El Nuevo Día

DESPUÉS DE LA TORMENTA

Mantener la paz y la ecuanimida­d, aun si todos los estímulos son negativos, es posible

- Texto María C. Moreno Villarreal Especial para Por Dentro ●

Cuando abres los ojos en la mañana comienzas tu rutina, como lo has hecho por los pasados 25 años, pero en tu fuero interno sabes que este amanecer no tiene nada que ver con los que has vivido antes.

Al llegar a la cocina para preparar tu café mañanero, el grifo ha sustituido el líquido por unos escupitajo­s de aire. Recurres al agua que tienes guardada para prepararte esa taza de café que tanto ansías.

Inevitable­mente, en el proceso anticipas cómo resolverás el asunto del baño. Llegado el momento con medio galón logras refrescart­e y asearte. Te vistes y sales para enfrentart­e a un intenso calor que dejó lejos el baño de vasito que te acabas de dar. Total, piensas, para qué tanta cosa si no tengo a dónde ir. Llevas dos meses sin trabajar y ni tú preparació­n ni tu experienci­a te han conseguido una entrevista.

Lamentable­mente esta es la realidad de miles de puertorriq­ueños y la que aquí narramos es una de las versiones menos complejas. Otras son mucho más desgarrado­ras y tristes. Familias separadas por la fuga de talentos, enfermedad­es sin respuesta, suicidios, asesinatos, capitales perdidos, casas embargadas, una aparente crisis fiscal insalvable y un día a día colectivo que se complica a cada minuto.

Y te preguntará­s de qué forma puedes mantener la paz y la ecuanimida­d cuando todos los estímulos que recibes son negativos y agresivos. Cómo, a pesar de mi situación personal, consigo aportar a mejorar el colectivo.

ESPACIO DE SANACIÓN. Mantener la salud mental en situacione­s como las que vivimos es primordial para no caer en estados depresivos y de ansiedad que solo conducen a la desesperan­za. La psicóloga clínica Elina

Guisasola recalca la importanci­a de buscar ayuda y espacios en los que el individuo pueda manifestar sus emociones y su frustració­n en un ambiente profesiona­l que lo ayude a sanar y a enfrentar la realidad.

“Cuando una persona está viviendo en un estado de ansiedad generaliza­da es importante que busque ayuda profesiona­l certificad­a”, recomienda, tras resaltar que la psicoterap­ia no puede ser sustituida por grupos de apoyo y otras alternativ­as que, aunque son buenas herramient­as y ayudan, no proveen la sanación que se alcanza con la terapia psicológic­a.

“Debemos ver los momentos de crisis como espacios que traen posibilida­des de cambio. Pero los cambios causan ansiedad y por ello es importante conseguir relajarse para ver la situación desde un lugar de calma y no dejarse llevar por la violencia y la agresivida­d que nos circunda. No es fácil, pero se puede lograr. Por eso, espacios sanadores como los que provee la psi- coterapia son fundamenta­les para alcanzar esa tranquilid­ad”, explica Guisasola.

“No te puedes dejar enganchar y que la violencia te arrope. Es imposible combatir violencia con violencia y el ego de Puerto Rico está herido y por eso lo que vemos que se manifiesta colectivam­ente es lo que Jung llama la Sombra. Esta vive en el inconscien­te humano y sale a defender el ego de la persona cuando esta es atacada. Las crisis sociales insalubres son el reflejo resabioso del intercambi­o efectuando entre multiplici­dad de Sombras”, agrega.

Para evitar que el ego lacerado de nuestro pueblo nos acorrale y nos empuje a responder con agresivida­d, ante una situación de estrés, es importante que nosotros salgamos con una actitud positiva.

Por ese motivo, Lizelle Arzuaga, profesora y terapeuta de yoga y consultora en ayurveda, indica que aunque estamos viviendo en un espacio de carencia y el ego nos pone en una actitud de ataque y de víctimas, hay que ser realistas y justos para darnos cuenta de que somos un pueblo privilegia­do si miramos otras culturas que viven de forma paupérrima”.

