El Nuevo Día

A TODO VAPOR

Tras quince años de arduo trabajo, el trapiche de la Hacienda La Esperanza en Manatí vuelve a funcionar con su magia de antaño

- Texto Camile Roldán Soto● camilerold­an@gfrmedia.com Fotos Wanda Liz Vega

La literatura, las encicloped­ias, las películas y, por supuesto, los relatos de nuestros viejos son algunos de los medios con los que contamos para aprender sobre el pasado. Pero a veces las claves para entender cómo fueron las cosas están menos accesibles. Recobrar la memoria se convierte entonces en un ejercicio de voluntad.

Esta es la tarea que emprendió un equipo de ingenieros, agrónomos, consultore­s puertorriq­ueños y extranjero­s y empleados de Para la Naturaleza al poner en marcha un ambicioso proyecto que le devolvió la vida a un trapiche de vapor único en el mundo. Esta máquina, construida en el 1861, operó en la Hacienda La Esperanza de Manatí durante la segunda mitad del siglo 19. José Ramón Fernández Martínez, criollo de primera generación y uno de los hombres más poderosos de la política puertorriq­ueña de la época, trajo el trapiche a su propiedad para aumentar la producción de azúcar de 200 toneladas a 500 a 600 toneladas por zafra.

Fernández, conocido como el Marqués de la Esperanza, logró convertir a la central en una de las mayores productora­s del ingredient­e en la década de 1870.

Tras 15 años de trabajo, el equipo funciona nuevamente utilizando la fuerza del vapor que en aquella época fue un mecanismo clave para el desarrollo de proyectos durante la Revolución Industrial. El miércoles el trapiche será presentado a la prensa en un evento privado y el domingo, 15 de noviembre, se llevará a cabo una casa abierta gratuita para todo el público.

LA IMPORTANCI­A DE MIRAR AL PASADO

“Aunque nuestra misión es conservar las áreas naturales, nos parece importante rescatar también la huella humana que existe en ellas. Es la historia de cómo el ser humano interactuó con la naturaleza”, explica Francisco Lloveras, director ejecutivo de Para la Naturaleza respecto al valor de restaurar la máquina que de ahora en adelante formará parte de los recorridos educativos que realiza la organizaci­ón en la Hacienda.

Contar con este tipo de estructura, ícono de una época, permite integrar la historia y la cultura a la conservaci­ón de la naturaleza. La combinació­n ha sido muy exitosa en organizaci­ones dedicadas a la conservaci­ón en países como el Reino Unido, pues logra enlazar el aprecio por el medio ambiente con otros temas de interés para el público.

“Somos parte del ecosistema y entender nuestra interacció­n con él es importante”, senala Lloveras.

La restauraci­ón del trapiche para fines educativos y de exhibición era una meta de Para la Naturaleza desde la adquisició­n de los terenos de La Esperanza en 1975. En ese entonces la organizaci­ón sin fines de lucro presentó una propuesta a la Historic American Engineerin­g Record, cuyos miembros visitaron la Isla para documentar e inspeccion­ar la estructura. Luego elaboraron los planos necesarios para repararla.

1978 el trapiche forma parte del recinto histórico incluído en el Registro Nacional de Lugares Históricos del Servicio de Parques Nacionales del Departamen­to de lo interior de Estados Unidos. Se le considera una obra maestra de ingeniería con gran parecido al Watt's Steam Engine, una máquina de vapor de agua creada por James Watt, ingeniero mecánico e inventor escocés.

Antes de trabajar en el trapiche, Para la Naturaleza concluyó otros proyectos de restauraci­ón en zonas protegidas. Entre ellos, el faro de la reserva natural Las Cabezas de San Juan y la Hacienda Buena Vista en Ponce. Así es que durante dos décadas posteriore­s a su hallazgo las piezas de la maquinaria estuvieron guardadas en

un almacén.

“Se sabía que cuando hubieran los recursos este era un gran sueño que queríamos cumplir”, indica Lloveras.

En el 2000 la organizaci­ón comenzó a planificar la restauraci­ón que inició dos años más tarde. Esta tarea incluyó un proceso de investigac­ión muy amplio en el cual participar­on profesiona­les puertorriq­ueños y de otras partes del mundo para poder determinar detalles del funcionami­ento del trapiche que nadie conocía. Hubo que reparar y elaborar réplicas de piezas, llevar a cabo una limpieza completa, construir una caldera que cumpliera con los requisitos de seguridad de la actualidad, entre otros detalles.

“Había veces que nos preguntába­mos cómo lo hacemos porque no teníamos los datos exactos. Hubo que investigar mucho para determinar cosas por parecido con otras máquinas. Fue un reto completame­nte”, sostiene el ingeniero John Murphy, coordinado­r de facilidade­s de Para la Naturaleza, quien califica de “inexplicab­le y enriqueced­ora” la experienci­a de trabajar en el proyecto.

En el 2009 el equipo logró hacer funcionar la máquina utilizando un motor hidráulico. Sin embargo, el trabajo continuó para conseguir que la operación fuera a través de un mecanismo de vapor. Aunque lograrlo resultó un esfuerzo más difícil y costoso (estimado en $4 millones), cumplió con la visión de la organizaci­ón que es llevar a cabo restauraci­ones “de verdad” para que la experienci­a de recuperaci­ón sea “activa y total”, de acuerdo a Lloveras.

La construcci­ón de una caldera que cumple con todos los parámetros de seguridad fue uno de los últimos pasos del proceso. Operadores del London Museum of Water and Steam vinieron a Puerto Rico junto al ingeniero mecánico, doctor Cecil Huey, para inspeccion­ar la maquinaria y colaborar en esu primer encendido con la fuerza del vapor. Esto ocurrió en marzo de este año.

“No se sabía hasta el último momento si iba a funcionar. Fue una alegría muy grande para todos, algo hermoso”, Carlos Torres, superinten­dente de la región norte de Para la Naturaleza.

A partir del próximo domingo los visitantes a la hacienda también podrán disfrutar la experienci­a de conocer este recuerdo de hierro. Un legado que nos permite viajar hacia atrás en el tiempo para enseñarnos de diseño, ingeniería, historia y sustentabi­lidad.

“Aunque nuestra misión es conservar las áreas naturales, nos parece importante rescatar también la huella humana que existe en ellas. Es la historia de cómo el ser humano interactuó con la naturaleza”. Francisco Lloveras director ejecutivo de Para la Naturaleza

 ??  ??
 ??  ??
 ??  ?? La máquina, cuyos detalles se aprecian a la izquierda, está ubicada en los terrenos de la Hacienda La Esperanza en Manatí, que incluyen la casona restaurada (p.8).
La máquina, cuyos detalles se aprecian a la izquierda, está ubicada en los terrenos de la Hacienda La Esperanza en Manatí, que incluyen la casona restaurada (p.8).
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ?? Arriba, imágens de archivo de cómo lucía el trapiche previo al trabajo de restauraci­ón. Debajo imágenes actuales de la maquinaria.
Arriba, imágens de archivo de cómo lucía el trapiche previo al trabajo de restauraci­ón. Debajo imágenes actuales de la maquinaria.
 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Puerto Rico