El Nuevo Día

Diabetes mellitus gestaciona­l:

definición, complicaci­ones y tratamient­o

- Por Yanira Marrero, MD

La diabetes mellitus gestaciona­l (DMG) es la presencia de glucosa o azúcar alta que se diagnostic­a por primera vez durante el embarazo. Esta condición se desarrolla cuando el páncreas no es capaz de producir suficiente insulina para mantener los niveles de azúcar normales y, por lo tanto, los niveles de glucosa aumentan. Alrededor del 2 al 10 % de las futuras mamás desarrolla­n esta enfermedad y el porcentaje es más alto entre las mujeres latinas.

Es importante reconocer esta condición lo antes posible para minimizar el riesgo de complicaci­ones en la madre y el bebé. Las posibles complicaci­ones son tener un bebé grande (más de 9 libras de peso), lo cual aumenta la propensida­d de daños en la madre o el bebé, o de cesáreas; preeclamps­ia o presión arterial alta en la madre durante el embarazo y/o riesgo de desarrolla­r diabetes mellitus tipo 2 en la madre años después del parto.

Las pruebas para diagnostic­ar diabetes gestaciona­l se llevan a cabo entre las 24 a las 28 semanas de embarazo, pero se pueden llevar a cabo antes si existen factores de riesgo como: obesidad, historial de diabetes gestaciona­l en embarazos previos, glucosa en la orina y/o historial familiar de diabetes. Hay varias pruebas para diagnostic­ar diabetes gestaciona­l, una de dos partes y una de una sola parte. En la prueba de dos partes primero se le da un jugo con 50 gramos de azúcar. Una hora después se miden los niveles de glucosa. Si el nivel está por encima de 130 a 140 mg/dL se debe realizar la segunda parte posteriorm­ente. Si los niveles son menores de 130 a 140 no se realizan más pruebas. En la segunda parte se hace una prueba oral de tolerancia a glucosa. En esta se mide el azúcar en ayunas, se le da a tomar a la paciente una bebida con 100 gramos de glucosa y se toman los niveles de azúcar a la hora, dos horas y tres horas después de la glucola. Se considera que la paciente tiene diabetes gestaciona­l si dos o más pruebas salen elevadas.

Después de hacer el diagnóstic­o se necesitan hacer cambios en la alimentaci­ón, aprender a revisarse los niveles de azúcar con un glucómetro y, en ciertas ocasiones, aprender a inyectarse insulina. Es importante referir a las pacientes a una dietista o nutricioni­sta para recomendac­iones.

Aproximada­mente, 15 % de las mujeres con diabetes gestaciona­l requieren insulina. Ciertos medicament­os orales, como los usados en pacientes con diabetes mellitus tipo 2, se pueden usar en mujeres embarazada­s. Estos pueden pasar de la madre al bebé a través de la placenta y aunque no parece que afecten al bebé, se desconocen sus efectos a largo plazo.

Después del embarazo, la mayoría de las mujeres presentan glucosas normales y no necesitan más insulina, pero las mujeres con historial de diabetes gestaciona­l tienen un riesgo aumentado de desarrolla­r esta condición en futuros embarazos y diabetes mellitus tipo 2. La Asociación Americana de Diabetes recomienda que se hagan pruebas para diabetes mellitus tipo 2 en las mujeres con historial de diabetes gestaciona­l a las seis semanas del parto y después, al menos cada 3 años. Mujeres con diabetes gestaciona­l después de los 45 años se deben revisar cada año.

 ??  ?? La autora es endocrinól­oga.
La autora es endocrinól­oga.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Puerto Rico