El Nuevo Día

Sorpresa radical para el laborismo

Jeremy Corbyn, un izquierdis­ta combativo al viejo estilo, elegido líder del Partido Laborista

- The Associated Press

LONDRES - El parlamenta­rio de extrema izquierda Jeremy Corbyn fue elegido ayer líder del Partido Laborista británico, una victoria que amenaza con profundiza­r las divisiones en el partido opositor, que no termina de recuperars­e de una fuerte derrota en las elecciones de este año.

La victoria de Corbyn es una de las mayores sorpresas de la política británica en varias décadas, que señala un fuerte viraje a la izquierda de su partido y el rechazo de la política centrista de sus predecesor­es.

El parlamenta­rio de 66 años, de pelo y barba plateados, ha sido objeto tanto de críticas encendidas como de admiración por sus posiciones socialista­s: quiere aumentar los impuestos a los ricos, se opone a las medidas de austeridad y es partidario de nacionaliz­ar la industria.

Considerad­o excéntrico y marginal hace apenas tres meses, pudo desplazar a sus tres adversario­s, más cer- canos al “establishm­ent”.

Aplausos y vítores estremecie­ron la sala en Londres ante el anuncio de que Corbyn había obtenido casi el 60% de los votos, mientras que su rival más próximo,

Andy Burnham, obtuvo apenas el 19%. Se contabiliz­aron 422,664 votos. En su discurso, Cronyn prometió un país más igualitari­o y solidario y poner fin a los “niveles grotescos de desigualda­d”.

“Los conservado­res han utilizado la crisis económica de 2008 para imponer una carga terrible a la gente más pobre de este país”, dijo.

“No es justo, no es necesario y tiene que cambiar”, añadió.

Previament­e, al arribar a la conferenci­a, decenas de seguidores lo rodearon y cantaron el himno socialista “Bandera roja”.

El éxito inesperado de Corbyn ha provocado meses de debates enérgicos, incluso enconados, acerca de la identidad del partido.

Bajo los dos primeros ministros laboristas anteriores, Tony Blair y Gordon Brown, el partido desechó su programa de nacionaliz­ación de la industria y se acercó a los grandes empresario­s, pero desde que perdió el poder en 2010 y sufrió una derrota electoral aún mayor este año, algunos activistas creen que es hora de volver a las raíces.

A diferencia de sus rivales más jóvenes -Burnham, Yvette Cooper y Liz Kendall-, Corbyn aparece como un partidario acérrimo del “viejo laborismo”.

Quiere aumentar las inversione­s en infraestru­ctura y los impuestos a las grandes empresas, así como redistribu­ir la riqueza.

Se opone a que Gran Bretaña continúe en la OTAN y quiere eliminar su programa nuclear.

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Corbyn, un izquierdis­ta al timón.

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