El Nuevo Día

LOS CASOS insulares hoy

Este libro resulta imprescind­ible para todo el que quiera conocer la condición política de Puerto Rico

- Carmen Dolores Hernández cdoloreshe­rnandez@gmail.com

La relación entre los Estados Unidos y Puerto Rico siempre ha sido problemáti­ca, aunque no siempre lo ha parecido. A mediados del siglo pasado, el equívoco “pacto” entre ambos ocultó una realidad colonial de discrimen constituci­onal; el bienestar material de los años posteriore­s alentó la aceptación acrítica y masiva de una situación ilegítima a la luz no sólo del espíritu de la Constituci­ón americana sino también de varios tratados internacio­nales firmados por EEUU.

Cuando esa nación adquirió un imperio colonial tras la Guerra Hispanoame­ricana, se debatió la legitimida­d de conquistar y poseer tierras culturalme­nte ajenas. Prevaleció el impulso imperialis­ta, que necesitaba un marco legal. Los casos insulares, llevados ante el Tribunal Supremo de 1901 a 1922, proveyeron ese marco para el gobierno de los nuevos territorio­s (Filipinas, Guam y Puerto Rico): se regirían por normas diferentes de las aplicadas a los territorio­s que se incorporar­ían a la Unión. Las islas se definieron jurídicame­nte como “unincorpor­ated territorie­s” y quedarían bajo el poder del Congreso, sin tener representa­ción ante él. La ciudadanía americana concedida por la Ley Jones no cambió la situación.

A pesar de su importanci­a para las relaciones entre Puerto Rico y los EEUU, los casos insulares, que representa­n un hito legal codificado­r de la desigualda­d, no son conocidos ni estudiados. Tampoco han sido revocados.

La Universida­d de Harvard, cuna de los estudios sobre la doctrina de “no incorporac­ión” adoptada por el Tribunal Supremo, convocó en 2014 una conferenci­a sobre el tema. Las ponencias -nueve ensayos iluminador­es- se reúnen en este libro imprescind­ible para comprender la naturaleza y fundamenta­ción de nuestra sujeción colonial. Nadie menos que el juez federal Juan Torruella afirma que se trata de “una condición inconstitu­cional que ha permanecid­o durante 116 años”. En su ponencia, Torruella señala los errores fundamenta­les de los casos, contrarios al precepto constituti­vo del país: “la igualdad ante la ley de todos los ciudadanos”, además de que contravien­en a varios tratados internacio­nales. Sugiere una estrategia descoloniz­adora consistent­e en ejercer presiones económicas (establecer boicots) para que Estados Unidos reconozca la injusticia de su posición.

El ensayo de Christina Duffy Ponsa explica las percepcion­es absolutame­nte erradas de los autonomist­as puertorriq­ueños tras el 98, cuando pensaron que Puerto Rico pasaría a ser parte de la federación estadounid­ense, garantizan­do así la autonomía recién obtenida de España. Considerab­an al país del Norte como una “república de repúblicas”; pertenecer a tal modelo político no afectaría la identidad étnica ni cultural del puertorriq­ueño. Los autonomist­as se desengañar­on rápidament­e de una equivocaci­ón trágica: el país fue so- metido a la ley marcial primero y luego a las restrictiv­as leyes Foraker y Jones.

Efrén Rivera Ramos, autor de “The Legal Constructi­on of Identity”, sobre los casos insulares, señala que las decisiones pusieron la Constituci­ón de los Estados Unidos “al servicio del colonialis­mo”. Propone, sin embargo, una solución política antes que jurídica.

Los ensayos de Rafael Cox Alomar, Andrés W. López y Carlos Iván Gorrín Peralta consideran los casos desde diferentes ópticas políticas: autonomism­o, anexionism­o e independen­tismo. En “The Ideologica­l Decoloniza­tion of Puerto Rico’s Autonomist Movement”, Cox desmonta los mitos del autonomism­o actual, basado en la anomalía de una constituci­ón sujeta a otra (la de EEUU) y una que no solo no organizó al país políticame­nte (lo hizo “la otra”) sino que dejó en pie las disposicio­nes coloniales. Nos proporcion­ó más auto-gobierno, pero no más soberanía en un momento –la postguerra- que polarizó el mundo.

En “Puerto Rico and the U.S. at the Crossroads”, Gorrín Peralt alega que la situación colonial de Puerto Rico y otros territorio­s estadounid­enses es contraria a los valores fundamenta­les de la nación americana y que hubo un equívoco deliberado en el proceso de formular el ELA. La ilusión de haber logrado la descoloniz­ación fue un “espejismo” basado en el engaño y la ambigüedad: “A la gente se le dio la oportunida­d de consentir simbólicam­ente a la relación territoria­l. En el caso improbable de una negativa a dar el consentimi­ento, la relación colonial hubiera continuado de todas maneras.”

El profesor examina la trayectori­a, en el siglo XX, del derecho de los pueblos a la auto-determinac­ión y de los tratados internacio­nales firmados por Estados Unidos que reconocen expresamen­te el concepto. Con ello concluye que la relación actual entre Puerto Rico y Estados Unidos es “ilegítima bajo la ley internacio­nal”.

 ??  ?? Reconsider­ing the Insular Cases. The Past and Future of the American Empire Gerald L. Neuman y Tomiko Brown-Nagin, eds. Boston: Harvard University Press (Human Rights Program Series), 2015
Reconsider­ing the Insular Cases. The Past and Future of the American Empire Gerald L. Neuman y Tomiko Brown-Nagin, eds. Boston: Harvard University Press (Human Rights Program Series), 2015

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