La cosa está mala
La cosa está mala. Algunos ya deberíamos patentar la dichosa frase. No hay duda de que las diversas situaciones que confrontamos en la actualidad hacen decaer de vez en cuando hasta el más optimista de los espíritus. Sin embargo, no somos los primeros ni seremos los únicos. Cada generación, cada nación, cada familia ha tenido y tendrá ante sí, situaciones que retarán su ánimo, capacidades, condiciones de vida, en fin todo lo que representa su realidad.
Parecerá trillado, pero realmente creo que gran parte del éxito o fracaso de un individuo o de un colectivo depende de cómo utiliza las circunstancias de la vida para superarse. Unas situaciones serán más caóticas que otras Pensemos en el reciente caso de trata humana descubierto en San Lorenzo. Medito y reflexiono de qué manera reparar el daño causado a estos niños.
En otros casos serán situaciones más livianas relacionadas con pérdidas materiales que pueden alterar nuestro ánimo. Todas estas circunstancias pudieran ahogarnos si no nos hacemos conscientes de que dentro de nosotros existen las herramientas y la capacidad para levantarnos tan alto como nos lo propongamos.
Algunas veces podremos levantarnos solos, otras veces necesitaremos ayuda, así como lo demostró la acción de los vecinos de San Lorenzo al detectar situaciones extrañas en aquella casa. Esa movilización logró poner fin a la pesadilla que fueron sometidos estos niños.
Siempre habrá alguien que padece situaciones peores que las nuestras y siempre habrá gente que parece tener el camino llanito. Decidamos no fatigarnos cuestionando situaciones que están fuera de tu control. Pero también decidamos dejarnos el pellejo para levantarnos, para alcanzar todas las metas según nuestras capacidades y nuestra fuerza.
Tracemos y superemos cada día nuevos retos que nos permitan ser mejores personas y facilitemos la construcción de un mejor país como legado para el bienestar de nuestros hijos.