El IVA y los empleados
La legislación abortada de un Impuesto al Valor Añadido (IVA), en la que seis legisladores del partido de mayoría siguieron la línea de menor resistencia, evidencia la poca información e ingenuidad que existe en el País a todos los niveles. Tenemos una economía informal significativa en que mucha gente trabaja en labores totalmente legales, pero no informan sus ingresos por varias razones.
Hay pequeños comerciantes con empleados que ponen como condición que se les pague en efectivo fuera de nómina o de lo contrario no trabajan, mientras hay muchos que trabajan por su cuenta y cobran en efectivo. Estos trabajadores de la economía informal y los que se valen de subterfugios para no pagar contribuciones ciertamente iban a ser afectados por un IVA. El resto de los empleados de la corriente formal que les hacen deducciones de nómina en su mayoría iban a ser beneficiados por el nuevo esquema. Esta ley se hizo para aumentar los recaudos ampliando la base y haciéndola más justa para los empleados de la corriente formal, en contraposición a los que laboran en la economía informal.
Lo anterior es un dato que las uniones del sector público conocen, pero optaron por el silencio ante la campaña orquestada de la Cámara de Comercio representando a las megatiendas y algunos municipios con dichas tiendas. Ciertamente el asunto de los municipios se podía arreglar; no entendemos, sin embargo, el silencio del liderato obrero.
A veces se nos olvida que las megatiendas son también megadistribuidores y que esta nueva legislación iba a captar ingresos, no solo de las ventas al detal, sino de la cadena de distribución. Los representantes que votaron en contra, sin saberlo, hicieron causa con la Cámara de Comercio, que lo menos que le interesa es la salud fiscal del Gobierno y el beneficio de la gente. Desde hace tiempo se preocupan más por las megatiendas que por el comercio en general. Igual ocurrió con el esfuerzo de hacer justicia a los empleados a media jornada hace poco más de diez años.