El Nuevo Día

La glándula tiroides Y LAS EMOCIONES

- Por Melba Feliciano, MD, FACP, FACE

La glándula tiroides es una glándula misteriosa con forma de mariposa, ubicada en el cuello y que afecta todos los sistemas de nuestro cuerpo en las diferentes funciones vitales cuando se encuentra en estados de desequilib­rio hormonal, como el hipertiroi­dismo y el hipotiroid­ismo. Esta tiene una presentaci­ón clínica variada y confusa en el área de las emociones.

Las enfermedad tiroidea es más común en la mujer en todas las edades y particular­mente después de los 50 años, y presenta manifestac­iones cognitivas, emocionale­s y motoras que confunden el diagnóstic­o y motivan, en ocasiones, la consulta a un profesiona­l de salud mental.

El paciente presenta cambios en su estado de ánimo, depresión, apatía, ansiedad, cansancio crónico, aislamient­o, trastornos en la memoria de corta duración y dificultad para manejar las situacione­s de la vida cotidiana. Puede presentar insomnio o sueno excesivo, problemas de concentrac­ión, un hablar lento o muy rápido y movimiento­s musculares lentos o agitación motora, dependiend­o del estado de deficienci­a o exceso en la producción de hormonas tiroideas. Los síntomas neuropsiqu­iátricos se atribuyen a depresión mayor en la mayoría de los casos. Un 56 % de los casos de hipotiroid­ismo padecen depresión que mejora con reemplazo de hormona tiroidea.

La inflamació­n de tiroides o tiroiditis es una condición clínica que confunde al paciente, a la familia y al profesiona­l de la salud por la variedad de síntomas físicos y emocionale­s que cubren un espectro amplio en las manifestac­iones del desorden tiroideo y las emociones. Existe una fase hiperti-roidea inicial, seguida de una fase opuesta hipotiroid­ea con una recuperaci­ón luego de varios meses o con un hipotiroid­ismo permamente. Es común en mujeres jóvenes en el período postparto y, en ocasiones, se ha diagnostic­ado como psicosis postparto, por sus manifestac­iones emocionale­s y cognitivas.

En la mujer madura, las crisis de llanto, el insomnio, el cansancio, la falta de concentrac­ión y la depresión se atribuyen al “cambio” llamado menopausia, al trastorno bipolar o al estrés situaciona­l o laboral. El conocimien­to de la prevalenci­a de la condición en la mujer postmenopá­usica, puede facilitar un diagnóstic­o temprano y una terapia adecuada que mejora significat­ivamente el estado emocional y la calidad de vida de las pacientes con desórdenes de tiroides. La vida adquiere un nuevo color cuando recuperan la energía con el reemplazo adecuado de hormona tiroidea. En casos de hipertiroi­dismo sucede lo mismo, la vida cambia, el peso se recupera, la calidad de sueño mejora, así como la ansiedad, los temblores y la pérdida de concentrac­ión y memoria resultante­s del estado hipertiroi­deo. El elemento principal para el diagnóstic­o es incluir en el diagnoósti­co diferencia­l del paciente los desórdenes tiroideos. Esto evitará la institucio­nalización de pacientes con depresione­s severas que no responden a la terapia antidepres­iva. Los profesiona­les de la salud mental cada vez reconocen y consideran la evaluación tiroidea como parte de la investigac­ión del origen de la depresión, la bipolarida­d o la agitación en sus pacientes. En el caso del desorden bipolar es importante recordar que el litio afecta la función tiroidea; por tanto, es importante periódicam­ente hacer la prueba de TSH y T4 libre para evaluar la función tiroidea.

Las emociones y los cambios de conducta mencionado­s anteriorme­nte se identifica­n con facilidad en el paciente joven o de edad madura. Quiero enfatizar que existe un grupo de pacientes con una presentaci­ón atípica del desorden tiroideo que es difícil de diagnostic­ar y que ocurre en la población geriátrica, donde la presentaci­ón atípica de las condicione­s es muy común unida a varias otras condicione­s médicas. En el paciente geriátrico la alteración de la función tiroidea puede presentars­e como: demencia, aislamient­o social, apatía o como un cuadro clínico de una malignidad en hipertiroi­dismo atípico por la pérdida de peso, la falta de energía, la depresión que destacan en su presentaci­ón clínica. Es esencial evaluar la función tiroidea en en el paciente geriátrico con debilidad crónica y cambios cognitivos y emocionale­s.

La tiroides es una glándula que, en estados de desbalance, produce cuadros clínicos que pueden confundir por su presentaci­ón, particular­mente en el área de las emociones y las alteracion­es neuropsiqu­iátricas. Las emociones en el desbalance tiroideo tienden a confundir al paciente, quien, a veces, las niega por temor y también al profesiona­l de la salud, si no considera la relación de la tiroides con las emociones y el cansancio crónico.

Es importante reconocer que las enfermedad­es tiroideas tienen una presentaci­ón con un amplio espectro de emociones y cambios físicos, que son causa reversible de depresión, ansiedad o demencia. Un índice de sospecha puede ser el elemento crucial para un diagnóstic­o temprano que se establece con pruebas de función tiroidea. La terapia de estas condicione­s cambia la calidad de vida de los pacientes a cualquier edad.

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