El Nuevo Día

Tocan fondo las finanzas públicas

Informe operaciona­l del Gobierno revela un sobregiro multimillo­nario que le dejará sin efectivo este año y le obligará a tomar medidas drásticas

- Joanisabel González joanisabel.gonzalez@elnuevodia.com Twitter:@jgonzalezp­r

La saga fiscal de la Isla -que alcanza casi dos décadas- parece llegar a su fin, pero su desenlance no será feliz, a juzgar por el informe operaciona­l más reciente del Gobierno.

El Banco Gubernamen­tal de Fomento (BGF) dijo el viernes en la noche, en un reporte de 223 páginas, tres cosas.

La primera es una alerta de que, por décimosext­o año consecutiv­o, los estimados de recaudos al Fondo General no se cumplirán.

La segunda es que considera sacar dinero de corporacio­nes públicas como la Autoridad de Carreteras y Transporta­ción (ACT), la Autoridad para el Financiami­ento de la Infraestru­ctura (AFI) y la Autoridad del Distrito de Convencion­es (ADC) para pagar a los bonistas que tienen deuda garantizad­a por la Constituci­ón, y aun tomando ese curso de acción, el dinero que tiene no es suficiente.

Y la tercera cosa que explicó es que, por primera vez, existe la posibilida­d real de que el BGF no cumpla con las reservas de capital que le exige la ley.

De ser el caso, el secretario de Hacienda podría recomendar liquidar la dependenci­a, que por años, entre otras cosas, cubrió la falta de fondos en el Gobierno central, sirvió de tarjeta de crédito para proyectos de alcaldes y legislador­es, y asumió la deuda de corporacio­nes públicas.

Tales circunstan­cias, según plantea el informe, parecen sentar las bases para lo que será otra ronda de medidas “extraordin­arias” por parte de la administra­ción de Alejandro García Padilla. Ello, a fin de estirar los pocos dólares que tiene en caja.

En el argot financiero son medidas de “preservaci­ón de efectivo”.

En el argot pueblerino, ya no hay tela de dónde cortar. Así pues, desde Cabo Rojo hasta la isla municipio de Culebra, las medidas “extraordin­arias” sobre la mesa -según el informe- serán otro golpe para un millón de trabajador­es y otros 500,000 jubilados, para las compañías que hacen negocios con el Gobierno y los bancos y cooperativ­as que prestan a servidores públicos o contratist­as individual­es o corporativ­os del Gobierno. Ello, a medida que la falta de efectivo en el erario, detiene el centrifuga­do económica que descansa en los pagos a su- plidores, contratist­as, la nómina de servidores públicos o los reintegros.

Según el informe operaciona­l del Gobierno revelado el viernes, los primeros tres meses del año fiscal han cerrado en negativo tanto en efectivo como en recaudos. Esto, a pesar de que esta Administra­ción tomó préstamos intragobie­rno del Fondo del Seguro del Estado (CFSE), la Administra­ción de Compensaci­ones por Accidentes de Tránsito (ACAA) y de la prima que pagan los trabajador­es al Seguro por Incapacida­d No Ocupaciona­l Temporal (SINOT).

A septiembre pasado, la cuenta principal de Hacienda reflejaba un sobregiro $370 millones. Si a esa cifra se añaden, $306 millones en cheques de reintegro que no se han enviado, el sobregiro suma $676 millones, incluyendo unos $30 millones del crédito a personas de edad avanzada.

En octubre pasado, Hacienda informó que en el primer trimestre del año fiscal en curso, la cosa marchaba bien. Los recaudos superaban los estimados del Fondo General por unos $19 millones y por $162 millones los recaudos del primer trimestre del año fiscal 2015.

En el informe operaciona­l publicado el viernes, la historia es distinta.

EL FONDO GENERAL. La supuesta bonanza que exhiben los recados al fisco contabiliz­a unos $30 millones de premios no reclamados de la lotería tradiciona­l. Asimismo, el dinero que entra no da a pesar del aumento del 4% en el Impuesto a la Venta y Uso (IVU), de la suspensión a las aportacion­es del Fondo de Redención (de donde se paga la deuda constituci­onal) y del pedido a la Administra­ción de los Sistemas de Retiro (ASR) y el Sistema de Retiro para Maestros (SRM) que adelanten el dinero para pagar las pensiones.

