El Nuevo Día

La lucha contra el calentamie­nto global

Adrianna Quintero Con acento propio

- Directora de “La Onda Verde”

El año pasado se perfiló como el año más caluroso que se haya registrado, y el 2015 está en buenas vías de romper ese dudosament­e meritorio récord. El cambio climático ya está teniendo un impacto en todos los rincones del mundo, y Latinoamér­ica no es la excepción.

Hoy más que nunca, las tormentas y sequías extremas, el derretimie­nto de glaciares y la contaminac­ión han hecho estragos en la región. Las tormentas extremas, como el huracán Patricia, que arrasó en Puerto Vallarta, ponen vidas en peligro, causan daños a las propiedade­s y dejan a miles, incluso a los gobiernos, haciéndole­s frente a costosos esfuerzos de recuperaci­ón y a la pérdida de ingresos.

Durante el último año, los países de Latinoamér­ica han mostrado cada vez más su disposició­n para tomar medidas con respecto al cambio climático. Se están dando cuenta cada vez más de que aquellos países que actúan para luchar contra el cambio climático pueden producir beneficios reales para sus ciudadanos, creando empleos verdes, mejorando la salud al reducir la contaminac­ión y creando condicione­s económicas más equitativa­s.

En diciembre, el mundo se unirá para llegar a un acuerdo que frenará los efectos cataclísmi­cos del calentamie­nto global al que se enfrenta nuestro mundo, limitando a 2°C el aumento de la temperatur­a promedio de la superficie global. Para garantizar el éxito de la reunión, Perú, país anfitrión el año pasado de la Conferenci­a de las Partes (COP, por sus siglas en inglés) de las Naciones Unidas, y Francia, país anfitrión este año de las negociacio­nes de la COP (COP 21), han unido sus fuerzas para exhortar a los demás países a que se comprometa­n de forma ambiciosa en París.

Las negociacio­nes climáticas a realizarse en París en diciembre dependen de cuatro pilares clave: (1) un acuerdo global; (2) las promesas climáticas de los países (contribuci­ones previstas determinad­as a nivel nacional); (3) el financiami­ento para lograr que esto suceda, y (4) las medidas que tomen las autoridade­s locales y los agentes no estatales, como los grupos y empresas de la sociedad civil.

Los alcaldes de algunas de las ciudades más grandes de Latinoamér­ica ya se han unido al Compacto de Alcaldes, y se han comprometi­do a reducir emisiones en sus ciudades. El 80 por ciento de la población de Latinoamér­ica vive en ciudades, y los efectos combinados de las iniciativa­s a nivel urbano en Latinoamér­ica son inspirador­es. Los comercios, los agentes no estatales y las institucio­nes financiera­s también ofrecen su colaboraci­ón para lograr que se limite el aumento de la temperatur­a global a un máximo de 2°C.

Los países de todo el mundo deben presentar sus metas para ayudar a garantizar que se logre ese objetivo. Algunos han planteado propuestas auColombia mientras que otros no han hecho suficiente.

A continuaci­ón se encuentran las metas que se han trazado 14 países de Latinoamér­ica. Muchas de ellas pueden fortalecer­se, y dependerá de los activistas dentro del país y de muchos de nosotros -como latinoamer­icanos y ciudadanos del mundo- que se fomenten compromiso­s significat­ivos y se tenga la perseveran­cia necesaria para garantizar que la región logre una fuerte presencia en la COP de París y más allá de ella:

Así, Argentina se ha comprometi­do a lograr una reducción incondicio­nal de un 15 por ciento en sus emisiones de gases de efecto invernader­o para 2030;

Brasil promete reducir sus emisiones de gases de efecto invernader­o para 2025 en un 37 por ciento por debajo de los niveles de 2005, y en un 43 por ciento para 2030. Al tomar en cuenta el papel que juega Brasil como contribuid­or al calentamie­nto global, muchos opinan que el país debe ser más audaz, y abordar el tema de deforestac­ión para lograr límites mayores.

La meta de Chile es lograr una reducción incondicio­nal de un 30 por ciento en la intensidad de carbono para 2030.

se compromete a reducir en un 20 por ciento sus emisiones de gases de efecto invernader­o para 2030.

Costa Rica se ha comprometi­do a ser un país “carbono neutral” para 2021, una promesa impactante, a pesar de depender del apoyo económico externo.

República Dominicana se ha comprometi­do a lograr una meta de una reducción condiciona­l en sus emisiones de gases de efecto invernader­o para 2030 de un 25 por ciento por debajo de los niveles de 2010.

Guatemala ha prometido una reducción incondicio­nal de un 11.2 por ciento en sus emisiones de gases de efecto invernader­o para 2030, en comparació­n con el escenario tendencial previsto. Una reducción del 22.6 por ciento sería supeditada al apoyo técnico y financiero provenient­e del extranjero.

México promete una reducción incondicio­nal en sus emisiones de gases de efecto invernader­o de un 22 por ciento por debajo de los niveles tendencial­es, y reducir sus emisiones de carbono negro en un 51 por ciento para 2030. Aunque la meta de México es razonable, la perseveran­cia será un elemento fundamenta­l en este caso.

Honduras se ha comprometi­do a lodaces, grar una reducción de un 15 por ciento en sus emisiones de gases de efecto invernader­o para 2030, en comparació­n con el escenario tendencial previsto.

Paraguay promete una reducción incondicio­nal de un 10 por ciento en sus emisiones de gases de efecto invernader­o para 2030.

Perú se compromete a lograr una reducción incondicio­nal de un 20 por ciento en sus emisiones de gases de efecto invernader­o para 2030.

Uruguay se compromete a lograr una reducción incondicio­nal de un 10 por ciento en sus emisiones de gases de efecto invernader­o para 2030

Este es el momento para que todos los actores principale­s tomen medidas y formen un futuro sin amenazas climáticas para el pueblo de Latinoamér­ica. Abordar el tema del cambio climático conlleva mucho más que llevar la cuenta de las emisiones. Conlleva mejorar el transporte público, crear ciudades más saludables, garantizar comunidade­s resistente­s, estimular innovacion­es, aumentar empleos, proteger nuestros recursos naturales y enviarle el mensaje al resto del mundo de que Latinoamér­ica es una fuerza que ejerce acción, busca soluciones y merece respeto hoy y en años venideros.

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