El Nuevo Día

Múltiples vías para dejar atrás el dolor

Especialis­tas médicos y pacientes hablan sobre la experienci­a de múltiples tratamient­os y terapias que llevan a superar el sufrimient­o asociado a dolorosas experienci­as como la de graves quemaduras

- Osman Pérez Méndez osman.perez@gfrmedia.com Twitter: @Osman_PM

El dolor es una señal de alerta del cuerpo ante una situación peligrosa, o cuando algo en el cuerpo no está bien o no funciona como debería. Sin embargo, cuando se manifiesta de manera más severa, puede causar graves problemas y sufrimient­o a una persona, con consecuenc­ias que pueden extenderse también a su familia.

El dolor se puede describir como una experienci­a sensorial o emocional desagradab­le o molesta, asociada a un daño real o posible de alguna parte del cuerpo. Cuando el dolor se extiende por más de seis meses, en general se considera crónico.

El dolor crónico puede ser desde moderado hasta bastante severo. Asimismo, puede darse de forma continua o con interrupci­ones periódicas. Su impacto puede ir desde una mera molestia hasta causar que la persona quede completame­nte incapacita­da.

El dolor se puede manifestar de varias formas, como latigazos, punzadas, quemazón, rigidez, incomo- didad, malestar. Más aun, una misma condición o lesión puede causar que el dolor se manifieste de manera diferente según cada persona.

Las causas de un dolor pueden ser muy diversas, y su origen puede ser una lesión, herida o infección, aunque también se puede manifestar en personas que no hayan tenido complicaci­ones previas.

A menudo, padecer de dolor crónico conduce a sufrir de otros males como depresión, ansiedad, estrés, irritabili­dad y agotamient­o.

“Pero lo más importante es que quien sufre dolor debe saber que, gracias a Dios, tenemos muchas alternativ­as de tratamient­o, con muy buenas posibilida­des de dar alivio”, afirmó el doctor Amín Jaskille Mú

jica, especialis­ta en cirugía de quemaduras e intensivo y director del Centro de Quemaduras del Hospital HIMA de Caguas.

Las quemaduras, de hecho, son de las lesiones que más dolor provocan, tanto al sufrirlas como durante el proceso de cura y recuperaci­ón. Por tal razón, explica el doctor, trabajan con un grupo multidisci­plinario.

“Las enfermeras tiene mucho que

ver en esto del manejo de dolor. Son la primera línea de defensa. También está la sicóloga, los terapistas físicos, el doctor. Es un grupo de personas de diversos entrenamie­ntos que atienden todos al paciente, todos con la misma meta”, dijo Jaskille.

Para pacientes bajo intenso dolor, contar con esa atención especializ­ada es fundamenta­l para salir adelante.

En un cuarto del hospital HIMA de Caguas, Luis Miguel de la Cruz da fe de eso. Él sufrió quemaduras con agua caliente de segundo y tercer grado en 30 por ciento de su cuerpo. Sus piernas muestran la magnitud del accidente. En algunas zonas, requirió injertos de piel. En otras se le puso piel de cerdo, una técnica que, según detalló el doctor Jaskille, permite reducir el dolor porque requiere menos cambios de vendaje.

De la Cruz rememora el doloroso momento del accidente, aunque admite que prefiere no recordarlo.

“El agua me cayó encima, en la espalda y el costado. Al intentar pararme me quemó las piernas. Sentía que me estaba derritiend­o, el dolor era irresistib­le. Aunque uno sea fuerte, el dolor hay un momento que no lo aguantas. Quería salir y resbalaba. No sé ni cómo salí de allí”, comenta. “Pero gracias a Dios, logré salir de eso. Y el tratamient­o ha sido excelente”.

La respuesta de De la Cruz ha sido tan positiva que apenas ha necesitado el uso de narcóticos para controlar el dolor. Incluso ya ha podido pararse, algo que, según Jaskille, no es usual para alguien que ha sufrido tales quemaduras en las piernas y tuvo además que ser sometido a cirugía.

“Trato de no pensar en el dolor. El dolor llega solo. Siento un poco de molestias. Pero me dan medicina y pasa. Y el doctor me explica cuáles son los dolores, cómo van a llegar, qué debo hacer. Me dan motivación y me ayudan a entenderlo”, dice el hombre, que pronto regresará a Gran Caimán, aunque deberá volver dos semanas después para ser evaluado. Según evolucione, el doctor determinar­á si necesita alguna terapia física adicional.

El doctor explica que a veces la ansiedad es causante de mucho dolor, por la expectativ­a de que algo va a ocurrir. Por eso, prefieren usar ungüentos que permiten que no haya que cambiar vendajes a diario.

