Manifiesto ecologista
El 14 de abril de 2015 podría ser una fecha que pase a la historia del siglo XXI, como pretenden los 18 firmantes del Manifiesto Ecomodernista (“Ecomodernist Manifiesto”), pues en ese día lo dieron a conocer. Y esperan influir positivamente en la próxima conferencia mundial sobre el clima, que se celebrará en París en diciembre de este año.
Los autores de este Manifiesto son personas conocidas, y reconocidas, en sus respectivas actividades profesionales. El grupo está integrado por investigadores, ecologistas, profesores, economistas, un director de cine documental y un escritor y periodista. Pertenecen a cinco países.
La entidad a través de la cual se ha “lanzado” el Manifiesto es el “Breakthrough Institute”, que es un centro de investigación sobre energía y medio ambiente con sede en Oakland, California. Como su nombre indica, este instituto quiere distinguirse por plantear ideas rompedoras, que en este caso son profundas, a la vez que pragmáticas, y acentuadamente optimistas.
Las principales ideas presentadas en el Manifiesto se dirigen a conciliar aspectos que a veces se han considerado antagónicos. Concretamente, enfatizan que el hombre es el amigo de la naturaleza, y no enemigo de esta y, menos aun, su depredador. También tratan de armonizar la técnica con la ecología, viendo la primera como cauce para cuidar la naturaleza, no para dañarla. Igualmente, consideran que el mismo desarrollo no hay que visualizarlo como un enemigo del cuidado ambiental, sino que deben ir en la misma dirección, potenciando los puntos de convergencia, y minimizando algunos posibles efectos negativos del desarrollo.
El Manifiesto, de cerca de 40 páginas, tras una introducción o preámbulo, pasa a desarrollar siete puntos programáticos. En sus aspectos técnicos, este documento ha de ser estudiado y analizado por los especialistas en la materia.
En su corta existencia, este Manifiesto ha recibido bastantes comentarios elogiosos dentro de Estados Unidos, y su contenido se va difundiendo rápidamente por otros muchos países. También ha habido unas pocas críticas negativas relacionadas con algunos aspectos técnicos. Una de ellas es que pone excesivo énfasis en la producción energética nuclear que, aunque tiene la ventaja de que no conlleva ninguna emisión de dióxido de carbono, tiene también sus inconvenientes.
Pero la idea “revolucionaria” del Manifiesto está en que plantea que la solución factible y realista a los problemas del medio ambiente está precisamente en la tecnología y el desarrollo. Un enfoque que hay que matizar, pero que no deja de ser novedoso y esperanzador.