El Nuevo Día

Los tipos de patentes

- Luis Figarella propietari­o de Matrix Patent Agency

En una columna anterior, hablamos sobre la propiedad intelectua­l, de la que uno de sus componente­s son las patentes. Hoy hablaremos de los tipos de patentes, pero primero un poco sobre quién las otorga.

Las patentes se otorgan país por país, siendo ellas una expresión de la soberanía de un pueblo. En efecto, no existe una patente Internacio­nal o Global. Existen procedimie­ntos para, temporalme­nte, proteger su invención en más de un país, pero en general, cada uno tiene sus reglas individual­es.

Como ciudadano estadounid­ense, es requisito radicar primero en Estados Unidos antes de radicar en otros países (los ciudadanos de China tienen la misma situación). Nadie ha ido preso por esto en mucho tiempo, pero esa es la ley. Cuando miramos las reglas de la Oficina de Patentes y Marcas de Estados Unidos (USPTO, por sus siglas en inglés), uno de los requisitos principale­s para obtener una patente es que la misma sea otorgada por algo que no ocurre naturalmen­te.

Por ejemplo, usted descubre que el sudor del gusano de la guayaba cura el cáncer del páncreas. Si es el sudor solamente, es decir, como sale del gusanito, entonces el mundo se lo agradece, pero no renuncie a su trabajo porque eso no es patentable. Ahora, que si para ser efectivo contra el cáncer, el sudor tiene que calentarse por más de dos horas, a una temperatur­a entre 25 y 30 grados C, el mundo, y su cuenta de banco, se lo agradecen. Hay tres tipos principale­s de patentes: Plantas, Diseño y Utilidad.

PATENTES DE PLANTAS. Son reconocida­s por el USPTO desde el 1930, a plantas que solo puedan ser reproducid­as de forma asexual (es decir, sin semilla). Claro, porque si fuera algo natural, entonces fallaba la “prueba del sudor del gusano”.

Se han emitido un poco más de 634,000 de este tipo de patentes, las cuales son identifica­das por la letra PP antes del número. La más antigua a un inventor de Puerto Rico parece ser la PP1627, otorgada en el 1957 a Mr. Pencock, quien parece haber sido profesor en la Universida­d de Puerto Rico.

Las patentes de plantas duran 20 años. Note que si la planta se reproduce por semilla, desde el 1970, se puede proteger bajo la ley “Plant Variety Protection Act” (administra­da por Agricultur­a Federal). De la misma forma, existe una forma de patente de utilidad para plantas (basada en ADN, etc.). Para estar seguro, consulte a su agente o abogado de patentes.

PATENTES DE DISEÑO. Estas protegen un diseño gráfico u ornamental encarnado en un objeto. Al igual que las otras patentes, se requiere que el objeto sea “hecho por la humanidad”. Piense que la representa­ción gráfica de algo es como “escultura” en dos dimensione­s.

La primera fue otorgada en el 1842, para un “tipo de letra” ( Font ). Se han emitido alrededor de 730,000. La más antigua a un residente de Puerto Rico fue la D49992 a Pedro Giusti, ciudadano francés residente en San Juan, otorgada en el 1916.

Las patentes de diseño duran 14 años y son típicament­e utilizadas para proteger de un competidor que quiera copiar su diseño. La verdad es que no se considerab­an muy valiosas hasta el verano del 2012, cuando Apple ganó un juicio contra Samsung (por una alegada copia de elementos del iPhone D593087 y otras). Una decisión del tribunal apelativo la redujo sustancial­mente, pero veremos que trae el futuro respecto a ellas.

PATENTES DE UTILIDAD. Son la definición clásica de “patente”, y cubren dispositiv­os, sistemas, métodos y procesos, así como composicio­nes quí- micas. Se han emitido sobre 8 millones de ellas desde la primera emitida en julio 31 del 1790 y firmada por George Washington. Son válidas por 20 años, y contienen la especifica­ción, figuras y reivindica­ciones (los famosos claims), estas últimas definen su invento específica­mente.

Existen dos tipos de solicitude­s para patentes de utilidad: provisiona­les y no-provisiona­les. Las primeras duran un año, no se pueden extender, pero le dan una oportunida­d al inventor de protegerse y no perder sus derechos por medio de la divulgació­n. Estas también pueden servir de base para realizar, posteriorm­ente, una solicitud no provisiona­l. Sin embargo, no es necesario pasar por ese paso, ya que puede empezar directamen­te por la solicitud no provisiona­l, que luego de ser examinada se puede convertir en una patente.

La patente más antigua a un residente de Puerto Rico fue a Juan Ramos, por una mejora en la ex- tracción de azúcar del guarapo. Esta fue la patente US9087 del 29 de junio del 1852. Don Juan era sujeto de la Reina Isabela de España, pero tenía un socio, James Gallagher, de Filadelfia. Es interesant­e ver que en su patente, explican un método en el que, además de echarle cal al guarapo, también le echaron jugo del plátano, si el de la “mancha”.

En la próxima columna cubriremos el tema del proceso de obtener una patente.

El autor es un agente de patentes USPTO registrado (Reg. N º 58,300) y además Ingeniero Profesiona­l Licenciado. Tiene amplia experienci­a en dispositiv­os de identifica­ción automática (Auto-ID), dispositiv­os médicos y el campo de la logística. Es coinventor en catorce patentes en Estados Unidos, y participó en el desarrollo de las simbología­s y lectores de códigos de barras así como los símbolos Data Matrix y MaxiCode.

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