Los indignados puertorriqueños
Resulta tragicómico ver las intensas disputas de los líderes del PNP por puestos electivos, y aun directivos de los cuerpos legislativos para el próximo cuatrienio. Como tiburones rondan una presa que está herida de muerte. El Plan de Ajuste Fiscal ha sellado la derrota del partido de gobierno en las elecciones de 2016.
El liderato penepé no adelanta propuestas alternas, más allá de un cambio de status hacia la estadidad, pero saben que la presa, el gobierno de Puerto Rico, no se la disputará ningún otro partido. Saben que los “indignados puertorriqueños” responderán como siempre, absteniéndose de votar o castigando al incumbente votando por el partido tradicional de oposición, en este caso el PNP. Saben que el próximo gobernador será quien ellos nominen, a pesar de que hay quien dice que si nominan al candidato joven e inexperto podría revalidar el gobernador. Decir esto es no entender el nivel de disgusto y frustración de las organizaciones sindicales y los “melones” que le dieron la victoria al incumbente por menos de uno por ciento.
Por otra parte, los “soberanistas” del PPD, que se las dan de indignados, dicen que son la mayoría. Quieren revalidar para desplazar a la vieja guardia cuando colapse el partido en 2016. Pensar que el liderato del PPD les va a caer en las manos es no conocer ni a la vieja guardia, ni las maquinarias partidistas. La vieja guardia controla cuotas de poder significativo y no cederá fácilmente. Eso de que “la base está con nosotros” habrá que probarlo frente a la maquinaria política que hasta ahora no han podido derrotar. Asimismo, el sector soberanista del PPD no es un bloque monolítico y son varios los que aspiran a convertirse en líder del partido. Hasta ahora no se observa vocación para el consenso y el acomodo político.
La cuestión es que tampoco hay fuerzas emer- gentes que disputen espacios de poder político. El PIP no es una fuerza emergente y sólo habla del status. En medio de la peor crisis económica de la historia, los independentistas repiten el mantra “la crisis es la colonia”, como si la independencia o la estadidad fueran a sacarnos automáticamente de la crisis. Los pequeños partidos y agrupaciones de los verdaderamente indignados, el PPT, el MUS y ALAS no registran gran presencia en el espectro electoral puertorriqueño y dos de ellos no tienen franquicias electorales.
Si los indignados puertorriqueños quieren acabar con la partidocracia deben entender que el proceso tarda años. Syriza, Podemos y el Frente Amplio de Pepe Mujica en Uruguay, tomaron años en forjarse.
Es necesario que los indignados puertorriqueños inicien el proceso para formar un frente amplio. Para ello hay que concertar y trabajar con gente que no es igual que uno. Construir alianzas es aprender a estipular los desacuerdos y trabajar sobre los acuerdos, honrar promesas y palabras empeñadas. El 2016 debería ser el año primero del frente de los indignados puertorriqueños. Un viaje de mil leguas comienza con el primer paso.