METAS Y TRIUNFOS DE DOS
Wanda Román es una madre abnegada que ha hecho lo indecible para que su hijo Kamir brille en la vida y el deporte
Q Su historia de seguro no es única, pero sirve de buen ejemplo de dedicación, esfuerzo y sacrificio de madre. Ya son casi 20 años que Wanda
Román Arce lleva sola levantando a sus hijos, incluyendo un prometedor exponente del taekwondo a nivel nacional.
Gracias a la ayuda de su progenitora, junto a su talento y enfoque como atleta, Kamir Rosado Román ha tenido múltiples logros a nivel local e internacional, al tiempo que también busca su bienestar profesional como estudiante de Justicia Criminal en el Colegio Universitario de San Juan, al igual que su hermano mayor, Gadiel.
Nada mal para una familia que se ha levantado a pulmón dentro de las virtudes y defectos que merodean dentro de los predios del Residencial Manuel A. Pérez, donde Kamir, de 22 años de edad, entrena en el gimnasio de tae- kwondo con la supervisión y respaldo incondicional del Master Ángel Carrasquillo.
“Ha sido muy cuesta arriba, pero no imposible. Muchos fines de semana viajando a Salinas cuando perteneció por tres años al Equipo Nacional de Puerto Rico... es agotador, pero me llena de satisfacción que a él (Kamir) le fascina lo que hace, que ama su disciplina, que ama su deporte y que vive para él (taekwondo). Eso me llena y no hay nada que lo opaque”, dijo Román Arce a El Nuevo Día.
Kamir, quien originalmente se dedicaba a jugar baloncesto y sobresalía por su rapidez, encontró el taekwondo al entrar a la Escuela del Deporte de San Juan, y fue amor instantáneo. Seis meses después, en el 2007, ya iba a su primera competencia internacional, y ganó oro a nivel infantil en el torneo Gallitos Olímpicos en Santo Domingo, República Dominicana.
También ha ganado oro (2010 en Fort Lauderdale) y bronce (2011 en Texas) en eventos de la Amateur Athletic
Union (AAU), junto a sendas preseas doradas y cinturones negros en las ediciones 2012, 2013 y 2015 del Clark International Open en Dakota del Sur.
Y en todo momento, su madre ha estado a su lado, tomando dinero prestado a vecinos, familiares, allegados, Sistema de Retiro, AEELA y financieras, junto a las habituales ventas de bizcochos, flanes, mallorcas, polvorones y coquito, entre otros artículos. Ha tenido que inventar porque su sueldo como asistente de Educación Especial en la Escuela Elemental de Villa Capri en Río Piedras a duras penas alcanza para cubrir las necesidades básicas de la familia.
“Por poco me venden a mí, y después no iban a tener quién compitiera”, comentó Kamir en son de broma, mientras su madre confesaba que “ha sido fuerte. Esto es una disciplina que conlleva mucho gasto... a veces no había para ir a comprar un mantecado en la esquina, pero mi hijo participaba en el torneo que hubiese, fuera en Ponce, Mayagüez, Patillas, Peñuelas, Añasco, pero no importa. A donde quiera su madre va con él”.
APOYO INFINITO. Es normal, entonces, que Kamir agradezca el apoyo infinito de su madre.“Las victorias no son solo mías, son de ella también. Me ha sacado hacia adelante en un lugar como un residencial... todo esto se lo agradezco eternamente y se lo seguiré agradeciendo porque sé que va a seguir conmigo al lado. Todo se lo debo a ella porque ha sido la persona que me ha sacado hacia adelante... la mayoría de las veces se ha podido gracias a ella porque no cuento con más nadie. solo cuento con ella”.
Le falta, sin embargo, superar los escollos y complicaciones que ha enfrentado en sus repetidos intentos por representar a Puerto Rico a nivel de Juegos Centroamericanos y del Caribe, Panamericanos u Olimpiadas.
“Es frustrante para él (Kamir) como atleta, porque se faja y es bueno en lo que hace. Es disciplinado, se desempeña exitosamente en el área de pelea y siempre hemos estado ahí al borde, y cuando ya creemos que lo tenemos en las manos, pasa cualquier cosa y nos lo arrebatan”, denunció Román Arce sin entrar en más detalles.
Juró, sin embargo, que rendirse no es una opción. “Nunca jamás, jamás. Ahí seguiremos en pie de lucha hasta que Dios me dé el último soplo de vida”, añadió, y Kamir aseveró que “no pierdo la motivación, no pierdo las ganas.. solo hay que trabajar. Siempre en todo hay favoritos, pero me llena de satisfacción cuando hago las cosas bien... aparte del resultado final, nos vamos contentos si se hizo el trabajo y sabemos que si lo seguimos haciendo, tarde o temprano vamos a llegar”.
Tiene claro, además, el mejor regalo que puede hacerle todos los días a su madre. “Voy a seguir estudiando, al- canzando todas mis metas y si Dios me da la dicha de llegar a unos Centroamericanos, unos Panamericanos o unas Olimpiadas, sé que la voy a llenar de orgullo. Eso es lo que pienso seguir haciendo, llenándola, de orgullo. Lo importante no es lo material”, agregó el enfocado joven.
Mientras Kamir hablaba, Wanda irrumpía en lágrimas “de felicidad porque a veces uno duda si lo estará haciendo bien como madre, pero al escucharlo y verlo que sale airoso en cada competencia que voy mi pecho se infla y le doy gracias a Dios porque donde los crié salieron hacia adelante y son exitosos. Los dos son buenos muchachos”.