La práctica de la medicina
La práctica de la medicina sufrirá cambios dramáticos durante el siglo XXI. Será historia cuando los médicos trabajaban solos y tomaban decisiones principalmente fundamentadas en su conocimiento personal y experiencia. El volumen y complejidad del conocimiento médico moderno ya excede por mucho las limitaciones del cerebro humano, por lo que a la mayoría de los médicos se le hará muy difícil mantenerse al día para enfrentar exitosamente, y sin ayuda externa, las múltiples y simultáneas situaciones clínicas que aparecerán en su camino.
Imagine la magnitud de lo que cada uno tendría que aprender y recordar durante su vida pro- fesional. La Biblioteca Nacional de Medicina de EE.UU. añade diariamente a su colección
(www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed) de 24 millones de referencias de literatura biomédica cerca de 4,000 artículos provenientes de 5,600 revistas médicas internacionales. También registra 13,000 guías clínicas sobre condiciones, enfermedades, tratamientos e intervenciones. Se estima que un internista tiene que renovar conocimiento y destrezas cinco veces durante su vida profesional. Un estudio de internistas certificados encontró que 68% de ellos no hubiese aprobado la reválida de la especialidad 15 años después de su certificación original.
Apenas entre 10% y 20% de lo que hacemos en la práctica médica rutinaria hoy día es considerado buena práctica basada en evidencia científica legítima. Es por eso que tendremos que movernos hacia una práctica grupal en que diversas mentes trabajen coordinadamente procesos y protocolos estandarizados para manejar cualquier situación de manera científica, pero adaptándolos a las necesidades de cada paciente individual. Los grupos actualizarán continuamente sus estrategias de cuidado y monitorearán su desempeño y resultados, convirtiendo sus prácticas y oficinas en laboratorios de aprendizaje hacia la excelencia.
La medicina tiene que evolucionar hacia la perfección, como ha hecho la aviación. El cuidado médico-hospitalario tiene que también estar libre de especulaciones y errores, y siempre fundamentado en información científicamente validada.
Convertirse en médico o piloto es una cosa. Desarrollarse en médico o piloto de excelencia es otra cosa. Para ello se requiere destreza, sentido común, buen juicio, trabajo en equipo, sincronía y disciplina, buena comunicación y una gran capacidad para la evaluación crítica de la información.
La vida de millones de personas dependen de la excelencia y precisión de médicos y pilotos. Y aunque los separen claras diferencias, ambos se dirigen hacia el mismo norte: alcanzar el máximo grado de confiabilidad, seguridad y perfección en favor de nuestra gente.
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