Conquista en manos privadas
El primer asentamiento británico exitoso fue financiado por los accionistas de una compañía
Cuando 144 hombres y niños arribaron a América a bordo de las embarcaciones Susan Constant, Godspeed y Discovery el 13 de mayo de 1607 y fundaron la colonia de Jamestown, no solo lo hicieron en nombre de la corona británica. También iban de parte de la Virginia Company of London.
Esta era una de varias compañías que se establecieron en aquella época con el propósito de obtener un monopolio para explorar, comerciar o establecerse en cierta parte del mundo. En el caso de la Compañía Virginia, el rey James I le dio permiso para establecer una colonia británica en el Nuevo Mundo, entre las latitudes 34 y 41 grados norte.
La compañía era un negocio privado que se nutría principalmente de la venta de acciones. Cada acción costaba 12 libras esterlinas con 10 chelines, el equivalente a lo que un trabajador promedio ganaba en seis meses. Con ese dinero se compraban los barcos y todos los suministros necesarios para transportar colonos al nuevo continente y establecer una colonia, actividad de la que prevían obtener riquezas que generaran ganancias para los accionistas.
“Este modelo le permite a la corona estar presente en el proceso de colonización sin llevar el peso del costo”, explica Lizzette Ocasio, profesora de historia del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad de Puerto Rico en Mayagüez. “La compañía sufraga los gastos, obtiene beneficios y es en nombre de la corona”.
Se cree que una de las razones por las cuales el rey de Gran Bretaña optó por este modelo es que la corona había intentado años antes, sin éxito, fundar una colonia en América. A esta aún se le conoce como “la colonia perdida”.
La Compañía Virginia no solo financiaba la operación y controlaba las tierras conquistadas: también reclutaba a las personas que cruzarían el océano Atlántico. Es muy distinto del modelo utilizado por España, según Ocasio. “La corona española tenía mucho cuidado de quién se iba. En el siglo XVII controla la migración al Nuevo Mundo porque en España surge una crisis demográfica provocada por las guerras y el hambre”, distinguió la profesora.
Los colonos reclutados debían trabajar siete años para la empresa, tiempo en el que recibían comida, ropa y armas de la tienda establecida en el fuerte que ellos mismos construyeron en Jamestown, Virginia. Después se les relevaba del servicio y tenían la posibilidad de ser dueños de su propio pedazo de tierra.
Esos empleados en condiciones de servidumbre fundaron el primer asentamiento británico exitoso en el Nuevo Mundo. Allí enfrentaron escasez de alimentos y agua, enfermedades y ataques de los indígenas que habitaban la región, así como la presión de comenzar a generar ganancias para la empresa. Al ver que en aquellas tierras no había oro ni piedras preciosas, generar actividad económica se hizo más difícil.
Para financiar la operación no fue suficiente la venta de acciones, por lo que la compañía recurrió al establecimiento de varias loterías en Londres y pueblos limítrofes. Tras enviar más barcos con colonos e intentar generar ganancias con la venta de tabaco sembrado en América, el rey le revocó el permiso a la empresa -que estaba en bancarrota- y, a partir de 1624, Virginia pasó a ser una colonia administrada por la corona británica.