Preso por la “Mona Lisa”
El poeta Apollinaire figuró como sospechoso del robo del famoso cuadro, al igual que el cubista Picasso
Estos versos fueron extraídos de un poema que no habría sido escrito si su autor, el francés Guillaume Apollinaire, no hubiese pasado casi una semana en la cárcel por causa de la “Mona Lisa”.
Resulta que en agosto de 1911, un lunes en que el Museo del Louvre, en París, estaba cerrado, la famosa pintura del renacentista italiano Leonardo da Vinci fue hurtada. Tan pobre era la seguridad de la institución en aquel entonces, que nadie se percató de la ausencia de la obra hasta el día siguiente. De hecho, los guardias habían pensado que la pintura había sido retirada por otros empleados para ser fotografiada.
La obra, que en 1911 no era muy conocida fuera de Europa, saltó a la fama mundial gracias a la gran cobertura que la prensa le dio al robo. Todos los principales periódicos en Europa cubrieron la historia, y cada noticia era publicada con una reproducción de “La Gioconda”, de acuerdo con la crítica de arte Laura Cumming en un artículo para el medio británico The Guardian.
A esa cobertura abonó el hecho de que la Policía utilizó en su investigación la búsqueda de huellas dactilares, una nueva técnica para la época, y que el gobierno francés hasta cerró sus fronteras por un tiempo con tal de hallar la obra maestra de Da Vinci.
Tanta fama ganó la pintura, que una vez el museo reabrió sus puertas nueve días después del crimen, miles de personas acudieron al lugar para ver el espacio vacío que antes le correspondía a la “Mona Lisa”.
TRAS LA PISTA DEL LADRÓN. Según la revista estadounidense Time , un ciudadano anónimo acudió más o menos una semana después del robo a la redacción de un periódico que ofrecía una recompensa por información que condujera a la recuperación de “La Gioconda”. El hombre llevó una pequeña estatua y dijo que era una de varias que había robado del Louvre hacía años.
El ladrón anónimo resultó ser Honoré Joseph Géry Piere, quien había sido secretario del poeta y crítico de arte Apollinaire. Este último, nacido en Roma y criado en Francia, era conocido tanto por sus experimentos en poesía -con frecuencia eliminaba las rimas y colocaba las líneas de sus poemas de modo que formaran objetos-, como por sus escritos sobre el cubismo y otros movimientos artísticos de vanguardia.
Varios relatos se contradicen acerca de lo que pasó después de la visita del exsecretario al periódico. Unos dicen que Pierce había vendido las otras estatuillas a Apollinaire y a un amigo de este, el pintor español Pablo Picasso. Otros cuentan que solo el cubista había comprado las esculturas y que intentó deshacerse de ellas cuando vio lo publicado en el periódico al respecto.
Inclusive las figuras, de acuerdo con el Time , eran cabezas ibéricas de la era romana, cuyas características Picasso introduciría luego en su cuadro “Les Demoiselles d’Avignon”.
TRAS LAS REJAS. En lo que todas las versiones coinciden es que la Policía francesa los arrestó e interrogó a ambos artistas bajo la sospecha de que eran parte de una red criminal responsable del hurto de las estatuillas y la “Mona Lisa”. El 7 de septiembre de 1911, Apollinaire fue ingresado a prisión.
El poeta y el pintor cubista, por supuesto, negaron que las hubieran comprado a sabiendas de que habían sido extraídas del Louvre. Las autoridades francesas nunca pudieron probar que el dúo hurtara las figuras o “La Gioconda”, por lo que Apollinaire fue liberado casi una semana después. Picasso no llegó a pisar la cárcel.
Aunque fue poco el tiempo que pasó tras las rejas, al parecer la experiencia marcó a Apollinaire. Así lo expresó en las líneas que escribió mientras estuvo preso y que tituló: “Prisionero sin horizonte”.
Una vez liberado, continuó dedicado a las letras. En 1913 publicó el libro “Los pintores cubistas” y la colección de poemas “Alcool”. Luego de ofrecerse voluntariamente para servir como militar durante la Primera Guerra Mundial y obtener la ciudadanía francesa, escribió la obra de teatro surrealista “Los pechos de Tiresias” (1917) y publicó la colección de poesías “Calligrammes” (1918).
Ese año murió en París, víctima de la epidemia de influenza española que azotó Europa en esa época.
Picasso, mientras, continuó su prolífica carrera en las artes plásticas.
¿Y LA “MONA LISA”? El famoso cuadro reapareció en 1913 en la ciudad italiana de Florencia cuando el verdadero ladrón, el exempleado del Louvre Vincenzo Peruggia, contactó al anticuario Alfredo Geri, para vendérsela.
Ambos se reunieron en una hospedería, que después del incidente cambió su nombre a Hotel La Gioconda. Allí, en una de las habitaciones, Peruggia sacó la obra del fondo falso de un maletín. Geri y su acompañante, el director de la Galería Uffizi, en cuanto verificaron que era la verdadera, delataron al ladrón a la Policía.
Al final, Peruggia cumplió unos meses de cárcel y la famosa pintura regresó al espacio que había dejado vacío en el Louvre. Allí continua atrayendo a miles de visitantes que acuden desde todas partes del mundo a admirar el enigmático gesto en el rostro de la “Mona Lisa”.
Prisionero sin horizonte Oigo los ruidos de la calle Y veo sólo un cielo hostil Y el blanco muro de mi cárcel