Disidencia e incipiencia
Hasta dónde llegará la desesperación de los líderes prehistóricos del Partido Popular, es una interrogante entre todos los electores y seguidores de esa denominación política. Aparte de una carencia de visión y de entendimiento de la realidad político-social que vivimos, ahora también se han dado a la tarea de expresar su real naturaleza ultraderechista. Lamentablemente, han decidido hacerlo usando como portavoces a un “gatillo” y a un “gatillero”.
Un representante a la Cámara, cuyo desempeño en bienestar del pueblo de Puerto Rico y quien sólo sirve para cobrar dietas y pasear con tablilla gratis, se ha dado a la tarea de polarizar el Partido Popular y servir de gatillo. Un desconocido en las huestes de liderato funge como ahora como “poster boy” y amenaza con “no aspirar” si los “disidentes” aparecen en la papeleta. No sabe que le haría un gran favor, no sólo a los de su partido sino, a todo el pueblo de Puerto Rico.
Por otro lado, el secretario de la Gobernación, un pobre retoño del otrora “látigo” del Partido Popular, que sólo está ahí por la misma influencia que sostiene a “El Tigre”, se jacta de “gatillero” y aviva la llama de la división usando tontos inútiles, como el representante aludido, para atacar a los “disidentes”.
Estos paisanos que han imitado tanto a los anexionistas que ya parecen gemelos, no toleran a los que piensan de forma distinta y, viendo a Estados Unidos como su única salvación, arremeten contra los soberanistas tildándolos de antiamericanos, cuando realmente son “pro-puertorriqueños”.
Y es que no hay tal disidencia. Lo que hay es incipiencia. Es un comienzo o un surgimiento de la verdadera solución o consumación de la visión de Luis Muñoz Marín. Es la puerta abierta a la cual se refería cuando presentó y adoptó el Estado Libre Asociado por encima del partido. Pero los retrógrados que han prolongado su desaparición, no tienen espacio para un comienzo, pues son los responsables del fin que se avecina.