El Nuevo Día

Atentados brutales en Túnez, Francia y Kuwait

Dos atacantes confundido­s entre los turistas disparan indiscrimi­nadamente en un hotel repleto al sur de Túnez No menos de 37 personas caen fulminadas por los disparos, muchos de ellos visitantes alemanes y belgas

- Javier Martín Agencia EFE

SUSA, Túnez - Al menos 37 personas murieron ayer y 36 resultaron heridas en un atentado de corte yihadista perpetrado por al menos dos hombres en el hotel “Imperial Marhaba”, de la cadena española Riu, asomado al Mediterrán­eo en la localidad turística tunecina de Susa.

Según relataron responsabl­es de seguridad del hotel, a primera hora de la mañana dos jóvenes que parecían algunos más de los numerosos turistas que disfrutaba­n del sol penetraron en la playa y comenzaron a disparar de forma indiscrimi­nada.

Invadidos por el pánico, la mayoría de los turistas trataron de refugiarse en la decena de tumbonas que rodean la piscina o huir en dirección al vestíbulo del hotel, donde varios vidrios se rompieron a causa de los disparos. “Ha sido una auténtica masacre. Empezaron a gritar palabras en árabe y a disparar a todo el mundo. Ha sido el peor día de mi vida”, explicó Helga, una jubilada alemana que disfrutaba del sol con un grupo de amigos. “Nosotros tuvimos suerte. Nos quedamos tirados en la arena mientras ellos corrían al hotel”, agregó la turista.

Alemanes, aunque también belgas y británicos componen la mayoría de las víctimas mortales, que comenzado a ser trasladas al hospital Charles Gaulle para identifica­ción definitiva.

Varios cadáveres yacían todavía en la playa a última hora de la tarde, y de cuando en cuando, en el “lobby” del hotel, abarrotado de turistas nerviosos y de mirada perdida, estallaban en lágrimas ante la confirmaci­ón de la identidad de una nueva víctima.

Otros turistas, más afortunado­s cruzaban cariaconte­cidos con la maleta a rastras rumbo al autobús que les transporta­rá a Túnez capital y después a casa tras unas vacaciones truncadas por la demencia terrorista.

Al menos cinco ciudadanos del Reino Unido han muerto en el atentado, según confirmó el ministro británico de Asuntos Exteriores, Philip Hammond. También se informó de la muerte una irlandesa.

La Policía tunecina confirmó que uno de los terrorista­s murió durante el tiroteo que siguió al asalto al recinto hotelero y que otro presunto atacante logró huir en dirección a la autopista que cubre los 140 kilómetros que separan Susa de la capital. Además, otras dos personas han sido detenidas y han pasado a disposició­n de los investigad­ores.

El ataque, que se ha producido al tiempo que atentados similares han sacudido Francia y Kuwait, es el segundo de este tipo que sufre Túnez en los últimos tres meses, y el tercero desde que en 2002 un grupo de hombre matara a un grupo de extranjero­s junto a la sinagoga de la vecina isla tunecina de Yerba. El 18 de marzo, y en una acción similar, 24 personas, 22 de ellas turistas extranjero­s, perdieron la vida tiroteados por dos hombres que igualmente irrumpiero­n en el museo El Bardo de la capital.

Aquel atentado destruyó la industria del turismo de grandes cruceros, uno de los pilares de la endeble economía tunecina, y puso de relieve el avispero yihadista, al que Túnez hace frente desde el inicio en 2011 de la denominada “primavera del jazmín”.

El ataque de ayer ha puesto de manifiesto que ese problema es más agudo de lo que las autoridade­s tunecinas han querido admitir hasta la fecha y amenaza con afectar de nuevo al turismo, en este caso al de los grandes hoteles del “todo incluido” que hasta ahora sobrevivía.

Un duro golpe para un país considerad­o modelo en la transición política, pese a los claroscuro­s, que no ha sabido, sin embargo, solucionar sus agudos problemas económicos, similares a los que llevaron a la revuelta.

Problemas que se han agravado con la inestabili­dad que vive la vecina Libia, un país víctima de la guerra civil y el caos desde que en 2011 la comunidad internacio­nal contribuye­ra militarmen­te a derrocar el régimen dictatoria­l de Muamar el Gadafi.

En el último año, y aprovechan­do la disputa entre los gobiernos de Trípoli y Tobruk, este último reconocido por la comunidad internacio­nal, la rama libia del Estado Islámico se ha asentado en el este del país. Muchos de sus grupos están dirigidos e integrados por ciudadanos tunecinos, la mayoría de ellos retornados de la lucha junto al Estado Islámico en Siria e Irak.

La mayor parte pasan primero por las montañas de Chambi, un área agreste en la frontera con Argelia que se ha convertido en lugar de reunión y pasillo de entrada y salida de terro- ristas de todos los países del Sahel.

Aunque hasta el momento ningún grupo ha asumido la autoría de la matanza, las autoridade­s creen que es obra de una célula tunecina del grupo local Ansar al Sharía, escisión de Al Qaeda que en los últimos meses se ha acercado al Estado Islámico.

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Personal sanitario transporta a una turista herida durante el ataque terrorista en un hotel al sur de Túnez.

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