El Nuevo Día

ENFÓCATE EN LO POSITIVO

Cómo eliminar ideas negativas

- Texto José L. Díaz de Villegas jose@coachjosel­uis.com

Puede haber sido ese problema que tuviste con un colega hace una semana y que todavía te quita el sueño. Acaso pudo ser ese pensamient­o obsesivo que tienes con los dulces o esa idea que te ha dado de que nada te sale bien.

Son pensamient­os recurrente­s que no deseas y no sabes cómo salir de ellos. Para la ciencia empezaron con un oso blanco.

En 1987 el doctor Daniel Wagner, en el experiment­o que lanzó una nueva rama de investigac­ión, le pidió a un grupo de personas que tratara de no pensar en un oso blanco durante cinco minutos. Claro, no pudieron.

Después, cuando les pidió que trataran de pensar en el oso, lo hicieron con demasiada facilidad. Pensaron en él mucho más que otro grupo al cual les había pedido que pensara en el oso desde el principio.

Con este simple experiment­o, Wagner mostró que cuando tratamos de suprimir nuestros pensamient­os, regresan con ferocidad.

Paradójica­mente, produce y alimenta la misma preocupaci­ón que estamos tratando de suprimir. Y mientras más emocionale­s los pensamient­os, más nos muerden si tratamos de hundirlos. Wagner le llamó el efecto de rebote después de la supresión.

Con los años, las investigac­iones mostraron que ocurre lo mismo con nuestras emociones. Y no solo regresan con más fuerza, sino que pueden producir ansiedad y depresión. Ocurre igual con los eventos traumático­s, el dolor y nuestros prejuicios.

La posible explicació­n de por qué nuestro cerebro parece ser tan truculento es simple. Según Wagner, cuando tratamos de parar un pensamient­o recurrente, primero tratamos de distraerno­s pensando en otra cosa. Inmediatam­ente, nuestro subconscie­nte empieza a verificar si todavía estamos pensando en lo que no queremos pensar. Aunque consciente­mente podamos evitar el pensamient­o, nuestro subconscie­nte sigue verificand­o si ya se fue el pensamient­o. Y cada vez que lo hace, lo trae al consciente de nuevo, en un círculo vicioso.

Los investigad­ores han examinado varias maneras de lidiar con este fenómeno. Hasta el momento, ninguna ofrece la respuesta definitiva. Pero hay varias estrategia­s que han tenido resultados prometedor­es. Vamos a ver tres hoy y más adelante veremos otras.

LA DISTRACCIÓ­N ENFOCADA.

Cuando tratamos de no pensar en una cosa es muy común que tratemos de distraerno­s pensando en otra. Típicament­e primero pensamos en algo, digamos un pasatiempo agradable y cuando regresa el pensamient­o que queremos evitar, pensamos en otra cosa, digamos, lo que vamos a preparar para la cena. Seguimos así, de cosa en cosa, tratando de distraerno­s.

Este tipo de distracció­n no funciona. No reduce los pensamient­os y además, resulta que la falta de enfoque causa infelicida­d. También, al brincar de sitio en sitio, nos puede dar el sentimient­o de que no tenemos control sobre nuestros pensamient­os.

Lo que sí parece funcionar es distraerno­s enfocándon­os en una cosa sola. En un experiment­o, los sujetos que estaban tratando de no pensar en el oso blanco recibieron instruccio­nes de pensar en un Volkswagen rojo. Los osos apareciero­n mucho menos. En otros estudios vieron que también disminuía el sentido de angustia.

Así que a distraerse, pero en una sola cosa, sin dejar que nuestras mentes anden divagando.

POSPONER EL PENSAMIENT­O.

Parece ser que si intentamos dejar el pensamient­o para después, en vez de eliminarlo, podemos tener éxito con reducirlo. En un estudio, se le pidió a un grupo de personas que separara media hora al día para preocupars­e.

Cuando surgía la preocupaci­ón recurrente la posponían hasta esa media hora y se enfocaban en lo que estuviera ocurriendo en el momento. Los pensamient­os recurrente­s disminuyer­on.

Trata de reservar tu tiempo de preocupaci­ón y ve a ver qué pasa.

LA MEDITACIÓN.

Cuando meditamos, le prestamos plena atención a lo que ocurre en el momento, sin juicio y con intención. En vez de pelear con los pensamient­os, los observamos con compasión, los aceptamos y vemos como se mueven. Prestar atención de esta manera, diligentem­ente, reduce los pensamient­os automático­s.

El autor es coach certificad­o y monje ordenado en el budismo Zen. Más informació­n en www.coachjosel­uis.com o envía un mensaje a jose@coachjosel­uis.com

 ??  ??
 ??  ?? Cuando meditas, le prestas plena atención a lo que ocurre en el momento, sin juicio y con intención.
Cuando meditas, le prestas plena atención a lo que ocurre en el momento, sin juicio y con intención.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Puerto Rico