El Nuevo Día

Breve su trayectori­a en la Isla

El general John Rutter Brooke llegó a Puerto Rico seis días después de la invasión de 1898, fue gobernador y se marchó antes del fin de ese año Rut N. Tellado Domenech

- rtellado@elnuevodia.com Twitter: @rut_tellado

A finales de julio de 1898, del puerto de Newport News, en el estado de Virginia, zarpó una expedición compuesta por 5,300 soldados estadounid­enses y casi 200 oficiales rumbo a Puerto Rico. La expedición, compuesta por seis embarcacio­nes, era liderada por quien más tarde sería el primer gobernador de la Isla bajo la dominación de Estados Unidos: el general John Rutter Brooke.

En el barco más grande, el Saint Louis, viajaban varios puertorriq­ueños que pertenecía­n a The Puertorric­an Commission, que era un grupo de voluntario­s que acompañó al Ejército de Estados Unidos durante la invasión.

Cuando la expedición arribó a Guánica, Brooke se enteró de que el general Nelson Miles, quien dirigía la campaña militar de la invasión estadounid­ense de Puerto Rico, se encontraba en Ponce, por lo que sigue de largo, por mar, hasta dicha ciudad. Allí, Brooke recibió órdenes de capturar el puerto de Arroyo.

Los miembros de The Puertorric­an Commission desembarca­ron en la Perla del Sur, pero el yate cañonero Gloucester y el cañonero Wasp, embarcacio­nes que habían participad­o del desembarco de Guánica, partieron rumbo al puerto de Arroyo. Allí el teniente Richard Wainwright, que capitaneab­a el Gloucester, desembarcó y habló con el capitán de puerto, José Casanovas, con el alcalde de Arroyo, José María Padilla; el juez José García Salinas y el párroco

Baldomero Montanera, para pedirles la rendición del lugar.

De acuerdo con la página cibernétic­a “1898 La Guerra Hispano Americana en Puerto Rico”, de los historiado­res Luis Iriarte Rota y Denise Quiñones Díaz, “como estos últimos entran en discusión sobre si rendirse o no, Wainwright los amenaza con bombardear el pueblo. Todos acceden a rendirse excepto el capitán de puerto, un oficial de la Marina española retirado, quien es arrestado y enviado al Gloucester. Por la tarde será puesto en libertada al dar su palabra de honor, bajo amenazas, de mantenerse al margen de los acontecimi­entos”. Ese mismo día, se iza la bandera de Estados Unidos en la costa de Arroyo.

Luego, el Wasp regresa a Ponce para informar de la toma de Arroyo, mientras que el Gloucester permanece en el puerto de este último pueblo.

Al día siguiente llegó a Arroyo, procedente de Ponce, el general Brooke a bordo del Saint Louis. Ante el temor de que se repitiera una incursión del capitán Salvador Acha y 40 hombres de la 5ta guerrilla volante, que resultó en tiroteos que no dejaron ningún herido, el Gloucester disparó sus cañones hacia la zona que separa a Arroyo de Guayama.

EN RUTA A LA GOBERNACIÓ­N. Un mes después de la toma de Arroyo, al general Brooke le tocó ser parte de la comisión conjunta a cargo de la entrega de la Isla a Estados Unidos y la evacuación de las tropas de España. Dicha comisión se activó luego de que ambos países firmaran el Protocolo de Paz que ponía fin a la Guerra Hispanoame­ricana.

El general Ricardo Ortega, gobernador militar de San Juan, presidió la delegación española de la comisión conjunta, mientras que al general Brooke le tocó hacer lo propio con la delegación estadounid­ense.

La entrega y evacuación de la Isla por parte de España quedó concluida el 18 de octubre, cuando el capitán

Ángel Rivero Méndez hizo entrega del Castillo San Cristóbal, en San Juan, al capitán Henry A. Reed. Este fue el último acto oficial realizado por un miembro del ejército español en Puerto Rico, de acuerdo con la página web de Iriarte Rota y Quiñones Díaz.

Ese mismo día, Brooke toma posesión como el primer gobernador militar de Puerto Rico bajo el dominio de Estados Unidos, tras ser nombrado por el presidente William McKinley.

En ese puesto duró muy poco, ya que el 6 de diciembre de 1898 entrega el mando al general Guy V. Henry, para luego asumir el cargo de gobernador militar de Cuba. En ese corto periodo, mantuvo el gobierno autonómico que se había establecid­o en la Isla antes de la invasión, con pocos cambios. Ese gobierno autonómico proveía autonomía administra­tiva a Puerto Rico, y disponía que esta sería gobernado por un gobernador general y un parlamento compuesto de dos cámaras.

Brooke se retiró del Ejército en 1902, a la edad de 64 años, con el grado de Mayor General.

Murió en Pensilvani­a, su estado natal, en septiembre de 1926.

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John Rutter Brooke participó del desembarco en Arroyo.

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