Avivan la campaña presidencial
La presencia de Hillary Clinton y Marco Rubio darán mayor atención al debate sobre la Isla
Por hacer campaña el mismo día del mes próximo en San Juan -con un ojo en la diáspora boricua de Florida-, la exsecretaria de Estado Hillary Clinton y el senador Marco Rubio traerán a Puerto Rico gran parte de la atención que generan las primarias presidenciales estadounidenses de cara a las elecciones de 2016.
Los calendarios de la demócrata Clinton y el republicano Rubio aún se elaboran, pero puede darse por descontado que cuando ambos pisen suelo boricua el 4 de septiembre tendrán que responder preguntas sobre los temas más apremiantes de las relaciones con Estados Unidos, como la crisis de deuda pública, el precipicio fiscal al que va la industria de la salud y el debate sobre el futuro político de la Isla.
Para Clinton, sobre todo, será la primera vez que tenga que hacerle frente al reclamo de amplios sectores del País a favor de que el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, le otorgue clemencia al prisionero político Oscar López Rivera.
En 1999, cuando su marido, el entonces presidente Bill Clinton, le otorgó clemencia a una docena de prisioneros políticos, incluido López Rivera -quien la rechazó por no incluirse a otros dos de sus compañeros-, Hillary Clinton, quien era candidata al Senado por Nueva York, se opuso.
“Espero se le haga el correspondiente (a Clinton) emplazamiento sobre el tema de la libertad de Oscar López”, indicó Néstor Duprey, analista soberanista.
Allegados al senador Rubio ya anunciaron que el precandidato presidencial republicano va a tener un evento de recaudación de fondos al mediodía del 4 de septiembre en el restaurante Antonio.
Pero, su visita incluirá por lo menos otro evento en el que ofrecerá un mensaje sobre las ideas que tiene para “ayudar a Puerto Rico a mejorar su situación económica” y en torno al debate de status, dijo el exsecretario de Justicia José Fuentes Agostini, enlace de la campaña de Rubio con la Isla.
Clinton, quien también tendrá un evento de recaudación de fondos en la Isla y ya ha reunido $117,000 de donantes puertorriqueños, ha respaldado la inclusión de las empresas públicas de Puerto Rico en el capítulo 9 de la ley federal de quiebras.
Rubio ha dicho que estudia la legislación sobre el capítulo 9, para, según su portavoz en Washington, Alex Burgos , asegurarse de que es el acer- camiento correcto “sin que tenga un impacto negativo sobre los contribuyentes estadounidenses”.
Ni Clinton ni Rubio han explicado a fondo cómo perciben los resultados del plebiscito de status de noviembre de 2012, en el que un 54% de los electores rechazó la condición territorial actual y un 61% respaldó la estadidad frente al Estado Libre Asociado (ELA) soberano y la independencia, aunque ese porcentaje baja a 45% al sumarse los votos en blanco solicitados por la Junta de Gobierno del Partido Popular Democrático (PPD).
“Para conseguir el voto puertorriqueño en Florida es importante que públicamente apoyen la estadidad. Las encuestas demuestran que la mayoría de los votantes boricuas del corredor I-4 del centro de Florida no solo son estadistas, pero están más dispuestos a votar por candidatos que apoyen la estadidad”, indicó Alfonso Aguilar, analista y director ejecutivo de la Alianza Latina Conservadora.
A principios de julio, cuando subrayó su respaldo a la inclusión de Puerto Rico en el capítulo 9 de la ley federal de quiebras, la exsecretaria de Estado Clinton, favorita para ganar la candidatura demócrata a la Casa Blanca, renovó el llamado de la campaña de 2008 a “poner fin al tratamiento dispar de Puerto Rico” en los programas federales de salud.
Pero, Clinton acentuó también entonces que detrás de todo este debate “está la cuestión fundamental” del futuro político de la Isla, la cual en aparente referencia al plebiscito de 2012 y sin precisar, dijo que “debe resolverse de acuerdo con la voluntad expresada de nuestros conciudadanos, el pueblo de Puerto Rico”.