Sufre el bolsillo por aumentos
El DACO asegura que los precios están estables pese a las continuas alzas que han sido decretadas
Por un lado la lista parece ser larga: aumentos en el agua, el café, los medicamentos, el tributo al consumo, etcétera. Por el otro, el Índice de Precios al Consumidor no muestra cambios significativos en los meses o años recientes que reflejen ese encarecimiento.
Es decir, mientras aumenta lo que se paga en las cajas registradoras, el principal indicador que mide el encarecimiento de los bienes y servicios, no lo refleja.
De hecho, el indicador lo que muestra es una deflación de 0.3% para el año fiscal que terminó en junio de 2015. Esto es, como si los precios, en general, estuvieran bajando. Gran parte de esa baja decimal que refleja la estadística responde a la caída en el precio del petróleo y sus productos derivados.
Hace apenas un año, un barril de crudo costaba más de $100 en el mercado internacional. Hace dos semanas, el precio no alcanzaba los $50, de acuerdo con cifras de la Administración de Información Energética de los Estados Unidos (EIA, por sus siglas en inglés).
La baja en el combustible es un factor de suma importancia que influye casi directamente en los precios. El petróleo y sus derivados son esenciales para la producción energética, el transporte e inclusive para la elaboración misma de los artículos a la venta, explicó el economista José Alameda.
Aún con esta reducción dramática que influye en los precios, en algunos renglones se pueden apreciar la percepción general de alza en los precios y se evidencian parte de profundos cambios económicos que atraviesa Puerto Rico en momentos en que la incertidumbre y la presión fiscal matiza gran parte de las decisiones del Gobierno y los distintos sectores industriales.
Por ejemplo, el costo de los medicamentos mostró un alza de 10.2% en el último año fiscal, admitió el secretario del Departamento de Asuntos del Consumidor (DACO), Nery Adames. Del mismo modo, los precios por el cuidado médico aumentaron en 3.7%, los alimentos y bebidas en 2.2%, y la educación en 1.6%.
En el caso de los medicamentos, 41 de estos aumentos fueron aprobados por el DACO, en parte, ante la posibilidad de que las empresas farmacéuticas retiraran del mercado boricua los productos, dejando a los pacientes sin tratamiento.
El problema es que todo esto ocurre en momentos en que el poder adquisitivo de las familias en Puerto Rico sigue esfumándose. De hecho, según estadísticas del Departamento del Trabajo y Recursos Humanos (DTRH), desde el 2007 el poder de compra de los boricuas ha caído en 15%. Es decir, ahora tienen 15 centavos menos por cada dólar que tenían en el 2007.
“Es un empobrecimiento que siente la gente en la calle”, expresó el abogado y analista Domingo Emanuelli, al cuestionar los esfuerzos del Gobierno para proteger a los consumidores en Puerto Rico.
“La baja en el precio del petróleo puede crear una distorsión. Por eso en EE.UU. se hace el índice (de precios) con lo energético y sin lo energético que incluye el combustible y el petróleo). La baja en el petróleo hace que el índice baje un montón”, dijo el economista.
Además, en el análisis de los precios no se toma en cuenta el impacto en caja del llamado Impuesto sobre las Ventas y Uso (IVU) agrandado. Este gravamen aumentó de 7% a 11.5% a principios de julio. Precisamente esa es una de las alzas más significativas en los desembolsos de los consumidores que alimentan la percepción, opinó Alameda.
NO HAY ALZAS. El secretario del DACO, sin embargo, ve el asunto desde otra perspectiva. Su principal argumento es que el Índice de Precios al Consumidor lo que refleja es estabilidad en los precios en los últimos años, pese a los vaticinios de aumentos durante la discusión de alzas en impuestos en los últimos años.
“Por más que se esfuerzan en decir que todo iba a causar un alza eso no ocurre... la verdad es que la inflación ha sido bastante baja y los precios no están aumentando”, dijo Adames.
El funcionario resaltó que el Índice para el último año fiscal fue de -0.3%, lo que refleja una baja en los precios en Puerto Rico.
Aunque Adames admite que la reducción drástica en los precios del petróleo a nivel internacional es un factor importante, alegó que lo que se ha experimentado es una estabilización en los precios.
En el caso del aumento al IVU, explicó, lo que se ha experimentado es un aumento o ajuste temporero en los precios, lo que no implica una inflación porque no se trata de un fenómeno de alza constante.
El Índice puede reflejar el efecto del IVU en el costo agregado de un producto o servicio, pero no toma en cuenta el impacto a los consumidores en las cajas registradoras. Esto porque la encuesta de precios que hace el Departamento del Trabajo y Recursos
Humanos (DTRH) toma en cuenta la cifra marcada en las góndolas, por lo que no se suma el impacto del tributo.
Por otro lado, Alameda recordó que apenas se ha sentido el efecto de la extensión del IVU a las transacciones entre negocios (también conocido como “business to business” o B2B). Este tributo, que comenzó este mes, impone un gravamen de 4% a una amplia gama de transacciones que hasta hace poco estaban exentas. De acuerdo con el economista, los ajustes en precios que traerá esta expansión del tributo todavía están por reflejarse por completo en las góndolas.
LA LLEGADA DEL IVA. Del mismo modo, en abril del próximo año se cambiará el IVU por un Impuesto al Valor Añadido (IVA), extendiendo así los cambios tributarios aprobados por el Gobierno en los últimos años para combatir los efectos en el fisco de la depresión económica que se vive desde el 2006.
“Para analizar bien el asunto hay que mirar esto por sector. Hay unos sectores que tienen mayor impacto que otros en la economía. El petróleo, por ejemplo, tiene un gran impacto”, dijo Alameda al precisar que en otras ocasiones el impacto de un alza de precios se puede apreciar desde un punto de vista más social que económico. “Cada artículo tiene un peso relativo en la economía... Para mí, las medicinas es uno de los renglones que han aumentado un montón, aunque aquí (en Puerto Rico) mucho de esto es absorbido por los planes médicos que cubren medicamentos, pero no deja de verse en los deducibles y probablemente en las primas”, añadió Alameda.
Emanuelli, por su parte, afirmó que el problema con los medicamentos es que el Gobierno perdió la facultad de negociar y comprar los fármacos directamente a las empresas manufactureras. Esto, explicó, ha hecho que el Estado pierda facultades sobre los inventarios y los precios.
“Esto es un momento difícil económicamente. Muchos ven el aumento porque no hay los volúmenes de antes en las ventas y muchos comerciantes tienen que subir precios para mantener sus operaciones. El Gobierno puede controlar esto en algunas industrias. Es cuestión de voluntad”, afirmó Emanuelli, al recordar la reciente controversia en la industria del café como un evento en que el Gobierno no logró alcanzar consensos.
En torno a este asunto, Adames indicó que, contrario a lo denunciado públicamente, el café no ha subido de precio.
La otra queja. según los caficultores puertorriqueños, es que la nueva orden de precios da preferencia al café del extranjero sobre el boricua al provocar que el producto importado sea más barato que el cosechado en la Isla.
Adames ha negado esto, afirmando que el nuevo esquema de precios asegura la permanencia de la industria del café en la Isla. Sobre los precios, indicó que “estamos viendo los precios frecuentemente y no ha registrado aumentos”. Ese análisis, indicó el secretario, se hace recopilando información sobre los precios en las góndolas en las distintas regiones del País.