MIRADA A MARVEL
La huella de su obra en la Isla
Hay personas que sin importar donde nacieron aprenden a amar tierras extrañas. Echan raíces en nuevos territorios y se ocupan de cuidar al máximo la tierra que los ha acogido.
Tal es el caso del arquitecto estadounidense Thomas Marvel, quien falleció el martes tras más de 50 años de carrera en Puerto Rico.
"Tom al igual que Henry Klumb, fue de esos arquitectos que llegaron aquí a trabajar y se quedaron, echaron raíces. Todo lo que él hacía era para contribuir a un mejor Puerto Rico, a mejores espacios urbanos sin importar si era un proyecto pequeño o enorme", así le describe .la arquitecta Pilarín Ferrer, presidenta del Colegio de Arquitectos de Puerto Rico. Ferrer, lamentó la pérdida de esta figura a quien además alude como un "caballero extraordinario”.
Según el Archivo de Arquitectura y Construcción de la Universidad de Puerto Rico Marvel llegó a la Isla en el 1959 invitado por la firma IBEC- propiedad de la familia Rockefellerpara trabajar en un proyecto en Fajardo que nunca se concretó.
Según el archivo, IBEC se instaló en Puerto Rico en 1954 para introducir un sistema de prefabricado en hormigón con los que se construyeron urbanizaciones como Altamesa, Las Lomas y Lomas Verdes. Tras el fracaso del proyecto en Fajardo, Marvel conoció a varios arquitectos establecidos en la Isla y decide permanecer en ella. El Estadio Juan Ramón Loubriel y la Casa Alcaldía de Bayamón, la Plaza de la Rogativa en el Viejo San Juan, el Paseo de Diego de Río Piedras, el Convento de las Carmelitas, los edificios de Educación y Ciencias Naturales del recinto riopedrense de la Universidad de Puerto Rico, el Centro Europa de Santurce, así como el Hipódromo El Comandante y varias residencias privadas forman parte de su legado.
Desde entonces se convirtió en un aliado tanto de su profesión como de la disciplina y sus instituciones. Ejemplo de esto es su trayectoria como profesor de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Puerto
“Todo lo que él hacía era para contribuir a un mejor Puerto Rico. No importaba si era un proyecto grande o pequeño. Siempre con sencillez”. Pilarín Ferrer Presidenta del CAAPR
Rico.
“Marvel quería poner siempre su granito de arena para que el entorno urbano en Puerto Rico mejorara, pero lo más que destacaba era su forma de ser. Lo caracterizaba la humildad, no había actitud a pesar de sus éxitos y logros. Tenía una familia hermosa. Era de verdad un caballero”, agregó Ferrer.
Por más de medio siglo, Marvel tuvo una práctica privada en Puerto Rico. Durante su carrera recibió numerosos reconocimientos como la incorporación del American Institute of Architects a su prestigioso “College of Fellows”, así como el Premio Henry Klumb del Colegio de Arquitectos de Puerto Rico.
A Marvel, quien tenía 80 años de edad al momento de su deceso, le sobreviven su esposa Lucilla y su hijo Jonathan Marvel, quien siguió sus pasos en el campo de la arquitectura y desde Nueva York apoyó a su padre en uno de sus últimos grandes proyectos: el diseño de la ampliación del hotel Condado Vanderbilt en San Juan.
“Es raro en la vida coincidir con un mito. En la mía coincidí con un arquitecto como pocos, educador innato y excelente ser humano. Ser que me mostró un amor absoluto por la arquitectura y sobre todo por el servicio a la sociedad que ésta debe brindar. De inigualable humildad que acrecentaba su grandeza y un poeta de la arquitectura que en esta tierra pudo dejarnos grandes versos construidos de profunda belleza. Le agradezco por lo aprendido y por ocupar un espacio privilegiado en mi educación”, expresó Christopher Castillo Cintrón, M.Arq., quien actualmente es el Coordinador del Departamento de Diseño de la Universidad de Puerto Rico en Carolina.
Ferrer agregó que tuvo la oportunidad de conocer a Marvel y a su esposa Lucila más allá de lo profesional como parte de un viaje a Barbados.
“Yo era secretaria general de la Federación Caribeña de Asociaciones de Arquitectos (FCAA) y Marvel era ponente en una de las sesiones de la reunión anual. En el tiempo libre pude mostrarles el Barbados que yo conocía y ambos fueron tan especiales, tan amables. Fue un disfrute", agregó Ferrer.
En las redes sociales, sus exalumnos, amigos y colegas se desbordaron en condolencias y anécdotas.