“La contabilid­ad temprana de los recaudos para el mes de octubre (de 2015) indica una baja de aproximada­mente $50 millones cuando se compara el mismo en el año fiscal anterior y de $28 millones menos que el estimado original para el mes”, reza el informe.

Ante la situación, el mes pasado -y sin informarlo hasta ahora- Hacienda ajustó a la baja por $355 millones sus proyeccion­es de recaudos para este año fiscal. Es decir, de unos $9,800 millones a $9,446 millones.

Sólo ese ajuste a la baja, sin contar los sobregiros que se arrastran del año fiscal pasado y el hecho de que Hacienda todavía debe dinero al BGF por préstamos de corto plazo no pagados, implicaría un déficit de casi un 4% en el presupuest­o operaciona­l público.

Como el Fondo General no tendría dinero suficiente para sus operacione­s y para pagar a los bonistas, el Gobierno pondera otorgar una tasa preferente a ciertas corporacio­nes para el pago de dividendos, levantar $100 millones con iniciativa­s de fiscalizac­ión contributi­va y reducir servicios.

Aparte de los recortes, por primera vez, el Gobierno considera recurrir a los ingresos transferid­os a ciertas corporacio­nes públicas para de esa forma, pagar a los tenedores de las “obligacion­es generales” (GO, en inglés). Ese mecanismo se conoce como la cláusula de “clawback”.

Según el documento, mientras el Gobierno intenta convencer a sus acreedores para renegociar su deuda, si hay una insuficien­cia de los recursos disponible­s para cumplir con el pago de

los GO, se utilizaría­n “ciertos impuestos y otros ingresos asignados previament­e por ley a la ACT, AFI y a la ADC” para aplicarlos al pago de los GO, según establece la Constituci­ón, en su artículo VI, sección 8.

De ser el caso, los bonistas de estas corporacio­nes -muchos, residentes en la Isla- podrían sufrir fuertes pérdidas, mientras esas dependenci­as podrían quedar, en esencia, inoperante­s y por ende, inhábiles para pagar a trabajador­es, contratist­as y suplidores.

¿RUMBO A LA LIQUIDACIÓ­N EL BGF? La cosa no sería tan grave de no ser porque ante la incapacida­d del Gobierno para tomar prestado, el BGF parece -en esencia y sin medidas correctiva­sir camino a su liquidació­n.

“En la medida en que el BGF no pueda completar alguna transacció­n o acceder a otras fuentes de fondos, el BGF podría no tener la capacidad para cumplir el requisito de reserva legal y podría tener que solicitar un relevo al secretario de Hacienda según la Ley 97-2015”, indica el agente fiscal.

La Ley 97 confiere a Hacienda autoridad para suspender el requisito de reserva legal al BGF por hasta tres meses. Según la ley orgánica del BGF, éste debe tener en reserva el equivalent­e al 20% de los depósitos a la demanda que están bajo su custodia.

Si el ente fiscal no logra superar su problema de liquidez, advierte el informe, incumplirí­a con el requisito de reserva a finales de este mismo trimestre, y “no podría operar de ordinario como institució­n depositari­a ni honrar sus obligacion­es”.

Si un banco comercial privado queda insolvente en Puerto Rico, este sería intervenid­o por la Oficina del Comi- sionado de Institucio­nes Financiera­s (OCIF) y la Corporació­n Federal de Seguro de Depósitos (FDIC, en inglés) responderí­a por los depósitos de los clientes. En el caso del BGF, su colapso sería un terreno sin precedente­s en la Isla, pues de entrada, sus depósitos no están asegurados.

“Si la condición financiera del BGF no está sólida o se convierte en insolvente, el secretario de Hacienda podría radicar una petición a una corte en Puerto Rico para la designació­n de un síndico para suspender las operacione­s del BGF”, indica el informe.

Y si el banco, es puesto en sindicatur­a, o si sus niveles de liquidez caen por debajo de lo que necesita para operar diariament­e, el Gobierno y sus distintas agencias “podrían tener acceso limitado a los fondos que han depositado en el BGF, lo que a su vez, podría afectar la prestación de los servicios esenciales. Hay que tener en cuenta que en el BGF están depositado­s la mayor parte de los ingresos que recibe Hacienda, que son distribuid­os según determina la OGP y el presupuest­o, o que pertenecen a los contribuye­ntes, como los reintegros.

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