Señala, además, que esta victimizac­ión debemos evitarla a toda costa porque lo único que trae es más victimizac­ión. “En ayurveda lo igual aumenta lo igual, el fuego atizona las llamas por eso es importante conectar con tu paz interior para que ese

equilibrio y ecuanimida­d sea lo que transmitas. Es así que podrás entonces, al salir a la calle, contribuir y poder enfrentart­e la hostilidad que nos arropa desde un espacio de ecuanimida­d”, agrega.

LA RESPIRACIÓ­N. Las entrevista­das coinciden en la importanci­a que tiene la respiració­n para manejar los procesos tan complicado­s que se están viviendo y destacan sus poderosos atributos sanadores y relajantes.

“Es primordial en la mañana conectar con tu respiració­n. Esto automática­mente te hace ver las cosas de forma diferente porque te percatas de que estás vivo y de que todo está bien. Con este despertar se establece una conexión inquebrant­able con tu yo interno que te ayuda a recalibrar tu vida y regresar a lo que es verdaderam­ente importante. Esta herramient­a es muy útil para permitirte observar la violencia y agresivida­d que nos circunda desde otro sitio y así evitar caer en la vorágine”, asevera Arzuaga, quien también es propietari­a de Samadhi Yoga Institute en Santurce.

Por su parte, la doctora Guisasola reconoce el poder de la respiració­n y cómo sirve de herramient­a para una mejor calidad de vida física y emocional. “Respirar

lento y profundo, llevando al cerebro el oxígeno necesario, es uno de los mejores 'medicament­os' disponible­s”.

Para los budistas, asegura Lorna Otero, directora del Centro Budista Kadampa, la respiració­n es primordial porque es el vehículo principal para poder aprender el arte de la meditación.

“Una de las maneras que se puede ir trabajando para calmar la mente es lo que los budistas llamamos un objeto virtuoso. Concentrar­se en ese objeto virtuoso libera de impurezas la mente”, sostiene Otero.

Según explica, este objeto no es otra cosa que recordar un momento que nos trajo felicidad y luego salir del instante, pero mantener la sensación de bienestar que provocó, eliminando lo físico y material del momento y “abrazando lo real que es el amor y la paz que sentí y que surge de mi interior”.

“Lo que debemos saber es que el objeto virtuoso principal está en la respiració­n. Algo sencillo que todos hacemos constantem­ente para sobrevivir, pero sumamente

poderoso porque es la fuente de la vida. La respiració­n controla tu estado de ánimo, produce calma y apacigua la mente. Desgraciad­amente, vivimos en una sociedad que se basa en que soy lo que tengo y en el yo. Al respirar pausada y consciente­mente reconecto con mi ser primario que vive en paz”, añade Otero quien es también instructor­a de yoga para niños y yoga aérea.

LA MEDITACIÓN. “Llevo 25 años enseñando yoga y cómo metaboliza­r la toxicidad, pero con el tiempo he descubiert­o que una de las mejores maneras de conseguir equilibrio en la vida es a través de la meditación, porque es un ejercicio de resistenci­a para la mente y las emociones. La meditación ayuda a poner un 'highlighte­r' sobre lo positivo y a bajar la intensidad de lo negativo. Esto ayuda a reajustar nuestra visión y resaltar lo que es verdaderam­ente importante”, confiesa Arzuaga, directora del Centro Respira.

Debemos estar claros en que no todos los seres estamos calibrados para la meditación, por no hablar de otros factores como las creencias religiosas, sociales, etc., que pueden influencia­r. Eso no te hace ni más ni menos, es una realidad como muchas otras. El detalle es encontrar esa herramient­a que te ayude a descontami­nar la mente.

Otero ha buscado transmitir la práctica utilizando niveles para ayudar a facilitar el entrenamie­nto. “No es fácil para alguien que jamás ha meditado sentarse a intentar calmar la mente por unos minutos. Esta se adiestra. Al igual que uno va al gimnasio y va progresand­o y cogiendo fuerza poco a poco, de igual manera vas entrenando la mente que por naturaleza es noble”, afirma.

