Ayuda mutua ante la depresión
QDesde que se casó muy joven, Antonia se dedicó a ser ama de casa y a criar sus hijos, sin tener mucho que decir en las decisiones familiares. A los 50 años, en su periodo de menopausia, se deprimió tanto que lloraba por cualquier cosa y sentía que había desperdiciado su vida.
Decidió buscar ayuda en grupos de apoyo social y sicológico y llegó a Recovery. De eso hacen 22 años y Antonia celebra que gracias a lo que ha aprendido en estas dos décadas dio el paso para aprender a guiar y viajó por primera vez en su vida. “Ahí fue que se empezó a escuchar mi posición” en la casa, contó Antonia durante una reunión del grupo de apoyo al que asiste en Bayamón. En las sesiones de autoayuda de salud mental, ha aprendido a tener seguridad en sí misma, a ejercer su derecho de tomar decisiones y a diferir de otras personas, entre otros asuntos.
Nurys A. Irizarry, recordó que fue muy vocal en organizaciones juveniles, que tenía un cargo de liderato y que viajó y participó de eventos multitudinarios. Pero con la llegada de sus hijos, comenzó a experimentar un temor exagerado que se tradujo en taquicardias y visitas al cardiólogo.
Mientras hablaba de su testimonio hizo el recuento de sus partos, contó que tuvo un aborto y que luego de este incidente se intensificó su ansiedad.
A través de un programa de televisión supo de Recovery y comenzó a ir, se convirtió en asistente de una de las líderes de grupo y, posteriormente, en líder. Decidió mantenerse frente a un grupo, dijo, porque quiso transmitir lo que había aprendido y que otros lograran superar sus dificultades, igual que ella lo había logrado.
El método Recovery, desarrollado por el neuropsiquiatra Abraham Low, se basa en reuniones semanales en las que los asistentes hacen lecturas de varios libros que ayudan al lector a identificar cómo reaccionan y qué sienten ante diversas situaciones de la vida diaria para ayudarlos a manejarlas. Luego de las lecturas, se comparten anécdotas sobre lo que les ha pasado durante la semana, cómo se sintieron y cómo manejaron la situación, según las herramientas que les da el programa, que se basan en pensamientos que tienen como fin cambiar la actitud ante los problemas y situaciones. Algunos de los asistentes llegaron al grupo porque se enteraron por la prensa y otros acuden como recomendación de un sicólogo.
SITUACIONES DEL DIARIO VIVIR. Antonia contó que se le perdieron los espejuelos en su casa y que tuvo “pensamientos perturbadores. Sentí que mi mente estaba fallando. Sentí
irritabilidad”, dijo la mujer de 72 años, para luego añadir “desamparo”. Contó que en ese momento utilizó las herramientas de Recovery para entender que a su edad no es extraño tener algún olvido. Aunque un olvido de ese tipo le ocurre a muchas personas, en el caso de Antonia existe el agravante de que su esposo tiene diagnóstico de Alzheimer y un episodio de falla de memoria a ella le provoca mayor temor.
Luego de su testimonio, los demás asistentes evaluaron la situación de Antonia, identificaron qué sentimiento ella experimentó, si temor o coraje, y buscaron pensamientos que se pueden aplicar al evento.
“Hay situaciones que van a pasar, lo importante es la actitud porque lo que podemos cambiar es la actitud hacia esa situación”, dijo Nurys.
Otra de las participantes contó un episodio en el que tuvo un encontronazo con una hija por el reclamo de mayor independencia por parte de esta. Reconoció que es difícil entender que los hijos crecen, reclaman su espacio y toman sus decisiones. Indicó que gracias a lo que aprendido en el año que lleva asistiendo a Recovery pudo contener su temperamento.
Asimismo, otra de las asistentes contó que su hijo no cumplió con una petición que le hizo para que la acompañara a una actividad. “Uno espera que los hijos hagan ciertas cosas. Para otra gente, él está. Pero para mí no”, lamentó la mujer. Dijo que se sintió rechazada y no amada, y experimentó malestar físico con dolor en el pecho y de cabeza. Sobre su respuesta, dijo que trató de minimizar el sentimiento de rechazo.
Por su parte, David celebró que después de muchos años de posponer una cirugía del tabique de la nariz logró vencer su temor y se sometió a la intervención. “Llevaba años con eso y no había dado el paso”, contó. El hombre dijo estar bien contento porque su participación en el grupo de Recovery y su lectura de los libros le ha permitido vencer su timidez, pues dijo que antes no se atrevía a expresarse en público.
“Posponer es un síntoma nervioso”, explicó Nurys, quien ha dirigido los grupos de Recovery por 22 años y aseguró que “he visto milagros” , al referirse a los cambios logrados por algunas personas gracias al programa de autoayuda.