La educación pública vs los políticos
La educación pública es una de las instancias preferidas de los políticos para proyectar su imagen electoralmente. Todos hablan de mejorar la educación pública, pero pocos la conocen a profundidad. El Proyecto del Senado 1456 que impulsa el presidente del Senado es un ejemplo claro de la demagogia electorera en la cual se desarrolla una campaña alrededor de las deficiencias de la escuela pública, negando los éxitos de la mayoría de los estudiantes y maestros.
Es más fácil proyectar el fracaso de la escuela pública y proyectarse como el “salvador” de la misma.
La principal mentira del PS 1456 es mercadearse como un proyecto de reforma educativa. La verdadera reforma educativa es un proceso constante que los maestros implantamos en la sala de clases atendiendo las necesidades académicas y humanas de los estudiantes, adaptando el currículo al mundo cambiante que los rodea, implantando nuevas estrategias pedagógicas, integrando la tecnología al proceso educativo, entre otras actividades educativas.
Los políticos identifican correctamente que hay un problema administrativo en el Departamento de Educación (DE) que impide que lleguen los fondos a las escuelas en materiales, equipos, servicio de internet, maestros nombrados a tiempo, entre otras necesidades.
Sin embargo, cuando tienen que canalizar soluciones, evitan pedirle cuentas a los administradores en todos los niveles del DE que son nombrados por el criterio político partidista y no investigan a las compañías privadas que se han lucrado de los miles de millones en fondos asignados a Educación.
La solución que proponen los políticos “defensores de los niños” es ampliar la entrega de escuelas públicas al sector privado y a los alcaldes. Es decir, la solución es entregar las escuelas al libre mercado y a una mayor politización en los municipios. Son políticos de ambos partidos principales que justifican el inversionismo político y el uso de las escuelas como balón electoral.
Han sembrado la expresión simplista de que “algo hay que hacer con la educación.” La verdad es que la educación pública se reforma despolitizando las estructuras administrativas, asignando los fondos a las escuelas (no a entidades privadas y alcaldes) e implantando la autonomía escolar en la que el director escolar, los maestros y el Consejo Escolar (con representantes de toda la comunidad escolar) toman las decisiones democráticas para atender sus necesidades administrativas, fiscales y académicas.
El único obstáculo son los políticos que quieren seguir utilizando la educación con un fin electoral.