Víctimas de malas decisiones
Tras el incremento en la población de monos pata y rhesus, una reciente masacre de estos se pudo evitar
Un artículo reciente publicado en la revista Newsweek, informó que la División de Servicios de Vida Silvestre del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) mató en Puerto Rico 209 monos patas (Erythrocebus patas) y 392 monos rhesus (Macaca mulatta) en un año.
Aunque los monos afectan la agricultura y podrían ser portadores de virus peligrosos, algunos científicos cuestionan el alto número de monos muertos y su costo económico. De acuerdo al científico retirado Dr. Richard G. Rawlins, esta masacre y su costo asociado pudieron haberse evitado.
El Dr. Rawlins indicó que el origen del problema comenzó en 1961, cuando el Departamento de Agricultura de Puerto Rico permitió a los Institutos Nacionales de la Salud (NIH, por sus siglas en inglés) establecer colonias de monos en dos islitas (Cueva y Guayacán), pertenecientes al Bosque Estatal de Boquerón, al suroeste de La Parguera. Para el 1975, la población de monos rhesus en la Isla era aproximadamente 360 animales.
En 1971, los NIH trajeron monos patas a Puerto Rico. Luego, entre 1975 a 1977, y a pesar de las advertencias de investigadores y primatólogos de la facilidad sobre las consecuencias negativas que esto iba a ocasionar, la Administración de Drogas y Alimentos (FDA, por sus siglas en inglés) aumentaron la población de monos rhesus de 360 a 1,446 individuos.
El hacinamiento y las fricciones so- ciales entre la población de primates establecida y la población recién introducida llevó a la migración de monos fuera de las islitas. Los monos prófugos se internaron en la Sierra Bermeja y, eventualmente, llegaron hasta el Valle de Lajas, donde comenzaron a afectar la agricultura.
En las décadas del 1980 y 1990, el Centro Caribeño de Investigación de Primates (CPRC, por sus siglas en inglés) de la UPR obtuvo fondos de los NIH para capturar con trampas los monos vivos, controlando su población de manera no violenta. Cuando la subvención terminó, a instancias de la UPR se creó un Comité Interagencial Sobre Primates, el cual fue integrado por profesionales asociados a la Administración Central de la UPR, el Recinto de Ciencias Médicas de la UPR, el CPRC, la USDA, el Servicio de Pesca y Vida Silvestre federal, el Departamento de Agricultura de Puerto Rico y el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales.
En el 2006, el CPRC presentó al Comité un detallado plan para capturar a los monos vivos mediante trampas, proponer a los agricultores reemplazar la siembra de melones (que a los monos les gustaban) con productos como los pimientos (que los monos no comen), proveer a los agricultores verjas electrificadas con paneles solares para proteger sus cultivos, e implementar un proyecto ecoturístico para la región.
Desafortunadamente, cambios políticos produjeron la eventual disolución del Comité antes de que el plan recibiera los fondos necesarios, los cuales no hubieran excedido $25,000. Mientras, los monos rápidamente hicieron de los bosques de la zona suroeste su hogar, aumentando aún más su población y convirtiéndose, décadas más tarde, en un problema de naturaleza política.
Hasta hoy, el gobierno ha gastado millones de dólares en un programa para cazar los monos, liderado por la División de Servicios de Vida Silvestre del USDA. Peor aún, ante la amenaza de ser cazados, los monos se asustan y se han dispersado más todavía, pudiendo llegar hasta la Cordillera Central. Una vez allí, sería casi imposible sacarlos. Este es un ejemplo perfecto de cómo los vaivenes políticos y el no meterle mano temprano a los problemas resultó en una masacre innecesaria.
Tanto los gobiernos local y federal deberían reconsiderar la estrategia de caza de monos. En otros países, esta estrategia produjo que éstos se volvieran ariscos y se dispersaran geográficamente con mayor rapidez. El uso de trampas y verjas electrificadas, así como el cultivo de productos agrícolas que no son parte de la dieta de los primates, son estrategias menos violentas que sí han demostrado su efectividad para controlar poblaciones invasoras de primates y deben implementarse a la mayor brevedad.
El autor es Catedrático Asociado en Física y Educación Científica en Morehead State University y es miembro de Ciencia Puerto Rico (www.cienciapr.org).