Efecto en el bolsillo del paciente
Los aumentos en los precios de las medicinas afectan a todos los ciudadanos, pero principalmente a los que no tienen seguro médico y a la población de edad avanzada
Desde hace varios años, Carlos Márquez, de 37 años, sintió cómo su aportación o cuota al plan médico privado que tiene a través de su trabajo en un hotel fue aumentando.
Mientras antes pagaba $27 semanales, ahora su aportación es de $46. Esto representa un incremento de unos $76 al mes.
“Por unas condiciones de salud que tiene mi esposa, tenemos que comprar unos medicamentos. Por eso aumentó la aportación”, dijo Márquez mientras esperaba ayer por el despacho de una receta en una farmacia de la comunidad.
El aumento en su aportación coincidió con el alza en los precios de los medicamentos, tanto en las modalidades originales o de marca como en las bioequivalentes o genéricas.
“Donde más lo veo (el aumento) es en la aportación al plan (médico), no tanto en los deducibles”, indicó.
Evangeline Oliver, mientras tanto, comentó que su madre, una maestra retirada de 85 años, sí ha sentido el aumento en el deducible o copago de sus medicamentos.
“Ella recibe Seguro Social y tiene Medicare, que le cubre (sus medicamentos), pero los deducibles han subido casi el doble”, lamentó Oliver.
Medicare es un programa federal de seguro médico de salud para personas de 65 años o más, personas con discapacidades y aquellos con enferme- dad renal crónica que requieren diálisis o trasplante.
DEJAN DE COMPRARLAS. El efecto directo del incremento en el precio de los fármacos es que muchos pacientes, al no tener el poder adquisitivo para afrontar el alza, dejan de comprar sus medicinas, lo que afecta seriamente su salud.
“El paciente trata de llevarse sus medicamentos de mantenimiento (de sus condiciones crónicas de salud). Pero, cualquier otra medicina que le receten y (con) el precio muy alto, la dejan”, explicó Maribel Vega, asistente de farmacia y compradora de la Farmacia Siempre Abierta, en Hato Rey.
Según indicó, medicamentos de cortisona y cremas son las que más han sido impactados por el alza. Mientras antes su precio podía estar en $1a $3 por ungüento, ahora están en $200 o más.
“Uno de los pacientes que más se afecta es el que paga deducibles a base de cierto por ciento (del precio del fármaco)”, dijo.
La experiencia de los clientes de esta farmacia, agregó, es que otra de las poblaciones más impactadas es la de personas de edad avanzada pues carecen de ingresos suficientes para sufragar los incrementos.
“Algunos pacientes vuelven a su médico para que le cambien la terapia a una más costo efectiva”, dijo.
La licenciada Marta Castro, farmacéutica regente de la Farmacia Plaza, en la avenida Domenech, coincidió en que muchas personas, al enterarse de los aumentos, algunos más dramáticos que otros, simplemente no compran los fármacos recetados.
“Si el paciente viene a comprar el medicamento de contado, ‘cash’, porque no tiene plan médico, no lo com- pra. A muchos se les hace difícil (poder adquirirlos)”, dijo.
Como ejemplo, mencionó que el Anaprox (Naproxen), medicamento para el dolor, subió de unos 15 centavos por tableta a $1.95.
Castro advirtió que los aumentos más dramáticos han recaído sobre los medicamentos bioequivalentes o genéricos.
“Esos han subido más de un 100% de lo que costaban”, señaló.
POCAS ALTERNATIVAS. Conscientes del impacto que han causado los aumentos en los precios sobre el
“Medicamentos tan buenos como el Anaprox van a quedar en la memoria médica como un buen antiinflamatorio que muchos ya no pueden pagar” ALEJO LUIÑA Neumólogo