COMER SALUDABLE ES UN ARTE
Recientemente hubo un escándalo porque grupos de acción que defienden al consumidor identificaron que un ingrediente aprobado y usado en panificación que ayuda a dar volumen al producto, tenía, además, un uso industrial para mejorar la elasticidad del yoga mat. Varios científicos explicaron que no había ningún peligro a la salud, pero al final del día los consumidores exigentes decidieron que mejor consumían pan sin “azodicarbonamide” (conocido también por las siglas ADA).
El campo de las ciencias de la alimentación es muy dinámico y es un reto mantenerse al día. Todos escuchamos los llamados a reducir la sal. En un momento se criticó toda grasa; luego se identificaron grasas buenas. Se contaban calorías, luego gramos y porciones. De momento, salen noticias alarmantes sobre los aditivos, químicos y procesos de los alimentos. Por ejemplo, el bromato de potasio es un aditivo que se usa en las harinas desde principios del siglo XX como un me- jorador para los procesos de panificación. Aunque en Estados Unidos se sigue utilizando, el uso del bromato de potasio en alimentos es prohibido en Europa y en otros países por ser carcinogénico en ciertas cantidades.
Ante este cuadro y con el tiempo limitado para comer, ¿qué hacemos? Los consumidores exigentes y los artistas de la vida cotidiana buscamos alternativas locales, frescas, menos procesadas, de alta calidad y a buen precio.
Country Hearth de Puerto Rico recientemente revisó todas sus recetas. Por ejemplo, cada rebanada del Stone Ground tiene 4g fibra y 14g de grano entero. Este pan se distingue por usar harina integral como primer ingrediente dando paso a un producto que retiene la bondad original del grano. La receta brilla por la ausencia de “azodicarbonamide”, la ausencia de bromato de potasio, la ausencia de grasas saturadas y trans y la ausencia de HFCS ( High Fructose Corn Syrup).