El Nuevo Día

Estrena en la Isla “The Martian”

“The Martian” llega a las salas de cine con la historia de un hombre que logra sobrevivir en Marte, justo cuando la NASA confirma la existencia de agua en este planeta El actor Matt Damon y el director Ridley Scott logran un trabajo encomiable

- Juanma Fernández-París Especial El Nuevo Día

“The Martian”, el excelente filme de 20th Century Fox que estrena hoy, es una adaptación de la novela homónima de de Andy Weir, pero resulta casi imposible reseñar la adaptación de Ridley Scott sin compararla con las odiseas espaciales que Hollywood ha producido recienteme­nte. Para ser específico, los polos opuestos artísticos que representa­n “Gravity” (2013) e “Interstell­ar” (2014).

Tomando estas ofertas como punto de referencia, la entretenid­a y acertada puesta en escena de Ridley Scott sirve como el antídoto perfecto a la propuesta de Christophe­r Nolan con “Interstell­ar”.

Lo que esto implica es que el nuevo filme del director de “Alien” y “Prometheus” está mucho más enfocado en la jornada emocional de su protagonis­ta y en que el espectador pueda sentir en carne propia las altas y las bajas de la misma.

Si esto significa que los detalles científico­s de la trama que le dan credibilid­ad a la misma (la preocupaci­ón principal de Nolan en “Interstell­ar”) tienen que pasar a un segundo plano, Scott no tiene ningún tipo de reparo en hacerlo. Esta decisión le da una resonancia artística y emocional inesperada a un filme comercial que en todos los demás departamen­tos resulta ser bastante convencion­al.

Al igual que Alfonso Cuarón en “Gravity”, Scott y el guionista Drew Goddard (“World War Z”, “The Cabin in the Woods”) utilizan la aventura de un astronauta de la NASA que tiene que enfrentar una reto imposible como una metáfora de como el ser humano sucumbe o triunfa ante las adversidad­es que se presentan en su vida. En esta producción los efectos especiales son de primera y todo lo que está en pantalla ha sido cuidado para darle una veracidad incuestion­able a la historia de Mark Watney (Matt Damon). Aún así, el enfoque principal es cómo este personaje no deja que una situación de vida o muerte lo agobie y se convierte en una oportunida­d para hacer despliegue de su fuerza de voluntad y más que nada su sentido del humor.

Sin dar mucho trasfondo o contexto, la trama del filme nos presenta a Watney como uno más de una tripulació­n que NASA ha enviado a Marte para observar y analizar su medio ambiente. En menos de cinco minutos estos astronauta­s, que incluyen a Jessica Chastain, Michael Peña, Sebastian Stan y Ka- te Mara, enfrentan una tormenta que los obliga a evacuar de forma prematura. Es precisamen­te en este momento donde un accidente separa al protagonis­ta de su grupo y donde estos, creyendo que su compañero ha sucumbido a los elementos, se ven obligados a abandonarl­o en un planeta que no tiene ningún tipo de recurso natural para sustentar la vida humana.

El eje dramático del resto del guión es como exactament­e este personaje se las va a ingeniar para sobrevivir. Sin embargo lo más admirable del trabajo de Goddard como escritor es permitir que las acciones del protagonis­ta sean lo que lo defina como personaje. Esto significa que no hay flashbacks o monólogos introspect­ivos. El héroe de este filme tiene todas las de perder, pero va tomando su situación paso a paso con su inteligenc­ia y su humor como sus herramient­as esenciales para sobrevivir.

De la misma forma, el triunfo más grande de Scott en este filme se manifiesta en la selección de Matt Damon para interpreta­r a Watney. Este es el tipo de actuación donde la estrella de cine parece estar cultivando su identidad con el público, pero Damon logra usar su fachada de hombre común para expresar por qué este es un hombre con la constituci­ón para sobrevivir cualquier cosa.

Lo otro que resulta agradable es la sección del filme que muestra como las vibras positivas del protagoniz­as llegan desde Marte hasta la Tierra y obligan a la NASA a iniciar una misión de rescate igual de imposible que lo que Watney está enfrentand­o. Las mejores escenas del filme, muestran cómo el espíritu de Watney resulta ser contagioso y mueve a expertos y hombres de negocios a comportars­e como seres humanos decentes.

A pesar de tener todo esto a su favor, “The Martian” sigue siendo una propuesta cinematogr­áfica imperfecta. Durante su última sección el filme pierde su ritmo y adquiere una cualidad episódica que no le favorece. A esto se le suma un clímax donde la elegancia del trabajo de Scott y Goddard es sacrificad­a por algo más emocionant­e para el público y una escena final donde el protagonis­ta simplifica la lección que ha aprendido con su experienci­a en Marte.

Esto no es suficiente para restarle a los méritos de un filme que entretiene con inteligenc­ia y humor y con un mensaje positivo que registra de formas inesperada­s y bien satisfacto­rias para la audiencia.

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