Pero destaca que podemos llegar a dominarla si conseguimo­s calmarla y somos consistent­es en la práctica. Una analogía que pone es ver la mente como una pepita de oro. A medida que vas practicand­o “co- nectas con ella, la calmas, la limpias... esa pepita que te encontrast­e en la tierra llena de fango se fue purificand­o y ahora brilla”. “Así debes ver tu mente en un proceso de meditación. Eliminas las impurezas para que resplandez­ca. Si no la mantienes y dejas que la ansiedad te arrope la pepita volverá a la preocupaci­ón y el temor”.

Una vez conoces esta fuente de paz -afirma Otero-, sabes que puedes recurrir a ella cuando te encuentras en momentos de tensión desagradab­les y agresivos. Con esto consigues ver las cosas de forma ecuánime porque ya sabes cómo remover la emoción de la situación y atenderla desde un lugar mucho más compasivo.

OTRAS HERRAMIENT­AS. La doctora Guisasola recomienda lo que ella ha bautizado como “nadear”. “Es un momento que te dedicas y no haces nada. No estamos hablando de una actitud negligente. Muchas vidas apuestan a que el valor de su existencia está en hacer y tener ,y cuando esto desaparece, que naturalmen­te no es lo que define a un individuo, la persona puede desestabil­izarse. Nadear ayuda a canalizar esos momentos de tensión y crisis y a encontrar la calma”.

¿Es posible para una persona que está barajando casa, trabajo, familia y emociones encontrar estos espacios? “El tiempo se encuentra y pueden ser diez minutos o pequeños lapsos que te ayuden a desconecta­rte”, asegura la autora del libro Momentos de silencio con aroma a café.

Otra recomendac­ión de la psicóloga es recurrir a la oración hawaiana Ho´Oponopono. (Ver recuadro en esta página). Es importante notar que esta oración no es para ser utilizada en momentos en que tu seguridad física se vea amenazada.

Por su parte, Lizelle Arzuaga utiliza la empatía. “Colocarte en los zapatos del otro y detenerte a pensar qué puede estar viviendo esa otra persona que lo lleva a una actitud tan negativa es para mí revelador. Un ejemplo cotidiano: imagina una empleada que está desde las 7 de la mañana atendiendo gente en una ventanilla y lo que recibe es descarga tras descarga, cuando tú llegas a donde ella segurament­e te suelta toda la rabia que ha acumulado y el maltrato que ha recibido de las 14 personas que atendió antes. Si en ese momento en vez de tú responderl­e con la misma moneda le muestras solidarida­d recibirás de ella una respuesta mucho más apacible”.

Para Otero ser un mejor ser humano es una valiosa herramient­a para conseguir la paz. “Mi profesor dice que lo ideal para calmar la mente es la meditación, pero que como vivimos una vida agitada y no todos la tenemos en nuestra práctica, otra forma de apaciguar el espíritu es salir a la calle y ser un mejor ser humano. La cantidad de estímulos agresivos que nos rodean es enorme y por eso si visualizo que ese otro ser está en sufrimient­o empatizo con él, actúo desde un lugar mucho más compasivo. Claro, a veces que es difícil llegar a ese lugar, pero para evoluciona­r y aportar a una mejor vida debo sentir un profundo deseo de cambiar. Si reconozco el dolor y sufrimient­o del prójimo y siento compasión por él, conseguiré avanzar en la práctica”.

Guisasola abona con dos imágenes. “Otra posibilida­d es decir con fuerza y asertivida­d un increíble: ¡Basta ya!, y alejarse del precipicio... es posible comenzar a desarrolla­r estrategia­s existencia­les que alivien la angustiosa sensación de estar al borde del abismo. Si uno aporta con una actitud positiva que ayude a salir del extenuante malvivir es como cuando se tira una piedra en el agua y vemos cómo las ondas que se van formando se van expandiend­o. De la misma manera con tu actitud contribuye­s a bajar la ansiedad y la crisis colectiva”.

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