El ring: siempre un ataúd incubado...
Han pasado 35 años y aún pelea a golpe de tristeza en mi memoria la salida del ring en camilla del peso ligero Cleveland Denny, insconsciente, tras perder por nocaut técnico en el asalto 10, con el canadiense Gaetan Hart, en una de las preliminares del primer choque de Leonard y Durán, el Olympic Stadium de Montreal, el 20 de junio de 1980, en una velada celebrada bajo una lluvia tenue, pero persistente.
Denny, nacido en Guyana y residente en Canadá, combatió con valentía, pero recibió mucho castigo en la cabeza, muriendo 16 días más tarde, lo que fue noticia mientras estuvo en coma: al poco tiempo casi nadie se acordaba de él porque era aún un obrero del pugilismo rentado.
Por su parte, Hart, que cinco años antes había sido noqueado por Alfredo Escalera, aquí, en seis giros, en disputa del cetro superpluma del CMB, en poder de El Salsero, terminó su carrera con un récord de espanto: 57-31-4.
Traigo este pasaje a colación por la gravedad del puertorriqueño Prichard Colón, que combate contra la muerte con los guantes de su alma después de sufrir sangrado del cerebro al fracasar por descalificación ante Terrel Williams, quien le había tumbado dos veces en el noveno y repetidamente le había golpeado ilegalmente en la nuca, con solo un punto quitado por el referí Joe Cooper, de escasa calidad y natural de Virginia, de ahí que oficiara el pleito efectuado en Fairfax, una ciudad que no llega a los 25 mil habitantes.
Aunque Puerto Rico entero desea que Prichard sobreviva, al menos, es una realidad que el pugilismo es salvajismo en su máxima expresión, y que la propia TV premia con elogios a los gladiadores que se fajan como bestias, y pocas veces alaban a los esgrimistas, salvo a Mayweather por lo que significa en plata; y esto, obviamente, alimenta la morbosidad de los televidentes.
El siglo pasado, por ejemplo, murieron más de 600 peleadores, algunos sobre el cuadrilátero, y la mayoría al poco tiempo; siendo las del cubano Benny Kid Paret, el estadounidense Davey Moore, el galés Johnny Owens, el surcoreano Duk Koo Kim y el mexicano Francisco Bejines las más 'célebres', provocando llamados internacionales para la prohibición de fistiana, lo que jamás ocurrirá mientras exista la pobreza y el hambre de violencia del fanático...