El Nuevo Día

Oxígeno europeo para salvar Grecia

Tercer rescate económico de la Eurozona que será usado en su mayor parte para pagar deudas

- Agencia EFE

ATENAS - Grecia y las institucio­nes acreedoras cerraron ayer el acuerdo para un tercer rescate, un programa que será votado en el Parlamento heleno antes de obtener luz verde en el Eurogrupo y en el que el Gobierno de Atenas ve posibilida­des para el crecimient­o económico, pese a las medidas de ajuste que conlleva.

La “fumata blanca” se produjo tras una sesión maratonian­a de 22 horas entre los ministros griegos de Finanzas, Euclides Tsakalotos, y de Economía, Yorgos Stathakis, y los jefes de misión de las cuatro institucio­nes: Comisión Europea (CE), Banco Central Europeo (BCE), Fondo Monetario Internacio­nal (FMI) y Mecanismo Europeo de Estabilida­d (MEDE).

El rescate, en caso de obtener definitiva­mente la aprobación de los socios de la eurozona, tendrá una vigencia de tres años y un monto de en torno a los 86,000 millones de euros, que servirán en su mayor parte para pagar deudas.

El Gobierno aspira a que el primer desembolso sea de entre 20,000 y 25,000 millones de euros, dinero que se evaporará nada más recibirlo, pues correspond­e a los vencimient­os de pagos al BCE (3,400 millones), al FMI (1,600 millones) y la devolución del crédito puente de la Unión Europea obtenido en julio por un total de 7,600 millones de euros. Además, el primer desembolso incluiría 10.000 millones de euros de inyección inmediata para recapitali­zar a la banca.

El Gobierno destacó ayer como uno de los puntos más importante­s del acuerdo el haber logrado rebajar los objetivos presupuest­arios, precisamen­te para no seguir estrangula­ndo el crecimient­o.

Según el Gobierno griego, el hecho de que estos objetivos sean algo más moderados tiene un doble efecto positivo: por un lado, los ajustes podrán ser algo más “suaves” y, por el otro, esto ayudará a que la economía tenga una oportunida­d de volver a crecer.

Uno de los puntos más conflictiv­os durante las negociacio­nes de los últimos días había sido el tratamient­o que debía darse a las carteras de créditos morosos -muchos de ellos hipotecas- que lastran a la banca griega. Las institucio­nes optaban por venderlas a fondos especializ­ados (los llamados “fondos buitre”), mientras que el Ejecutivo de Alexis Tsipras quería que fueran a parar a una entidad pública, algo así como un “banco malo”. El compromiso ha consistido en aplazar el tema a otoño.

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