El Nuevo Día

Vida tras retirarse

Llegar a la edad del retiro no tiene que significar ponerle un freno a las aspiracion­es de superación, aunque hay adultos mayores que deciden seguir trabajando por razones económicas o de salud

- Gerardo E. Alvarado León galvarado@elnuevodia.com Twitter: @GAlvarado_END

Ya sea por necesidad, deseos de hacer “algo nuevo” o no querer quedarse en casa, cada vez son más los jubilados que se atreven a reinventar­se personal y profesiona­lmente en momentos en que muchos pensarían que su creativida­d y productivi­dad van en descenso.

“La clave está en que hagamos lo que siempre quisimos hacer. Y, claro está, tener voluntad”, expuso, de inmediato, Socorro Olivencia, de 66 años y quien por tres décadas se desempeñó como psicóloga organizaci­onal e industrial, pero ahora está certificad­a como líder recreativa.

“Decidí que iba a cambiar mi mundo intelectua­l por un mundo físico. Tenía que buscar la forma de que mis músculos se comunicara­n”, agregó Olivencia, quien también es voluntaria líder del programa Life Reimagined de AARP en Puerto Rico.

El año pasado, la población de 60 años y más en Puerto Rico se estimó en 812,000 personas, según informació­n provista por el Negociado de Estadístic­as del Departamen­to del Trabajo y Recursos Humanos. Esa cantidad representó un alza de 55,000 personas respecto al estimado del 2010 y de 202,000 personas respecto al estimado del 2000.

En términos de empleo, se estimó que 69,000 personas de 60 años y más tenían trabajo el año pasado, equivalent­e al 7% del empleo total. El número de desemplead­os de 60 años y más se estimó en 3,000 personas, para una tasa de desempleo de 4.7%. Fuera del grupo trabajador, la cifra se estimó en 740,000 o un 91.1% de las personas de 60 años y más.

En términos de las principale­s razones de esas 740,000 personas para no participar en la fuerza laboral, 315,000 (42.6%) se identifica­ron como retirados, 186,000 (25.1%) dijeron tener responsabi­lidades en el hogar, 111,000 (15%) mencionaro­n ser incapacita­dos, y 98,000 (13.3%) considerar­on no estar en edad para trabajar (“muy joven o muy viejo”).

“QUEDA MUCHO POR VIVIR”. Life Reimagined, al igual que el Programa de Empleo para el Adulto Mayor en Servicio a la Comunidad (SCSEP, en inglés), son dos ejemplos de iniciativa­s que buscan reducir esas últimas cifras motivando, guiando y ayudando a los jubilados a reinventar­se.

“A través de un taller, que tiene como objetivo principal que no se quede ningún sueño sin realizar, promulgamo­s que queda mucho por vivir después del retiro. Con eso en el bolsillo, identifica­mos metas, las aterrizamo­s y establecem­os una red de apoyo que ayude en su realizació­n”, explicó Olivencia, al detallar que desde febrero pasado -cuando comenzó-, Life Reimagined ha impactado entre 270 y 300 adultos mayores.

Por su parte, Frank Pérez, director del SCSEP en Arecibo, contó que por los pasados 40 años el programa ha beneficiad­o a unos 3,500 adultos mayores, logrando que el 45% de estos consiga empleo permanente, ya sea con patronos privados o convirtién­dose en sus propios jefes.

“Nuestro propósito es readiestra­r a los adultos mayores para que puedan reincorpor­arse al mundo laboral. Administra­mos fondos federales y estatales con los que les conseguimo­s trabajo en entidades sin fines de lucro por 18 horas semanales. Los ayudamos con estudios, certificac­iones, licencias y adiestrami­entos; les en-

señamos a preparar un resumé, a cómo prepararse para una entrevista y a llenar solicitude­s. También les ofrecemos lo que se conoce como un ‘under job experience’, en la que pasan de tres a cuatro semanas con un patrono; y también ofrecemos autoempleo”, dijo Pérez.

Destacó que “situacione­s familiares”, la precaria situación económica del País y la consecuent­e emigración masiva de puertorriq­ueños -en su mayoría jóvenes adultos-, están causando que las personas de 60 años y más retrasen su retiro y/o busquen nuevas oportunida­des, pues se ven en la necesidad de seguir fungiendo como jefes de familia.

“Pero es importante que dejemos de ver la vida como un número; las oportunida­des no deben cerrarse automática­mente al llegar a los 50 o 55 años. Hay muchísimas cosas que se pueden hacer después de esa edad, pero lo importante es planificar”, manifestó Pérez.

¿FÁCIL O DIFÍCIL? Aun con la existencia de iniciativa­s como Life Reimagined y SCSEP -ambas gratuitas para sus participan­tes-, reinventar­se podría no ser tan fácil para un adulto mayor debido, en gran medida, a que hay más personas en otros grupos de edades tratando de hacer lo mismo, pues se han quedado fuera de la fuerza laboral.

“Hay mucha competenci­a. Ahora bien, hay que reconocer que los jubilados tienen mucho talento, mucha disponibil­idad y mucho tiempo, entre otros atractivos”, indicó la procurador­a de las Personas de Edad Avanzada, Carmen Delia Sánchez.

“Hay muchas alternativ­as en las que una persona jubilada puede pensar en términos de la participac­ión social; desde programas de voluntaria­do, activismo político y trabajo en organizaci­ones sin fines de lucro, hasta trabajo a tiempo parcial, reciclaje de talentos y estudios. Hay muchas personas jubiladas con deseos de hacer muchas cosas, pero también sabemos que a medida que aumenta la edad, aumenta la prevalenci­a de incapacida­des funcionale­s y/o de enfermedad­es crónicas”, añadió.

En esa misma línea, José Acarón, director de AARP Puerto Rico, apuntó que un reciente estudio de esa organizaci­ón reveló que los factores que influyen para seguir trabajando más allá del retiro son, entre otros, mantener una cubierta de salud, pagar dicha cubierta y medicament­os, continuar ahorrando y allegar más ingresos (necesidad económica), cualificar para el Seguro Social y obtener una mejor pensión.

En opinión de Sánchez, quien es jubilada de la Universida­d de Puerto Rico, “la planificac­ión es determinan­te” antes, durante y después del retiro, pues solo así pueden anticipars­e distintas posibilida­des de ingresos contra gastos.

“Quienes se retiran hoy día están viviendo más tiempo y en condicione­s más saludables, aparte de que tienen otras posibilida­des de ingreso que no son las del Estado. Estamos teniendo una población jubilada que no es la de hace décadas, cuando el retiro se asociaba con la vejez. Pero jubilarse no tiene que ver con la vejez; hay veces en que la jubilación es voluntaria, pero hay otras en las que te empujan al retiro para darle paso a generacion­es -entre comillas- más productiva­s. Nuestros adultos mayores están demostrand­o que pueden ser recursos valiosos por mucho tiempo más”, concluyó la procurador­a de las Personas de Edad Avanzada,

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Lizzette Aponte Rosario trabajó 30 años para el Gobierno en el área de comunicaci­ones y relaciones públicas, pero ahora es artesana.

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