Rechazo a reducir el salario mínimo federal en la Isla
Empleados y economistas anticipan efectos nefastos para los ciudadanos y el País
“Si bajan el salario mínimo federal nos vamos a fastidiar porque, ahora mismo, cobrar $7.25 la hora no me da para vivir”, aseguró Gerard Estrada, quien vende dulces en un carretón en un centro comercial.
El joven de 20 años fue uno de varios trabajadores que expresaron ayer su preocupación ante la recomendación de la economista Anne O. Krueger de que se reduzca el salario mínimo en Puerto Rico para ayudar a la Isla a salir del atolladero fiscal.
Empleados que cobran el salario mínimo federal en la Isla manifestaron a
El Nuevo Día que una reducción en su cheque sería otro golpe para sus bolsillos. Mientras, varios economistas anticiparon que tendría un impacto negativo en el País, tomando en cuenta, según el economista José Alame
da, que un 32% de las 911,000 personas que componen la fuerza laboral en la Isla cobra el salario mínimo.
Estrada explicó que los $300 que cobra en cada quincena no son suficientes para sufragar sus gastos, por lo que bajar el salario mínimo sería mucho peor. “Lo que yo cobro cada dos semanas se va en los altos costos de la gasolina, en pagar el carro, el celular, la comida. Hay que aumentar el salario para uno estar mejor, no bajarlo”, dijo.
Sostuvo que está buscando un segundo trabajo para costear sus gastos diarios.
Por su parte, la representante de ventas y madre de tres hijos, Leoma
rys Díaz, indicó que si reducen el salario mínimo ella no tendría dinero para poder pagar su casa. “Me afectaría bastante porque ahora mismo lo que cobro es bien reducido”, dijo Díaz, de 40 años, quien hace unos meses perdió su trabajo en la empresa privada y está de nuevo generando ingresos para su familia.
“Ahora mismo lo que me da es para pagar la casa. Gracias a Dios que mi familia me ayuda para completar, pero tuve que aplicar para recibir cupones (de alimentos) porque la situación actual está horrible”, manifestó.
“A mí me afectaría un montón”, destacó por su parte Karelys Soto, de 21 años, también representante de ventas y servicio al cliente. “Yo tendría que buscarme un trabajo a tiempo completo para sostenerme en lo que termino de estudiar en la universidad”, precisó la joven.
A juicio de Soto, la propuesta de Krueger, en vez de ayudar al gobierno, elevaría la dependencia de los ciudadanos en las ayudas gubernamentales para poder para subsistir.
GOLPE NEFASTO. El economista Alameda expuso que debido al alto costo de vida en el País, los salarios deben aumentar, no bajar. De hecho, estimó que si en el 2014 Puerto Rico hubiera ajustado el salario mínimo, las personas estarían cobrando $9.55 la hora y, quizás, un poco más.
“Los aumentos en el salario mínimo son indispensables y necesarios para ajustar los salarios de los trabajadores al costo de vida y evitar que empresas puedan enriquecerse de manera desproporcionada frente a la jornada laboral de los trabajadores”, sostuvo Alameda, al agregar que “no creo que alguien con dos dedos de frente le haga caso a esa propuesta”.
Su homólogo Argeo Quiñones fue más allá, al destacar que reducir el salario mínimo “sería la fórmula perfecta para acabar de vaciar el País de personas productivas”.
A juicio de Quiñones, la salida de la crisis no se logra explotando la clase trabajadora ni pasando los costos a sectores que no pueden pagarlos.
Para el abogado y catedrático de Administración Pública, Víctor Rivera, reducir el salario mínimo también afectaría la motivación y el carácter de colaboración de los empleados. “Sería un retroceso al momento de potenciar a Puerto Rico como lugar donde se pueda venir a trabajar y desarrollar una carrera pública o privada”, dijo.
LA PROPUESTA. El informe que la exgerente del Fondo Monetario Internacional presentó al gobierno local recomienda, entre otras cosas, hacer cambios a las leyes laborales. Sugiere que Puerto Rico solicite una exención para no tener que cumplir con el salario mínimo federal de $7.25 por hora. Además, propone revisar el cálculo para el pago de horas extras y eliminar el bono de Navidad.