Grecia se juega su futuro en las urnas
Más de diez millones de griegos deberán decidir si aceptan los ajustes propuestos por la Unión Europea Alexis Tsipras cuenta con que un “no” hará aumentar la capacidad de negociación para resolver su deuda
ATENAS - Grecia se prepara para el referéndum que se celebra hoy, tras una breve campaña que ha estado marcada por la polarización y bajo la presión del “corralito”.
Dos concentraciones multitudinarias de signos opuestos la cerraron el viernes en el centro de Atenas, pero la sensación en ambas era que, a pesar de que la pregunta es si se acepta o no la propuesta de los acreedores, lo que está en juego es el futuro de Europa.
El referéndum ha dividido la sociedad griega, que se encuentra confusa ante una pregunta larga y compleja sobre una propuesta que se retiró de la mesa de negociación tras expirar el programa de rescate este martes.
La falta de claridad fue, junto al hecho de que atañe a cuestiones fiscales y que se ha convocado con solo una semana de antelación, uno de los argumentos esgrimidos en el recurso de inconstitucionalidad que el Tribunal Supremo desestimó ayer al considerar que no puede pronunciarse sobre decisiones gubernamentales de esta naturaleza.
La campaña encabezada por el partido gubernamental Syriza ha dedicado sus esfuerzos a comunicar que la victoria de un “no” en el referéndum daría una posición de fuerza a Grecia en las negociaciones con los socios.
La del “sí”, en cambio, respaldada por la columna vertebral de la economía griega, los principales partidos de la oposición y los demás líderes europeos, con un actitud que ha sido denunciada por los propios ciudadanos como una “provocación”, se ha presentado como la única forma de garantizar que Grecia siga dentro del euro.
Según las tres últimas encuestas publicadas, el “sí” y el “no” están prácticamente empatados, con una diferencia de décimas -ambas partes rondan el 40% -y en ellas alrededor de uno de cada diez ciudadanos se declaraba indeciso.
Están llamados a votar un total de 10,837,118 griegos, y para que el resultado sea considerado válido, las normas exigen una participación de al menos el 40% del electorado.
Mientras tanto, la presión de parte de la clase política europea para que los griegos voten “sí” en el referéndum continuó ayer, a un día de que se celebre la consulta.
El presidente del Parlamento Europeo, el socialdemócrata Martin Schulz, subrayó en unas declaraciones que recoge el dominical Welt am Sonntag que ha sido el gobierno de izquierdas del primer ministro griego, Alexis Tsipras, el que ha conducido al país a un callejón sin salida, “pero de eso la gente no tiene la culpa”.
Según Schulz, “la situación seguro que no mejorará” si el pueblo rechaza en el referéndum los planes de reforma de las instituciones acreedoras -el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Central Europeo (BCE) y la Comisión Europea (CE)-, porque el Gobierno griego se queda sin dinero. “Sin dinero nuevo, no es posible pagar salarios, el sistema de salud ya no funciona, el abastecimiento eléctrico y el transporte público colapsan y ya no se pueden importar bienes necesarios, porque nadie los puede pagar”, advirtió.
Por su parte, el presidente del Partido Socialista Europeo (, Sergei Stanishev, ha pedido a los griegos que “no den la espalda a Europa”. “Conforme se acerca el momento del referéndum en Grecia, quiero repetir mi mensaje alto y claro. Las imágenes que hemos visto de Grecia en los últimos días han sido dolorosas para todos los europeos. La gente haciendo colas durante horas son pensionistas, madres y padres europeos”, dijo Stanishev.
Mientras tanto, el presidente del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera. Klaus Regling, afirmó que espera un “resultado positive” del referéndum. “Hay mucha incertidumbre ahora sobre el futuro de Grecia. Quiero que Grecia sea parte de la eurozona y, por tanto, espero un resultado positivo en este difícil proceso”, dijo Regling al diario heleno Kathimerini. Regling destacó que si gana el “no” “hay dudas sobre la aplicación de las reformas necesarias” para el país y agregó que “para la aplicación de un programa es necesario un gobierno que crea en la aplicación de medidas difíciles”. El ministro austríaco de Finanzas, Hans Jörg Schelling, dijo que confiaba en una “solución negociada” a la crisis griega aunque asegura que una salida del euro de ese país sería “fácilmente asumible” por Europa.
Muchos ciudadanos que están empadronados en sus lugares de nacimiento pero viven en las grandes ciudades, tendr;an que viajar hoy pues no es posible votar en el lugar de residencia. Teniendo en cuenta que se trata del primer referéndum en el mundo, que se celebra con los bancos cerrados y en medio de un “corralito” el desembolso para el viaje podría suponer quebraderos de cabeza.