El Nuevo Día

“Somos parte de las obras”

Cuatro costureras visten de historia a cientos de personajes teatrales que se presentan en el teatro de la UPR

- Envíe sus comentario­s o preguntas, así como fotos de sus viajes y eventos a: viviraplen­itud@ elnuevodia.com Mildred Rivera Marrero mildred.rivera@gfrmedia.com Twitter: @mildredriv­era1

Genoveva . Clara. Felipa y Aniza.

Tienen nombres con drama y personalid­ad, que muy bien podrían identifica­r alguno de los personajes a los que dan vida en el taller de vestuario del Departamen­to de Drama, de la Universida­d de Puerto Rico (UPR). Laboran rodeadas de vestuario en espera de un actor o actriz, máquinas de coser, decenas de palos de hilo, alfiletero­s, sombreros, tijeras, cajas con telas identifica­das como metálico, verdes, violeta, peluche, tela de lana.

Ahí ocurre el antes y el después de toda obra de teatro en la UPR. La labor comienza cuando llega el libreto de la pieza que se presentará y el diseñador Miguel Vando lee la obra, analiza el mensaje que se quiere presentar, evalúa el contexto histórico en que se desarrolla, conceptual­iza el vestuario, decide los colores que utilizarán y compra las telas y accesorios. Plasma en dibujo el concepto para cada personaje, uno para cada cambio de ropa. Después, le dice al grupo de costureras el concepto que quiere presentar y “ellas hacen lo que quieren”, bromea Miguel sobre la labor en equipo que se hace en el lugar. Lo cierto es que, él les explica el con- cepto y ellas usan todas las técnicas o se hacen con todos los trucos que puedan para que el resultado sea el esperado.

Genoveva Tirado Viera, es la que más tiempo lleva allí. Tiene 81 años de edad, 29 de los cuales ha dedicado al trabajo en el taller. “Pero ahora, después de viejita, trabajo ‘part-time’ porque quiero dedicarle tiempo a mi casa y mi familia”, dice sentada frente a una máquina de coser, con una enagua tipo cancán a medio hacer detrás de ella, colgando de la ventana.

Cuenta que aprendió a coser con su mamá, quien le cosía ropa a ella y sus 4 hermanas y 9 hermanos. Fue una de sus hermanas a quien le ofrecieron trabajo en la lavandería del teatro, pero como no pudo aceptarlo, envió a Genoveva, quien comenzó lavando ropa y ayudando a coser hasta que la dejaron en el área de costura.

Un año más tarde, llegó su hermana, Clara Tirado Viera, quien revela que tiene 76 primaveras. Es ella la que llega al taller a las 6:00 de la mañana, abre las puertas, hace café, lleva merienda y le baja las llaves por la ventana a la próxima en llegar al lugar. En términos de tiempo en el empleo, le sigue Felipa Mariño Gutiérrez, quien ya cumplió 16 años allí, y su hija, Aniza Masih Mariño, quien lleva en el lugar ocho años. Aniza no vacila en confesar que tiene 63 años, pero su madre dice que: “Ya no cumplo”.

Con esa particular­idad del grupo, no es extraño que Genoveva destaque que “esto aquí es una familia. El trabajo me gusta, aquí se respira paz y amor”.

Su participac­ión en el proceso comienza con Felipa, quien es la encargada de hacer los patrones de las piezas que, luego, se confeccion­arán. Fe-

“Tengo que entender cuál es el planteamie­nto de la obra. Mucho vestuario tiene historia y hay que respetar esa historicid­ad” MIGUEL VANDO Diseñador de vestuario teatral

lipa estudió diseño y costura en Nueva York y, en 1955, regresó a Puerto Rico. Desde entonces, trabajó en diversas fábricas y talleres, entre ellos los de Fernando Pena y otros diseñadore­s que llegaron de Cuba. “Yo hacía los patrones y cuando vine aquí fue lo mismo”, recuerda.

Aunque todas cosen, también destacan en diversas especialid­ades, como Felipa con los patrones. Genoveva, por ejemplo, es la experta tiñendo ropa y accesorios, y no puede evitar reír al recordar una vez en que decidió llevarse unos botones para teñirlos en su casa. “Tenía que ser con agua bien caliente y yo los puse y se me olvidaron. Por poco hago un sopón de botones”, dice entre risas.

Por su parte, Clara es la que mayormente hace los ojetes. Por eso, sobre su mesa de trabajo hay un martillo y una base de madera, como un pequeño picador. Es la que más ruidos hace, según Aniza.

Aniza, por su parte, cose, pero cuan- do hay mucho trabajo en la lavandería se va ayudar. Explica que como la mayoría de las obras son de época, la ropa tiene que lucir antigua y ajada. Por eso, una vez se confeccion­a hay que lavarla varias veces. Asimismo, cada pieza, incluyendo medias y la ropa que va debajo del vestuario, se lava después de cada función durante el tiempo que se presente la obra.

Y, una vez termina la obra, el equipo de trabajo - dirigido por Ramonita Toro - tiene que lavar toda la ropa, hacer inventario y preparar el vestuario para enviarlo al almacén, donde se agrupa por épocas. Es importante guardarlo de forma que se pueda encontrar fácilmente pues allí se buscarán piezas para obras futuras.

El día de nuestra visita, dos estudiante­s se medían el vestuario que usarán en la obra “Mandrágora”, que sube a escena el 22 de septiembre. Participab­an de uno de los trabajos más complejos, ajustar a un nuevo tamaño ropa ya confeccion­ada.

 ??  ?? Genoveva, Felipa, Aniza y Clara (desde la izq.) están a cargo de confeccion­ar el vestuario de obras que se presentan en el teatro de la UPR.
Genoveva, Felipa, Aniza y Clara (desde la izq.) están a cargo de confeccion­ar el vestuario de obras que se presentan en el teatro de la UPR.
 ??  ?? Genoveva Tirado es la veterana de las costureras que, no solo confeccion­an el vestuario, sino que son parte del equipo de cada obra teatral que se presenta en la UPR.
Genoveva Tirado es la veterana de las costureras que, no solo confeccion­an el vestuario, sino que son parte del equipo de cada obra teatral que se presenta en la UPR.
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Puerto Rico