El Nuevo Día

La deuda que heredamos

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Más que económica, el partido de gobierno ha heredado una deuda mayor con Puerto Rico. La transparen­cia en el servicio público tiene un gran déficit; es otra deuda heredada. La magnitud de actos para recaudar fondos son prácticas heredadas que no nos podemos quitar de encima. Seguro que no podemos pagar la deuda con Puerto Rico de la manera que está estructura­da. Es una deuda moral que crea más daños que la deuda fiscal y económica.

Muchos vimos con mucha esperanza la llegada de un nuevo grupo de legislador­es de grandes promesas. Hoy son testigos de la herencia; el Capitolio y el Gobierno funcionan con un libreto. Para lograr mover alguna idea tienen que acudir a los medios sociales para dar a conocer sus ideas, pero no pueden hacer nada. Lo que heredamos los puertorriq­ueños: unas apariencia­s de los líderes en los medios sociales, pero una incapacida­d de ejecutar una obra por el bien del pueblo.

Muchos funcionari­os y políticos que hablan de la deuda que heredamos formaron parte de la siembra de las semillas. Muchos profesiona­les hoy aparecen en los medios como héroes de las teorías económicas, pero muchos regaron el abono para lo que tenemos hoy. La crisis que heredamos nos llega de las semillas que regamos. Y seguimos regando las mismas semillas.

Para crear líderes hoy día se necesitan millones de dólares. El pueblo no puede medir la eficiencia y depende de la pauta publicitar­ia para las imágenes. Se necesita maquillaje y un asistente para asesorar si el gabán, la corbata y el peinado están correctos antes que las cámaras den el ok. Y si no se puede dar el “show”, entonces a buscar en el banco de las excusas, el único banco que está sólido.

Hay que crear una nueva cultura de servicio público y comenzar a pagar la deuda con Puerto Rico. Estás invitado/a a una nueva convención con conversión; estoy seguro de que llenarán el vacío que queda en Puerto Rico.

Víctor M. Santiago

Cataño

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