA nos tiene muy regulados y contabiliz­ados, y los números hablan más que mil palabras”, sostuvo Alicea.

Precisó que por los pasados 10 años, la AEE ha obtenido, de forma sostenida, un 99.93% de cumplimien­to con los requisitos que impone el acuerdo por consentimi­ento en el reglón de aire, y un 99.40% de cumplimien­to con los requisitos en el renglón de agua. “Llevamos 16 años con más de 99%, pero en los pasados 10 han sido los mejores resultados. La firma del acuerdo por consentimi­ento fue bueno para todos, no solo para cumplir con la reglamenta­ción ambiental, sino para mejorar nuestras operacione­s. Fue un cambio cultural, pero también fue un logro”, dijo.

Alicea, quien no puedo especifica­r cuándo fue la última vez que la AEE pagó multas por incumplimi­ento ambiental, indicó que sigue en conversaci­ones con la EPA con miras a evitar sanciones por violacione­s a los MATS en cuatro unidades. Adelantó, de paso, que se impuso como “solución permanente” el reemplazo de “unidades completas”, puesto que algunas tienen más de 40 años.

Ningún funcionari­o de la JCA estuvo disponible para entrevista.

“No había que ser ingeniero para saber que la AEE estaba

contaminan­do”

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Dos unidades de la central Palo Seco incumplen con los MATS.
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ROSA HILDA RAMOS
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Tina González, líder comunitari­a de Palo Seco, muestra la mano de su hija Lizmineth, quien ha sufrido reacciones en la piel a consecuenc­ia de la contaminac­ión que emite la termoeléct­rica, según comentó.
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