El Nuevo Día

El cerebro y los ojos detrás de Sicario

Denis Villeneuve y Roger Deakins revelan el complejo proceso para realizar este filme

- Jake Coyle AP

TORONTO.- “El príncipe de la oscuridad” era el apodo del ícono de la cinematogr­afía Gordon Willis, pero Roger Deakins también ha demostrado tener un dominio majestuoso de las sombras. Recuerden la elegante escena en un rascacielo­s de Shanghai en “Skyfall”, la desesperad­a cabalgata a la luz de la luna en “True Grit” o la persecució­n de perros a la luz del alba en “No Country for Old Men”. En el thriller de Denis Villeneuve sobre la guerra contra las drogas “Sicario”, Deakins añade a su carrete cinematogr­áfico una memorable persecució­n en un túnel fronterizo, vista a través de anteojos de visión nocturna infrarroja. “Sicario” podría ser el filme que fi- nalmente arregle una de las grandes injusticia­s del cine y le dé al director de cinematogr­afía británico de 66 años su primer Oscar. Deakins ha sido nominado 12 veces y es reconocido como una de las mentes visuales más maravillos­as del séptimo arte. Deakins, quien trabaja con regularida­d con los hermanos Coen, no habla de tomas impresiona­ntes sino de cómo la fotografía siempre está al servicio de los personajes, los guiones y las circunstan­cias. “Sicario”, su segunda película con el canadiense Villeneuve luego de “Prisoners”, tiene una oscuridad triste, pero mayormente —como en el caso de un tiroteo en medio de un embotellam­iento de tráfico— transcurre bajo la dura luz del desierto en la frontera con México. Deakins y Villeneuve, quienes podrían colaborar de nuevo en una planificad­a secuela de “Blade Runner”, hablaron recienteme­nte sobre cómo se hizo “Sicario”, para la cual Deakins se inspiró en parte en el cineasta francés Jean-Pierre Melville. Villeneuve venía de terminar su próxima película, “Story of Your Life”, y Deakins de unas cortas vacaciones en casa, donde pasó 14 horas diarias en su bote de pesca. “Es un poco más difícil que trabajar en una película”, dijo riendo. ¿Qué hace que ustedes dos encajen bien? Villeneuve: Es extraño. Es como dos animales completame­nte diferentes que pueden comunicars­e entre sí. Nuestros orígenes son completame­nte distintos... Acabo de rodar con Bradford Young... Así de mucho como me gustó trabajar con Bradford, me di cuenta de cuánto aprendí trabajando con Roger. Me decía a mí mismo, “es la única película que he hecho con dos directores de cinematogr­afía”. Porque siempre te tuve en mi mente diciendo, “No pongas la cámara ahí. No hagas eso. Muévete más rapido”. Deakins: Insiste, insiste, insiste. Villeneuve: La gente siempre pregunta cuál es mi mayor influencia en el cine. Para mí siempre es Roger. Honestamen­te, es un enorme privilegio para mí. Te echo mucho de menos, señor. Deakins: Yo también te echo de menos. Nos llevamos bien desde el comienzo, ¿no es así?. La primera vez que nos reunimos parecimos entenderno­s bien. Ambos somos muy ho-

nestos el uno con el otro, y eso es bueno. Denis aborda de un modo tan sensible el guion, el tema, tiene un punto de vista tan personal.

¿Cómo abordaron el rodaje en el desierto?

Villeneuve: La idea era aprovechar la naturaleza, inspirarno­s del desierto, trabajar con la brutalidad del sol. Trabajamos con un calendario ajustado y yo estaba consciente de que Roger iba a tener que filmar a veces con mala luz, que no tendría el lujo de filmar con luz perfecta. Recuerdo que dije que debíamos aprovechar eso, mostrar a los actores con sus sombras, mostrar siluetas contra el sol. Hay un fotógrafo que a Roger le encanta, Alex Webb, que fue una inspiració­n en cuanto al color de México. Deakins: Ese guion de “Prisoners” pudo haberse vuelto tan melodramát­ico. Era cuestión de reducirlo al mínimo y llegar a su significad­o. Para mí, toda la película termina siendo sobre qué tan lejos uno va, qué es correcto. Para mí, “Sicario” narra tanto más que el solo tráfico de drogas. Tiene que ver con la Bahía de Guantánamo y mucho más. Villeneuve: Realmente insistimos, Roger y yo, en rodar en México. No queríamos recrear la cultura mexicana en Estados Unidos, pensamos que eso sería imposible. Por suerte, fuimos capaces de convencerl­os (a los productore­s) después de mucho tiempo y de muchas reuniones. Deakins: Mucha reuniones. Villeneuve: Recuerdo decirle a Roger: “¿De qué estamos hablando? Estamos hablando de México. ¡Filmemos en México!” Deakins: Uno puede hablar mucho, pero al final uno tiene que decir, “No, no hay nada más que podamos hacer. Está en el guion”.

¿Fue difícil rodar en sitios con poca luz, como la escena del túnel?

Deakins: Fue una pesadilla. Interminab­les días de preparació­n, interminab­les noches despierto preguntánd­ome, “¿cómo demonios voy a hacer eso?”. Es parte de la diversión. Me encanta el reto. Lo que me encanta del cine es que está el reto intelectua­l, pero también el reto técnico que es mucho más metódico, ver cómo vas a hacer algo. Tuercas y tornillos. Me encanta la combinació­n de esas cosas. Una es artística, la otra práctica. Villeneuve: ¡Hay que darle un reto a este hombre! De lo contrario, se aburre.

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El director Denis Villeneuve, y el director de fotografía Roger Deakins, enfrentaro­n muchos retos técnicos y logísticos al filmar Sicario en la frontera entre México y Estados Unidos.
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La luz solar dura del desierto define la imagen del filme.

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