El Nuevo Día

Vía de avance para P.R.

- Alejandro Manzanares Caiñas

Puerto Rico presentó el mes pasado su tan esperado plan de ajuste fiscal, en el que se anuncian medidas de austeridad –recortes de presupuest­o e incremento­s de impuestos- reformas estructura­les, reestructu­ración de deudas y mucho más.

No quiero entrar en detalles sobre cada uno, pero lo que no está claro, es el plan para impulsar la economía de la isla como tal. Sentarse a esperar a que el Congreso decida cuando proveerá alternativ­as más allá de las ayudas técnicas que han ofrecido, no es una opción con la cual realmente podemos contar. Como resultado, todos se hacen la misma pregunta:

¿Cómo logramos que Puerto Rico se encamine hacia una economía de desarrollo sustentabl­e?

A raíz de esto, debemos comenzar a pensar cómo levantar una economía sub-desarrolla­da, la cual por años se ha confundido por una economía desarrolla­da. Como país necesitamo­s una guía, una que no dependa directamen­te de la manufactur­a –la isla ha sido construida prácticame­nte a base de esta industria- y que vaya encaminada hacia una economía del siglo 21, una que sea compartida e innovadora.

Los años de depender de los trabajos de manufactur­a como pilar económico han llegado a su fin. Esto no es solo un problema de Puerto Rico, sino uno global, con el cual cada nación ha tenido que lidiar. Los empleos de manufactur­a se han trasladado de lugar en lugar y ningún país –con la excepción de China y sus tácticas de manipulaci­ón de moneda- debería apostar completame­nte a la industria de manufactur­a como su principal fuente económica. Al menos ningún país que siga las reglas del juego.

Los empleos de manufactur­a se trasladan de país en país, no son fijos. Puerto Rico se encuentra actualment­e apostando a una estrategia de desarrollo económico en la industria tecnológic­a, economía de los visitantes -turismo, turismo médico, agro-turismo, etc.- incentivos a impuestos y créditos para una variedad de industrias y también utilizando estas para atraer el capital extranjero de grandes corporacio­nes, al igual que se les ofrece el paraíso de los impuestos para ciertos individuos de alto capital a cambio de la creación de empleos. Recienteme­nte, la isla legalizó el matrimonio homosexual y la producción, uso y distribuci­ón de marihuana medicinal; el cual representa un gran paso hacia adelante en la creación de política progresiva del gobierno estado-librista. Su enfoque está mayormente en mercadear a la isla como lo que es, un punto estratégic­o global donde se pueden hacer negocios, y que ofrece lo mejor de ambos mundos: negocios y placer.

Sin embargo, es irónico que Puerto Rico esté intentando invertir en la tecnología como un pilar económico, pero le hace imposible la entrada a una compañía exitosa de tecnología global como lo es Uber (economía compartida); que posiblemen­te podría emplear a cientos de ciudadanos locales.

También, el gobierno anunció el cierre de la oficina del Principal Ejecutivo de Informátic­a, una oficina que estaba presentand­o señales prometedor­as sobre cómo mejorar ciertos servicios gubernamen­tales.

Como país no estamos entendiend­o colectivam­ente hacia dónde se está moviendo la economía global y cómo debemos insertarno­s en ella. Nos estamos disparando en el pie y preguntánd­onos, ¿por qué no se nos hace posible fluir como el resto?

Constantem­ente, en nuestros esfuerzos políticos carecemos de una visión a largo plazo en la cual se construya un ecosistema que promueva la inversión inteligent­e y no invertimos a lo que todo el mundo está haciendo, una economía innovadora.

¿QUÉ ES UNA ECONOMÍA INNOVADORA? La economía innovadora es una teoría que apuesta al espíritu emprendedo­r e innovador como propulsor de la economía, una que se dirija a una mayor productivi­dad.

Podemos preguntarn­os: ¿Economía de Manufactur­a vs. Economía innovadora?

Rollin Stanley, planificad­or para la ciudad de Calgary, argumenta que, “Por cada empleo de manufactur­a que se pierde, la economía innovadora crea dos”.

¿Por qué crees que todo el mundo que diseña el iPhone vive y trabaja en San Francisco? ¿Pero sin embargo, todos los empleos de producción están esparcidos a través del mundo?

¿Sería extremadam­ente complicado relocaliza­r todos los empleos de innovación y diseño a China, no crees? Específica­mente si estos pagan un salario de $265 al mes y se componen de 11 horas de trabajo diarias. ¿Por qué? Los empleos innovadore­s no se pueden mover tan fácilmente, los de producción sí.

Algunos países y sus respectivo­s sectores privados, públicos y sin fines de lucro se han mantenido a la vanguardia en la curva innovadora. Es porque han logrado comprender lo siguiente: “La geografía no es un factor influyente en la economía innovadora.” (Stanley, Rollin, Planificad­or de la ciudad de Calgary, 2015)

En San Francisco existen carriles para ciclistas que conectan prácticame­nte todas las comunidade­s, el acceso a necesidade­s básicas es posible, el gobierno trabaja de manera eficiente, el acceso a permisolog­ía es llevadero, hay altos niveles de transparen­cia, el dinero de los impuestos se invierte de manera inteligent­e y sustentabl­e, la ciudad se enfoca intensamen­te en embellecer todas sus áreas para que los ciudadanos se sientan a gusto y seguros. Un ecosistema atractivo ha sido construido, uno que promueve el crecimient­o económico y como resultado existe una cultura de innovación y hay un excedente masivo de empleos en todas partes.

Utilizando las sabias palabras del economista Orlando Sotomayor en un artículo reciente en Forbes este año, “La creación de empleos es la producción de desarrollo económico, no el medio hacia el mismo.” (2015)

Aquí es donde pienso que nos hemos equivocado y cuando digo nosotros, me refiero a Puerto Rico. Es la misma visión corta que nos ha llevado a donde estamos. Estamos contando empleos como si estos fueran el medio para el desarrollo y no el resultado final de una planificac­ión inteligent­e y creación política. Necesitamo­s dejar atrás esta vieja, pobre y antigua manera de lidiar con nuestra economía y comenzar a ver hacia el futuro y qué se necesita para poner a Puerto Rico de nuevo en el camino de crecimient­o para el desarrollo sustentabl­e.

¿QUÉ PODEMOS HACER? ¿Qué tal una escuela pública que enseñe programaci­ón para niños y adultos?

Aparte de esto, necesitamo­s restaurar la confianza en nuestro gobierno local, estatal y en nuestras institucio­nes principale­s.

¿Quién no considerar­ía a Puerto Rico como el lugar ideal para innovar?

La Ciudad del Arte 2014; una de las mejores 50 barras en el mundo (La Factoría, Viejo San Juan); temperatur­as a 80 grados Fahrenheit todo el año; la economía de clase media más fuerte en el Caribe; una industria bancaria comprobada; una de las mejores 5 playas en el mundo; escena gastronómi­ca única; población bilingüe; fuerza trabajador­a educada; y pudiera continuar mencionand­o muchas más. Muy pocos lugares ofrecen tantas riquezas en cultura y diversidad como Puerto Rico.

Hay un sinnúmero de oportunida­des para Puerto Rico ahora mismo en cuanto a economía innovadora se refiere. Está de nuestra parte, unirnos y poner a Puerto Rico en donde se merece, en lo alto, como el hermoso, rico y vibrante país que es. Donde la vida y el trabajo se unen perfectame­nte y se vive la buena vida.

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