Filme boricua pasa la prueba en Cannes
La Granja es el primer largometraje del cineasta Ángel Manuel Soto, y filmado totalmente en Puerto Rico
El cineasta Ángel Manuel Soto siente orgullo y satisfacción al estrenar su primer largometraje en la apertura del Festival Internacional de Cine de Cannes, La Granja.
La película tuvo una exitosa exhibición ayer en “Marché du Film”, sección del evento dedicada a la proyección y selección de películas internacionales.
“Fue mucha gente a verla, muchos programadores y distribuidores de festivales, y espectadores también. Nadie se salió de la sala, lo que es muy buena señal. La gente está buscando y si algo no les gusta no pierden el tiempo y se van y se meten en otra sala. Los distribuidores van, se sientan, si les gusta se quedan la película completa. Si vieron lo que entienden que tenían que ver se van. Hay gente que llega a mitad y se sientan a verla y según se sienten al final toman decisiones”, explicó Soto a El Nuevo Día desde Cannes, sobre lo que constituye la cultura dentro de este prestigioso festival.
El cineasta fue de manera independiente al festival, y como es su tercera vez en él ya coincide con personas que ha conocido en las otras ediciones del evento. Anteriormente había presentado en Cannes el corto 22 Weeks, en la sección “Short Film Corner”.
Lo que más satisfacción le da con presentar su primer largometraje es demostrar que en Puerto Rico se hace cine.
“En el Festival nos conocen por el incentivo que tenemos del 40 por ciento, así que es bueno que vean que también hacemos cine”, señaló Soto.
El director centrará el resto de su estancia en Cannes en realizar contactos con miras a la distribución de la película, pero está satisfecho con la primera noche pues le solicitaron siete copias, que son las herramientas que le sirven a las casas productoras para evaluar las producciones.
Luego le restará esperar para saber los frutos concretos que le dejará el prestigioso festival.
LA GRANJA. Este largometraje presenta las vidas aparentemente paralelas de una serie de personajes que habitan en un mismo barrio. Sin embargo, hay un elemento unificador en estas historias que es el de la indiferencia.
“No hay un incidente que sea un epicentro que los afecte a todos o que los una. Hay un sinnúmero de cosas que los une, pero se trata más del momento y el espacio. En esta película la indiferencia los une a todos”, relató Soto.
En el filme hay una metáfora visual elocuente: un caballo pasa sus días amarrado al árbol de un parque por donde todo el barrio tiene que pasar.
“El caballo representa la práctica esa de que cuando no sirve, la eutanasia es tan cara que lo que hacen es amarrarlo en un árbol y dejan que se muera. Por allí todos pasan y nadie le hace caso”.
Solo un adolescente que está sobrepeso siente compasión por el animal. Otros personaje juvenil es el de Santito, a quien su padre obliga a competir en peleas clandestinas, pues quiere que se convierta en campeón de boxeo.