Nadie cede ni una pulgada
Opuesto Israel a una fuerza de paz internacional para estabilizar Jerusalén según una propuesta palestina Activistas palestinos incendian la tumba del Patriarca José, en Naplusa, lo que alienta el choque interreligioso
NACIONES UNIDAS - Israel se opuso ayer frontalmente a una petición de Palestina para desplegar en Jerusalén Este una fuerza internacional que se encargue de gestionar el acceso a la Explanada de las Mezquitas y de evitar la violencia como la que se ha visto allí en las últimas semanas.
“Déjenme dejarlo claro. Israel no aceptará ninguna presencia internacional en el Monte del Templo”, dijo usando el término judío para esa zona Danny Danon, el embajador israelí ante la ONU.
Según Danon, “cualquier intervención de ese tipo violaría el statu quo de décadas” y sería contraproducente.
El Gobierno de Israel expresó de este modo su total rechazo a la idea durante una reunión de urgencia convocada por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para analizar la escalada de violencia en Oriente Medio.
Palestina defendió la necesidad de que la comunidad internacional intervenga para detener la “agresión” israelí “contra el indefenso pueblo palestino y contra sus templos”, según dijo su representante ante la ONU, Riyad Mansur.
Por su parte, el presidente, Barack Obama, instó ayer a los líderes israelíes y palestinos a “rebajar la retórica” para calmar las tensiones en la región, y condenó la violencia “contra personas inocentes” que ha dejado más de una treintena de muertos en las últimas semanas.
“Creemos que es importante que el primer ministro (israelí, Benjamin) Netanyahu, los funcionarios israelíes electos y (el líder palestino, Mahmud) Abbas intenten rebajar la retórica que pueda alimentar la violencia o los malentendidos”, dijo Obama.
El recinto sagrado aloja la Mezquita de Al Aqsa, tercer lugar más sagrado para el Islam, y es conocido como Monte del Templo para el judaísmo, que lo considera su primer sitio santo por marcar el emplazamiento de los antiguos templos de Jerusalén.
El punto se ha convertido en en el epicentro de las tensiones entre judíos y musulmanes, que ayer dejaron un balance de cinco palestinos muertos, un centenar de heridos y un soldado israelí apuñalado.
Además, durante la madrugada de ayer, un grupo de palestinos prendió fuego a la Tumba del Patriarca José, en Naplusa (Cisjordania), un ataque que fue condenado enérgicamente por la ONU. “Este incidente representa un episodio especialmente preocupante dada su dimensión religiosa”, dijo ante el Consejo el subsecretario general para Asuntos Políticos de la organización, Tayé-Brook Zerihoun.
Según las autoridades palestinas, ya no se puede confiar en Israel para mantener ese arreglo, por lo que de la tarea se debería encargar a una fuerza internacional.
El Gobierno israelí, mientras tanto, acusa al presidente palestino, Mahmud Abbas, y a otros líderes de “mentir” sobre la situación en ese área con el fin de “incitar” a la violencia.
Naciones Unidas llamó a todas las partes a proteger los lugares sagrados y a rechazar a los “extremistas que persiguen una agenda política” tratando de transformar un conflicto nacional en uno religioso.
“Si tienen éxito en estos intentos las consecuencias pueden ser catastróficas para israelíes y palestinos, con serias repercusiones en la region”, señaló Zerihoun.
Los miembros del Consejo coincidieron a la hora de señalar la peligrosidad del actual brote de violencia y estudiarán un borrador de declaración presentado por Francia para hacer un llamamiento a la calma y garantizar el mantenimiento del statu quo en la Explanada de las Mezquitas.
La ONU, mientras, insistió en que la actual crisis no se puede resolver a través de medidas de seguridad y consideró que la ocupación israelí y las cada vez menores perspectivas de un Estado palestino han contribuido a la situación.
“Han transformado el enfado palestino en pura rabia”, aseguró Zerihoun, señalando que a ello también contribuyen la crisis económica en Palestina, las pocas perspectivas de futuro para los jóvenes y la continuidad de la política israelí de asentamientos.