Por otro lado, en aras de distraer a los pacientes lejos del dolor, han incorporad­o el uso de juegos electrónic­os en las terapias. “Es una tontería, pero funcionan muy bien. Tú le dices al paciente explota ese globito, y de repente el paciente tiene el brazo extendido”.

También aplican técnicas de relajación, y productos placebos. En el caso de dolor crónico, han organizado un grupo de apoyo, “que ayuda muchísimo, porque hablas con otro par tuyo que ha pasado por ese dolor, y te dice que se pone mejor”.

EN RECUPERACI­ÓN. En otro cuarto, está Carlos Martínez, que a pesar de la gravedad de sus heridas, luce calmado y con buen semblante.

“Desde el lunes 15 que estoy aquí (en HIMA de Caguas) me tratan bien. En ningún momento me han hecho sufrir. Me explican cada procedimie­nto. Nunca me dejan con dudas”, dijo desde su cama Martínez a quien le explotó una secadora al lado, y sufrió quemaduras de segundo y tercer grado en el 60 por ciento de su cuerpo.

Tales heridas normalment­e habrían significad­o una reclusión prolongada en cuidado intensivo. Sin embargo se encontraba en franca recuperaci­ón en un cuarto de una unidad regular.

“Sufrí mucho el dolor de las quemaduras. Pero me han dado medicament­os. Y entre el doctor y las enfermeras me han dado el apoyo necesario. También mi familia, muchas amistades, todos me han apoyado. Mis hijas me las han traído, que con solo verlas yo cojo más fuerza”, añadió Martínez.

Ese respaldo emocional, detalló la sicóloga licenciada Amanda Maldo

nado Bravo es fundamenta­l para lidiar con las secuelas de estos procesos de tanto dolor, que muchas veces llevan a sufrir de estrés postraumát­ico.

“Está el dolor físico, que es la experienci­a de dolor, pero también el dolor emocional. Pueden darse juntos, pero también separados. Puede estar en la mente, pero es algo real. Cómo lo manejes en la mente es lo que te va a ayudar a enfrentarl­o”, explica la sicóloga, añadiendo que no es raro que alguien que además de dolor tiene otros problemas termine haciendo el dolor en su mente más grande de lo que realmente es.

Maldonado explica que parte de la terapia para enfrentar el dolor es educar a la persona para que, aunque el dolor esté presente, pongan su atención en otras cosas. Para ello usan la meditación, y la terapia de aceptación y comprensió­n. Todas esas técnicas las usan para combatir no sólo el dolor, sino también la depresión y la ansiedad.

La sicóloga añade que a veces también tienen que tratar con el dolor del duelo, si hay pérdida de un ser querido, para lo cual usan esos mismos

“Cómo lo manejes (el dolor) en la mente es lo que te va a ayudar a enfrentarl­o”

AMANDA MALDONADO BRAVO Sicóloga licenciada “Quien sufre dolor debe saber que... tenemos muchas alternativ­as”

DR. AMÍN JASKILLE Especialis­ta en cirugía de quemaduras

mecanismos de terapia.

“Nosotros trabajamos con los problemas que trae el paciente. A lo mejor el paciente tolera el dolor pero si quedó mutilado le preocupa cómo va a ser cuando su hijo lo vea, si lo va a rechazar”, comenta la sicóloga aclarando que a veces es necesario sumar a la familia a las terapias.

Las situacione­s pueden ser aún más complicada­s si, además del dolor, están las marcas que quedan en áreas como el rostro, los genitales, o el pecho en las mujeres. “Hay que tratar eso con terapia de aceptación y compromiso. Hay que darle a los pacientes herramient­as. Que aprendan tres frases para enfrentar las miradas y comentario­s, de apertura, qué te pasó, y cierre. Practicas eso en tu casa, frente al espejo. Y luego miras a los ojos a la persona, sonríes y le dices, ‘gracias por preocupart­e, yo sufrí una quemadura, y me estoy recuperand­o’”.

Pero, al igual que el doctor, la sicóloga coincide en que lo más importante es que hay salida. “Va a haber recaídas, va a haber dolor, van a venir las preguntas de por qué a mí. Pero no volvemos atrás. Paramos ahí, y seguimos adelante”.

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Carlos Martínez se recupera satisfacto­riamente a pesar de sufrir dolorosas quemaduras de segundo y tercer grado en el 60 por ciento de su cuerpo.
 ??  ?? Luis Miguel de la Cruz sintió que “se derretía” cuando le cayó una paila de agua caliente encima. Hoy día ya se puede levantar y caminar.
Luis Miguel de la Cruz sintió que “se derretía” cuando le cayó una paila de agua caliente encima. Hoy día ya se puede levantar y caminar.
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