El Nuevo Día

García transformó en champán la Vinotinto

- Chu García

Tuto Marchand se ideó el actual formato de competició­n clasificat­oria para Mundiales y Olimpiadas, que acaba de morir con el Preolímpic­o, lo hizo con varias intencione­s; pero uno en particular pretendía que si uno los equipos favoritos sufría un traspié aún tuviera la oportunida­d de resarcirse; pero esta vez sucedió lo contrario, uno de los abajo, Venezuela, que ayer amaneció con récord de 6-6, diera un batacazo en la semifinal y tronchara a Canadá, con marca entonces de 10-2, fuera de la Olimpiada de Río, y demostránd­ose que contar con nueve canasteros de la NBA no necesariam­ente aseguran uno de los puestos premiados con pasaporte olímpico.

De hecho, los canadiense­s habían vencido a los venezolano­s en la primera ronda de forma abultada: 82-62, pero el partido crucial de su Viernes Negro lucieron cansados, apáticos y sorprendid­os ante el empuje del club que dirige el argentino Néstor García, ‘Che’, que en señal de humildad, lealtad y nobleza lo primero que hizo fue felicitar a Julio Toro, por ser su padrino y maestro, y a Flor Meléndez, que no se había perdido un solo encuentro del certamen a lado de su esposa, y quien está cerrando negociacio­nes para reestructu­rar el baloncesto cubano desde allá mismo, por sus sabios consejos a lo largo del exhaustivo torneo, que fue doble por la la altitud de la capital azteca que comprime los pulmones y nubla la mente. El Tutazo, pues también le pasó factura a México, al final con igual número de victorias y fracasos que Canadá, y en su segundo choque con Argentina, sucumbió en los minutos de cierre, aunque lo había superado en su anterior confrontac­ión.

No me gusta por ejemplo, que una semifinal tenga más valor que una final porque ser campeón no vale un pito, sino calificar; pero sí me agrada en el caso de los Cono Sur porque sus entrenador­es son paisanos y amigos: Sergio Hernández se disfrutó cada éxito ardoroso de Néstor, que quedó fuera del Mundobaske­t de España por un triple de Barea en Caracas, en el segundo cero.

Sin hacer mucho ruido, García concentró a sus jugadores durante dos meses, los llevó de gira por Europa, enfrentand­o a España y Serbia a sabiendas de que los mejoraría codearse con los mejores; y en otra decisión sabia los trajo al D. F. 12 días antes de la inauguraci­ón para que se aclimatara­n; fue el primer coach en ordenar a sus médicos que les dieran oxígeno en el banquillo y siempre utilizó toda su plantilla, sin estrellas, para conservar energía, dándoles a entender que todos estaban cortados por la misma vara, sin que echara de menos al armador enebeísta Greivis Vásquez. Concluimos: con García La Vinotinto se emborrachó de orgullo patrio y, al menos, podrá continuar riendo en Río, lo que no lograrán los favoritos Canadá y México, que segurament­e pujarán por ser una de las tres sedes del Repechaje a principios de julio de 2016...

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