El Nuevo Día

PELIGROSA EVOLUCIÓN

Cambios en la bacteria estreptoco

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WASHINGTON (AP) — Con el paso de los años han aumentado el número de casos peligrosos a causa de la bacteria estreptoco­co. Ésta lo mismo puede provocar un simple dolor de garganta, infeccione­s en el torrente sanguíneo o incluso infeccione­s que devoran la carne.

Ahora los investigad­ores han descubiert­o cómo algunas cepas de esta bacteria han evoluciona­do para volverse más agresivas. El rastreo bacteriano podría brindar pistas para desarrolla­r una vacuna contra el estreptoco­co del grupo A, y para detectar y combatir los brotes.

La razón por la que una persona se recupera fácilmente de una faringitis y otra desarrolla una infección invasiva tiene mucho que ver con los sistemas inmunológi­cos de cada individuo. Pero la investigac­ión dada a conocer esta semana reveló que los cambios genéticos pueden provocar que el germen produzca más de dos toxinas esen- ciales, lo que lo vuelve más virulento.

“Este aumento en las cantidades de toxinas es similar a echarle acelerador­es a un incendio”, dijo el doctor James M. Musser, del Instituto Metodista de Investigac­ión en Houston, quien encabezó el proyecto que se reporta en la revista Journal of Clinical Investigat­ion.

Los estreptoco­cos del grupo A provocan 600 millones de enfermedad­es a nivel mundial al año, de acuerdo a estimados de la Organizaci­ón Mundial de la Salud, en su mayoría faringitis, que es atendida fácilmente con antibiótic­os.

Una invasión bacteriana —cuando el germen invade el torrente sanguíneo o un músculo, a menudo por una cortada— no es tan común, y rápidament­e puede poner en riesgo la vida. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedad­es estiman entre 9,000 y 15,000 casos anuales de invasión bacteriana en Estados Unidos, los cuales provocan entre 1,000 y 1,800 muertes.

El equipo de Musser, que incluye a investigad­ores de Finlandia, Islandia y los Institutos Nacionales de Salud, se propuso comprender por qué las invasiones de estreptoco­cos aumentaron tanto en número de casos como en gravedad en varios países desde 1980, una tendencia que permanece hasta ahora.

Los investigad­ores realizaron mapas genéticos de casi 5,000 muestras de infec- ciones de estreptoco­cos del grupo A, recolectad­as durante varias décadas. Encontraro­n algunos pequeños cambios genéticos que permitían que dos cepas comenzaran a producir niveles más elevados de lo normal de dos toxinas que dañan las células humanas y ayudan a los gérmenes a evadir mejor al sistema inmunológi­co.

Es un arma con doble impacto. Eso significa que dichas cepas pueden causar más daño si penetran en lo profundo del cuerpo, y es más fácil que se propaguen debido a que permanecen más tiempo en la garganta, dijo Musser.

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El rastreo bacteriano podría brindar pistas para desarrolla­r una vacuna contra el estreptoco­co del grupo A, y para detectar y combatir los brotes.

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