Rentable, pero incomprendida la construcción verde
Arquitecto Abruña afirma que la vivienda ecológica de interés social es viable
Para el veterano arquitecto Fernando Abruña está muy claro: en el mercado de vivienda asequible de Puerto Rico sí se pueden construir casas verdes, con sistema fotovoltaico y de recogido de lluvia.
Sin embargo, reglamentos sin atemperar se suman al desconocimiento en el gobierno y la banca para impedir que estas estructuras ya sean un estándar, afirmó.
“El reto es cómo logramos convencer a las agencias, porque el desconocimiento es descomunal”, lanzó Abruña, quien ha dedicado décadas precisamente a ese esfuerzo.
Durante su charla en la segunda jornada del evento Puerto Rico Desarrolla en el Centro de Convenciones de Miramar, Abruña presentó ejemplos concretos de esa brecha y también formas sencillas de reducir la huella ecológica y el gasto energético a la hora de construir.
Explicó como incluso un eficiente híbrido que bautizó “lavadú”, porque combina funciones de ducha y lavabo en la misma instalación, fue rechazada por reglas “sin mucho sentido” del Departamento federal de la Vivienda (HUD), a pesar de que suponía mejor uso de fondos y de espacio.
“Hay estrategias de innovación que aún no podemos implantar porque ha visiones estrechas que no lo permiten”, lamentó.
Como ejemplo completo de una casa verde que cumple con parámetros de costos de vivienda asequible reseñó el modelo unifamiliar Solaria, que diseñó en 2009, en alianza con una firma de casas prediseñadas.
Gracias al uso de paneles precortados de Concretek, un producto estructural de hormigón y con aislante integrado, “en dos a tres semanas teníamos un a unidad bastante adelantada”, destacó. Y, como requieren los códigos vigentes, el modelo “es resistente a terremotos y huracanes”.
Solaria se diseñó con techo inclinado y orientado hacia el sur para ma- ximizar el sol sobre las placas fotovoltaicas y optimizar el recogido de lluvia.
El costo total, que incluyó la instalación de estos sistemas y un inodoro de composta, fue de $130 mil. De ese total, $90 mil fue para materiales y apenas $40 mil para labor, por la rapidez con que se concretó la obra.
Otro ejemplo fueron las unidades Ecohab en San Juan, que se vendieron por el programa federal HOME y tie- nen cero consumo de electricidad externa. “Quedaron bonitas y retan el concepto de que la unidad de interés social tiene que ser fea”, agregó.
En este proyecto, explicó que la obtención de la certificación Energy Star, que confiere la Agencia federal de Protección Ambiental (EPA), reveló requisitos absurdos para el clima local, como la instalación de acondicionador de aire central.
Por ello, sugirió construir verde y solo certificarse si es necesario para acceder a beneficios.
EMBALSE EN EL TECHO. Para Abruña, también es ilógico que en Puerto Rico, aquejado por sequía pero con una precipitación superior a muchas vecinas del Caribe, las estructuras con recogido de lluvia aún sean una rareza.
“El embalse más importante que tenemos son los techos”, afirmó.
Estimó que la instalación profesional de estos sistemas puede costar $1,200, que se recobra en un año.
“En esa dirección es que tenemos que dirigirnos”, urgió Abruña, estimado como el padre de la construcción y el diseño verde en Puerto Rico.
Puerto Rico Desarrolla culmina hoy con la apertura oficial a la competencia por $255 millones en fondos e incentivos federales para crear vivienda asequible, égidas y unidades para alquiler subsidiado.