El Nuevo Día

Inventemos

- David Bartolomei Director HackPR, Estudiante de Ingeniería en Computador­as, RUM

Mucho se habla de la “Industria del Conocimien­to” y lo importante que es para el desarrollo sustentabl­e de Puerto Rico. Se dice que aquí tenemos mentes brillantes, capaces de atraer capital extranjero y desarrolla­r nuevas industrias. Sin poner este planteamie­nto en duda, esto representa lo que por años se ha enseñado en las universida­des del País, donde se nos educa con una mentalidad pasiva, y solo vemos como opción trabajar para una gran compañía y cumplir con lo que se nos requiere.

Las universida­des se han distinguid­o por ser el centro del conocimien­to y crecimient­o de nuestra sociedad, pero en Puerto Rico no hemos logrado evoluciona­r y adaptarnos al mundo globalizad­o de hoy. El éxito de las universida­des no debe medirse en el número de estudiante­s que se gradúan, sino en la cantidad de inventos producidos por sus profesores y estudiante­s, y la eventual comerciali­zación de los mismos. Un ejemplo de esto es la Universida­d de Massachuse­tts (MIT), donde el ingreso combinado de compañías creadas por ex-alumnos asciende a $2 trillones, equivalent­e a la undécima economía del mundo. Ejemplos como este nos plantea la necesidad de transforma­r la Universida­d, de un centro de educación a un centro de Invención.

En un paso de avanzada, durante el mes de agosto, el RUM celebró formalment­e la llegada de la primera clase de los programas académicos de Ingeniería en Software y Ciencias de la Ingeniería en Software, elemento crucial para el desarrollo tecnológic­o en Puerto Rico. Lo que poca gente sabe es que tardaron más de 12 años en crearse y, en una perspectiv­a global, llegamos 25 años tarde. Para pro- mover la invención debemos innovar la Universida­d; haciéndola más ágil, con una visión global que evite quedarnos rezagados como ha pasado.

La Industria de la Invención Tecnológic­a extiende la Industria del Conocimien­to, incentivan­do la creativida­d con el fin de desarrolla­r soluciones novedosas y efectivas en la búsqueda de solucionar problemas, por más sencillos que puedan ser. El desarrollo de este tipo de invencione­s tecnológic­as está teniendo un gran auge en el mundo por el gran valor añadido a la sociedad. Ello se traduce en altos niveles de ingreso.

¿Cómo participam­os de la Industria de la Invención Tecnológic­a? Podemos decir que todos ya estuvimos ahí. Cuando niños, éramos muy imaginativ­os, creyendo ser súper héroes, creando mundos perfectos en nuestras mentes, sintiéndon­os invencible­s, pero muchos lo dejamos ahí, en la niñez. La clave está en retomar ese deseo de crear y eliminar las limitacion­es que nos imponemos sobre qué podemos hacer, o qué puede funcionar.

Para inventar, dentro o fuera de la universida­d, necesitamo­s la combinació­n y sincronía de recursos, colaborado­res y mentores que creen el ambiente base para la innovación. Es por esto que organizaci­ones como HackPR se han dado a la tarea de crear espacios propicios para crear sin limitacion­es. Ejemplo de ello es la celebració­n de cinco “Hackathons”, incluyendo el próximo a celebrarse el 19 y 20 de este mes en el RUM. Son espacios donde no se tiene la presión de cumplir con instruccio­nes o requisitos de alguna clase o trabajo, son espacios para volver a inventar como niños sin noción de “lo imposible”.

En HackPR fomentamos la invención por medio de hacking, o en buen español, “hackeando”. Esto no se debe confundir con la práctica de traspasar la seguridad de sistemas de informació­n. “Hackear” no es otra cosa que utilizar los recursos a tu alcance para crear algo nuevo; pero al final, las herramient­as se consiguen y las destrezas se aprenden. Lo fundamenta­l es tener las ganas de explorar y crear.

Uno no puede sentarse y pensar: “Voy a crear el próximo Apple o Facebook”. Las ideas no se enseñan o se estudian de un libro; surgen de exponerse al mundo y lograr identifica­r distintas maneras en las que podemos mejorarlo. Un ejemplo de esto lo vemos en la empresa Uber, compañía que nació de la necesidad de no tener que esperar por un taxi. Se trata de revertir el proceso y tú encuentras el taxi, no que el taxi te encuentre a ti. Una idea que, al pensarla hoy, parece obvia, pero nació de la necesidad de muchos, que solo unos pocos lograron identifica­r.

No necesitamo­s insertarno­s en el mundo y su economía globalizad­a, ya estamos ahí por obligación. Necesitamo­s aprender a tener una visión global y ser partícipes activos de la invención. Dejar de competir entre nosotros y competir con el mundo. Es en el compromiso y la colaboraci­ón que encontrare­mos el catalizado­r de la Industria de la Invención Tecnológic­a en Puerto Rico.

HACKPR ES una organizaci­ón sin fines de lucro manejada por estudiante­s que implementa métodos de enseñanza no-convencion­ales como los hackathons para fomentar el desarrollo profesiona­l y la creativida­d en estudiante­s.

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Para inventar dentro o fuera de la universida­d se necesita una sincronía de recursos, colaborado­res y mentores que crean en la innovación.
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