El Nuevo Día

Vivió lo que una vez soñó

La joven Lilliana Pagán, que sufre de fallo renal permanente, conoció a su estrella de la música, Marc Anthony

- Rosalina Marrero-Rodríguez rosalina.marrero@gfrmedia.com Twitter: @rmarrero1

Cuando se va a conocer a la persona que te inspira a vivir, hay que llegar temprano. Lilliana Pagán estuvo dos horas antes del encuentro, ningún imprevisto podía detener la emoción de poder estar frente a su artista preferido, Marc Anthony. Era una cita que esperó por años y finalmente se le cumpliría.

Llegó acompañada de su principal apoyo, su madre Lillian Nieves, y de Oscar, chofer del municipio de Cabo Rojo que la transportó el sábado hasta el Coliseo de Puerto Rico. La relacionis­ta del artista, Blanca Lasalle, y Normaris Cruz, de Empresas Angelo Medina, la esperaban. Pusieron todo su empeño para facilitar el encuentro y regalarle la oportunida­d de verlo por primera vez en concierto.

Lilliana tiene 16 años, nació en Estados Unidos, al igual que su madre, pero son residentes de Cabo Rojo. En ese pueblo acude a la escuela SU Antonio Acarón Correa, donde cursa el noveno grado. El próximo semestre tendrá su graduación.

Es una joven feliz, llena de ilusiones y muy decidida. La menor de dos hermanos tiene fallo renal permanente. Se lo descubrier­on el año pasado por una prueba de laboratori­o rutinario, que de inmediato puso a su familia a correr. A esta condición se le suma el Síndrome Bardet-Biedl, una rara enfermedad genética, multi-sistemátic­a. En el caso de ella, se le comenzó a manifestar a los tres años, con obesidad, visión limitada, dificultad de movilidad e insuficien­cia renal.

El diagnóstic­o de fallo renal y de la necesidad de un trasplante de riñón surgió mientras estuvo ingresada de emergencia en el Hospital Pediátrico en Centro Médico. Coincidió también con la fecha de su cumpleaños número 15, para el que previament­e había pedido, a través de March Of Dimes, conocer al cantante, pero en esa ocasión no se dio. Luego le cumplieron otro sueño, la celebració­n de su quinceañer­o.

Durante la hospitaliz­ación, en la que recibió diálisis por cinco días consecutiv­os, ocurrió algo especial con la canción “Vivir mi vida”, la favorita de Lilliana. “Es que la canción es muy especial porque él dice que la vida tiene que seguir. Yo decidí que la situación mía no me iba a limitar las cosas que yo podía hacer”, declaró a El Nuevo Día con una voz dulce, cautivador­a.

Esa determinac­ión siguió a una conversaci­ón profunda que tuvo con su madre sobre su condición. Lloraron juntas, compartió la mamá, “y yo había salido un momento del cuarto y cuando regresé me dijo, ‘mom, he tomado una decisión, Marc tiene mucha razón en lo que dice. Esa canción habla de que la vida es una y uno tiene que vivirla, uno tiene que cantar, bailar, reír, y no me voy a dejar, porque yo quiero vivir, yo amo la vida, y pienso en todas palabras que Marc dice y eso me llena de fuerzas”.

Este relato fue el mismo que Lilliana y su mamá la contaron a Marc Anthony. Eran cerca de las 8:30 de la noche del sábado, cuando en un salón privado del coliseo, el intérprete llegó hasta ella, que lo esperaba de pie, fuera de la silla de ruedas. Él colocó su brazo derecho sobre el hombro de ella y se hablaron de frente.

Lilliana irradiaba felicidad, pero no se quebró. Aprovechó su momento y le contó de su enfermedad, de cómo su música ha pasado a ser parte de su vida, inclusive la académica, pues to- das sus tareas giran en torno a él. Le mostró el álbum de su quinceañer­o, específica­mente la página donde hablaba de su canción, que también fue tema de la celebració­n.

Marc, por su parte, se conmovió. La escuchó atento, ordenó a su equipo que le ubicaran dónde ella estaría sentada durante el concierto y le pidió a ella y a su madre que, a partir de ese momento, contaran con él para que lo que necesitara­n. Esto también se lo solicitó a su equipo.

“¿Me puedes firmar mi bandera?”, preguntó Lilliana, a lo que él accedió de inmediato. Seguido la abrazó, la besó y posó junto a ella. Todos los presentes se conectaron con la emoción del encuentro.

Lilliana –quien duerme conectada a la máquina de diálisis todos los días, por 12 horas- parecía flotar a su salida hacia la arena. Estaba en tarima el grupo Gente de Zona cuando sus ojos comenzaron a deslumbrar­se. Su mamá, en tanto, captaba todo en vídeo en su celular.

Pero hubo más, mucho más para ella. Marc interpreta­ba la tercera o cuarta canción del repertorio de 14, cuando un miembro de su equipo llegó hasta Lilliana con otros dos boletos, esta vez para la primera fila.

“Vivir mi vida” fue la última canción de una noche intensa, mágica para ella. Tras entonar los primeros versos y desde el centro de la tarima, Marc se la dedicó: “Esto es para ti, Lilly”.

“La canción es muy especial porque él dice que la vida tiene que seguir. Yo decidí que la situación mía no me iba a limitar las cosas que yo podía hacer”

LILLIANA PAGÁN Sobre cómo el tema “Vivir mi vida” la motiva a continuar

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Lilliana le contó de su enfermedad, de cómo su música ha pasado a ser parte de su vida y le mostró el álbum de su quinceañer­o, específica­mente la página donde hablaba de su canción (“Vivir mi vida”).
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Tanto la joven como su mamá y principal apoyo, Lillian Nieves, disfrutaro­n el sábado del concierto del cantante.
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Al verla, Marc colocó su brazo derecho sobre el hombro de ella y se hablaron de frente.

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