La raíz de los problemas
No hay liquidez en el Banco Gubernamental de Fomento, existe amenaza de impago, no hay crecimiento económico hace años, un sistema de salud está al borde del colapso por mala administración y hay desigualdad ante los estados y más impuestos para el pueblo.
Ante esta preocupante situación socioeconómica de la Isla, existe un consenso generalizado de que necesitamos soluciones concretas a nuestros problemas. Para lograrlo, tenemos que ir a la raíz de los males que enfrentamos para poder atenderlos en su esencia. Esto es parte fundamental del proceso que hemos encaminado con el “Plan para Puerto Rico”.
Si examinamos la literatura existente sobre gobernabilidad y política pública, la mayoría de los expertos concuerdan que existen varios factores medulares que determinan el éxito (o el fracaso) de una jurisdicción, a saber: 1) la gobernanza y el sector público; 2) las finanzas públicas; 3) la participación sabia en los mercados de capital; 4) los servicios de infraestructura; 5) el capital humano; 6) la seguridad, la ley y el orden; 7) el estado de derecho; 8) el manejo de los activos; 9) la preparación para desastres, su respuesta y sustentabilidad, y 10) el compromiso ciudadano y su participación en los procesos sociopolíticos.
Se deduce que mientras mejor situada esté una jurisdicción en cuanto a estos renglones, mejor calidad de vida disfrutarán sus ciudadanos. Hoy examinaremos la realidad actual de Puerto Rico en cuanto a los primeros tres asuntos, para luego retomar el diálogo sobre los siete restantes. Este análisis nos permite ver más claramente la génesis de los males que nos aquejan hoy.
Cuando se habla de buena gobernanza y un sector público eficaz, se entiende que un gobierno debe operar bajo una agenda cohesiva, que provoque funcionalidad a través de sus instituciones. Esto redunda en un mejor servicio al pueblo. La gobernanza también debe ser un esfuerzo compartido y colaborativo entre todos los sectores que tengan un interés por el bienestar común de la sociedad. Nuestro Gobierno dista mucho de esta situación por ser altamente burocrático, politizado, de gastos excesivos, que utiliza sus recursos más para alimentar la maquinaria gubernamental que para poner la economía a producir.
Al mismo tiempo, para que las finanzas públicas funcionen a cabalidad, se necesita tener en el Gobierno una cultura sólida de rendición de cuentas. Esto aplica tanto en los recaudos y el presupuesto como en los procesos de programación y “procurement” de recursos locales y federales, la contabilidad y auditoría de fondos públicos y, especialmente, en la ejecución de programas financiados por el erario.
En Puerto Rico no existe esta cultura de rendición de cuentas ni de transparencia. Tampoco hay sistemas para la maximización de los recursos y la ejecución adecuada de los proyectos gubernamentales. Por ende, la ineficiencia, el “malgasto” y el despilfarro son la orden del día. Si adoptamos mecanismos innovadores, tecnología, así como políticas fiscales que incentiven la eficiencia y la efectividad, veremos resultados favorables.
De igual forma, las jurisdicciones que sepan participar bien en los mercados de capital prosperan, ya que esos mercados proveen los fondos para hacer la obra vital que ayuda a impulsar la economía. Dentro de este renglón, el sector privado no tan sólo es el propulsor económico, sino que se convierte en actor principal de la implantación de programas públicos.
En Puerto Rico, el gobierno actual obstaculiza el progreso del sector privado y, en lugar de utilizar los fondos obtenidos en los mercados de capital para invertir en obra esencial, usa esos préstamos para cubrir gastos operacionales. Se están asumiendo enormes deudas que, en lugar de invertirse en proyectos de infraestructura o en fomentar sectores específicos de la economía, se revierten a las arcas de un gobierno que cada vez se hace más insaciable y disfuncional.
Podemos ver entonces cómo los problemas de Puerto Rico tienen su raíz en las estructuras básicas que definen un buen gobierno y una jurisdicción próspera. Cuando analizamos nuestra situación desde una perspectiva clara y lógica, podemos trazar una ruta certera hacia un mejor Puerto Rico.